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"Dame pan y dime tonto"

por La Carta de la Bolsa Hace 9 años
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Mi abuela fue una de las pocas que sabía leer en mi pueblo. Quizá por eso, nunca dio un palo al agua. Se pasaba el día leyendo y aprovechaba mis estancias de vacaciones (cortas en aquella época: interno hasta los 14 años y Instituto y la Universidad a continuación), para preguntarme sobre lo que había leído: religión y cambios en los hábitos y costumbres, eran básicamente, sus grandes pilares de reflexión. El resto del tiempo, lo dedicaba a administrar sabiamente sus flacas pertenencias, sus pobres ingresos procedentes de un mínimo patrimonio agrícola y de las labores, peonadas, de su marido, mi abuelo. Corregía en las cosas del gasto y del ahorro a sus tres hijos con una frase irrefutable: un mete y un saca, un saca y un pon. O lo que es lo mismo, nunca puedes sacar de la hucha más de lo que metes. Me contaba mi abuela Salus (de Salustiana) los últimos cotilleos del pueblo y, con frecuencia, hablaba de fricciones en los matrimonios de fulano y mengana, con otra frase concluyente: dónde no hay harina, hay tremolina, que es algo así como las penas con pan son menos.

Donde no hay harina, todo se tremolina. Los problemas y riñas son más frecuentes en los hogares donde hay escasez. Refranes aleatorios:    Refrán pobreza – Donde no hay harina todo es mohína Donde no hay harina, todo es mohína. Se refiere a que la pobreza y falta de recursos causa problemas en el hogar.

Mi abuela vivió en la España del Refranero, esa que tanto odian algunos snob. Ya saben, esas persona que tratan de imitar o asociarse con otras personas de mayor rango social. Uno de los directores más demagogos de los que he tenido a lo largo de mis más de 35 años de periodista, acusaba a mis compañeros de incultos y poco puestos en las cosas de la Gramática cuando empleaban en sus artículos o reportajes, citas del Refranero español. Vaya por él parte de esta Carta de hoy.

Argumentaba mi abuela, digo, que otros personajes del pueblo hacían oídos sordos a las males artes del Alcalde, el Cura, el Maestro/a o la Guardia Civil con aquello de Dame pan y dime tonto (Burla de aquellos que se ríen de otros a los que mantienen, pues son en realidad los burlados ya que pagan sus risas con su hacienda. También se usa para criticar a aquellos a los que señaladas sus faltas, insisten en ellas sin corregirlas ni dudar por ello de seguir pidiendo los mismos beneficios que quienes no las tienen).

Muchos de ustedes se preguntarán el por qué de este recuerdo, siempre lleno de admiración, a mi abuela Salus. La respuesta es fácil: en una época de populismo desaforado, populismo que plantea hitos y metas imposibles, tanto en España como en gran parte de los países que conforman la Unión Europea, bueno es que las Autoridades dejen de poner piedras en el camino, palos en las ruedas de la recuperación.

Uno de los gérmenes de los movimientos populistas es el desempleo, que conduce al desánimo y a la desaprobación de los poderes políticos establecidos. Mejoren los niveles de empleo, atajen corruptelas y acorten desigualdades. Dame pan y dime tonto, porque donde hay harina no hay tremolina (o al revés). Las penas con pan y vino son menos.

Pongamos en marcha la maquinaria del empleo y la de la apuesta por la cultura, la competitividad y la innovación. Los movimientos populistas dejarán de ser lo que son ¿O y han han sido?


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