image

"Una rana en una olla hirviendo, una sociedad anestesiada..."

por La Carta de la Bolsa Hace 5 años
Valoración: image5.00
Tu Valoración:
* * * * *

"Tres años después, por acotar un espacio de tiempo, comprobamos cómo la sociedad española está, mayoritariamente, anestesiada y cómo la suma de minorías hacen tal ruido callejero y mediático, que parece que son los dueños de todo, de haciendas y cortijos, de ahorros y de activos, de bolsas y bolsillos. Una sociedad anestesiada que no se rebela contra los pactos políticos contra natura; que no descarga toda su ira contra los  'tuits' ofensivos de políticos nombrados a dedo por formaciones surgidas del odio a la derecha, cuando sí jalean las ofensas y corruptelas de sus contrincantes por tierra, mar y aire. Una sociedad, que los movimientos populistas la hacen más radical: caza al rico, al ahorrador y subsidios para todos. Una sociedad que mira para otra parte cuando le preguntan de dónde va a salir el dinero para que las promesas hechas por los populistas se hagan realidad. Una sociedad, que no reconoce que son promesas inviables..."

"Y, de nuevo, los flujos de inversión en España se han secado. Coincide el fenómeno, es cierto, con la situación en Turquía y otros emergentes, y el miedo a una caída, mas o menos fuertes, de Wall Street. Y así, la sociedad del Reino de España, muy anestesiada, se va muriendo lentamente como la rana que cito a continuación", me repite, tres años después, uno de mis gurus favoritos. "El fenómeno descrito empeora. Y no sólo en España. Italia, sin ir más lejos, está en el punto de mira", recalca.

"Una rana en una olla hirviendo, un brote de bambú que tarda en salir, una mariposa que lucha por salir de su crisálida... Todas estas parábolas sirven a Oliver Clerc como pretexto para hablar del ser humano. La primera fábula, que da nombre al libro, nos habla de una rana metida en un caldero y que, debido a la imperceptible subida de la temperatura, no se da cuenta de que la están cociendo. Esta historia le sirve al autor como punto de partida para advertirnos de los cambios que se van produciendo poco a poco a nuestro alrededor sin que nos demos cuenta, como la pérdida de valores en la sociedad occidental o la degeneración en las relaciones de pareja. Las otras seis fábulas que completan esta acertada recopilación, y que beben de los libros de autoayuda, las fábulas clásicas y el ensayo, tienen el mismo fin: hacernos ver, a través de pequeños relatos llenos de finura y delicadeza, grandes cuestiones sobre la condición humana...", repite

"O una sociedad anestesiada: Una sociedad anestesiada, una sociedad zombi, una sociedad que mira al cielo del Estado esperando el maná para subsistir, no es, precisamente, la mejor compañera de viaje en Bolsa, por mucho que nuestro Ibex quiera erguirse al modo del mercado índice del mundo. Vivimos en la época del subsidio para tapar bocas, acallar posibles algaradas...¿Hasta cuándo? El Gobierno actual, descorazonado por los resultados de las pasadas elecciones se aferra a los buenos indicadores económicos, pero el ruido de los populistas es tan fuerte que lo anula todo. Un ruido amplificado por los pactos con los arqueros socialistas. Y con los populistas, España seguirá pendiente del subsidio mucho tiempo más, aunque sea a costa de adelgazar otras partidas presupuestarias" añade el guru.

“¿Cómo pretender con estos mimbres  proyectar buenas operaciones en Bolsa o con productos relacionados con ella? La desconfianza sobre la evolución de la economía a raíz del puzzle y la fragmentación políticas va creciendo conforme pasan los días", indica.

"Los populistas han vuelto a desempolvar el lenguaje económico corriente y los subsidios son aplicados para estimular artificialmente el consumo o la producción de un bien o servicio. Son los mecanismos contrarios a los impuestos. Para las economistas “liberales” son mecanismos artificiales para modificar la asignación de recursos de la economía, a los que toman como perjudiciales para el normal desarrollo de la misma, ya que consideran que la asignación de recursos debe ser efectuada por el “mercado”, finaliza, no sin antes enviarme el siguiente enlace:

Jordi Tort ha escrito ¿Donde esta el problema? Empieza cuando instituciones como el FMI, Fondo Monetario Internacional se acogen al modelo neoliberal dejando de lados modelos que apuestan claramente por la redistribución de rentas, modelos sociales y solidarios. En realidad, el poder está concentrado allí donde está el capital, y todas las decisiones políticas afectan al desarrollo de las diferentes economías mundiales, y pasan de ser decisiones políticas a ser decisiones económicas tomadas por los que dominan el sistema.

El único modo desde el que se puede luchar contra ese sistema pasa por revertir de algún modo la redistribución del ingreso, pero no con medidas encaminadas a ofrecer subsidios a los que tienen menos. No podemos sólo cubrir las necesidades vitales de estos a cambio de que sigan estando marginados, o a cambios de integrarlos a un sistema económico que sigue promoviendo las desigualdades. ¿De qué sirven, por ejemplo, los subsidios agrarios, si las tierras siguen siendo de los mismos, y con esto sólo conseguimos solucionar el problema mientras dura ese subsidio? Los subsidios, lo único que buscan es aumentar la capacidad de demanda de los subsidiados, de este modo, a aumento de la capacidad de demanda, aumento de precios, por tanto lo único que conseguimos es equilibrar la situación en el mismo sitio, pero con un nivel de precio más alto, cosa que repercute directamente en un aumento de los beneficios de los que poseen el capital. ¿Podemos llamarle a eso redistribución de rentas? Además, la economía de subsidio aumenta el pillaje y la economía sumergida, ya que se busca el acceso a este tipo de subsidio para mejorar los niveles de renta, en lugares donde estos subsidios son de acceso habitual. Optar por una redistribución de propiedades entre aquellos que las trabajan puede ser una opción muchísimo más justa, sobretodo en la agricultura.

¿Existen otros sistemas que puedan garantizar la redistribución de rentas?


Compartir en Facebook Compartir en Tweeter Compartir en Meneame Compartir en Google+