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¿Qué oportunidades se nos pueden presentar con la tormenta política?

David Buckle, Fidelity
por CapitalBolsa Hace 5 años
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A lo largo de las últimas semanas se han producido numerosos acontecimientos políticos. Algunos han afectado a los mercados financieros, mientras que otros están copando titulares en la prensa financiera. Bajo estas líneas, expongo mi visión sobre tres grandes sucesos recientes y las oportunidades de inversión que presentan. Suceso 1: Italia La formación un gobierno de coalición antisistema en Italia hizo temblar a los mercados. Los partidos políticos ganadores se habían comprometido a celebrar un referéndum para preguntar a la población si Italia debería dejar de utilizar el euro, lo que supone, de facto, votar sobre la salida de la UE. El resultado fue un enorme movimiento negativo en el mercado italiano de bonos. En mi opinión, este movimiento fue mucho más allá del riesgo político en sí, teniendo en cuenta que: 1) el referéndum podría no celebrarse; 2) no está claro en absoluto que el electorado vaya a votar a favor de salir de la UE; y 3) incluso si Italia deja la UE, ¿cuánto más debería ampliarse el diferencial de sus bonos frente a los Bunds alemanes?

Para mí, el movimiento de los precios de los bonos italianos tuvo más que ver con el posicionamiento de los inversores que con el riesgo político. Puso de relieve la magnitud de la mentalidad actual de búsqueda de rendimientos de los inversores, que no pueden permitirse pérdidas del capital. Si el Banco Central Europeo (BCE) necesitaba pruebas del comportamiento anormal de los inversores en respuesta a los tipos de interés ultrabajos, las encontró.

Esta reacción negativa de los inversores ha generado oportunidades de inversión, pero la rapidez es importante: el tipo del bono italiano a dos años subió casi un 2% el día del anuncio de la coalición, pero desanduvo gran parte de este ascenso al día siguiente. Entretanto, el tipo del bono italiano a diez años superó la cota del 3%, pero a diferencia del tipo a dos años, sigue moviéndose en torno al 3% mientras escribo estas líneas. Cuando se cubre en dólares, eso se convierte en un 5,5%, lo que sale favorecido en la comparativa con muchos mercados emergentes. Creo que esta situación es atractiva.

La velocidad del movimiento de los rendimientos italianos me dice que los inversores institucionales profesionales tuvieron mucho que ver en el frenesí vendedor. Presumiblemente, tenían en cartera bonos italianos dentro de una cesta de países del euro. Sin lugar a dudas, eso supone una prueba más de la necesidad de contar con deuda emitida a escala europea si el euro quiere consolidar su papel como moneda de reserva.

Con mi proverbial optimismo, me pregunto si las críticas de la población de otro estado miembro a la UE como institución la acercarán a las reformas, sobre todo en lo referente a su flexibilidad. Quién sabe... si estas reformas se producen finalmente, se podría convencer incluso al Reino Unido para que volviera. Pero una guerra comercial en ciernes podría asfixiar este efecto beneficioso, lo que me lleva hasta el suceso nº 2.

Suceso 2: EE.UU., Canadá, Alemania, Francia, Italia, Reino Unido y Japón

Contemplar el desarrollo de la reunión del G-7 resultó fascinante. Mi opinión es que la ralentización del crecimiento económico potencial inevitablemente trae consigo proteccionismo, ya que aumentar la cuota de mercado se vuelve más importante.

La tristemente famosa foto de los líderes mundiales dirigiendo una mirada de desaprobación hacia un Donald Trump indignado me dijo que Trump podría ganar esta disputa comercial. El ingente tamaño de la economía interna estadounidense podría ser suficiente para dar a Trump la mano ganadora. Sin embargo, los ánimos están alterados, por lo que no resulta fácil imaginarse una solución rápida, y prueba de ello son las negociaciones del Brexit.

Las fricciones comerciales reducen la eficiencia económica, lo que rebaja el crecimiento económico potencial. Eso significa tipos de interés terminales más bajos y, por lo tanto, rendimientos más bajos en los bonos. A la vista de ello, los bonos del Tesoro de EE.UU. a diez años cotizando al 3% me parecen una buena compra. Ciertamente, me interesa tener bonos en mi cartera para compensar la exposición a renta variable. Dado que la bolsa está tan centrada en los beneficios empresariales, me preocupa que se encone la disputa comercial. Para los que únicamente invierten en renta variable, se podrían atenuar los riesgos con un sesgo hacia las empresas orientadas a sus mercados internos, preferiblemente las de pequeña capitalización.

Me decepcionó ver como el presidente Trump se retractaba del comunicado del G-7 nada más abandonar suelo canadiense. En la vida, en los negocios y en la política, fijamos un tiempo para negociar con nuestros socios y utilizamos este tiempo para alcanzar un acuerdo, generalmente con concesiones de todas las partes. Desdecirse después de las reuniones deja la diplomacia sin efecto, lo que me lleva al suceso nº 3.

Suceso 3: Corea del Norte

Como integrante de la sociedad global, acogí con satisfacción el inicio de las conversaciones entre EE.UU. y Corea del Norte. Me inquietó ver cómo el asunto se convertía en un circo mediático y espero que estos dos líderes tan poco ortodoxos no se dejen llevar.

No estoy seguro de que sus dos posibles desenlaces vayan a tener repercusiones sobre los mercados internacionales. EE.UU. parecía insistir en que el acuerdo pasaba por la desnuclearización completa de la península de Corea. Dado que eso beneficiaría a ambas partes, creo que se conseguirá ese objetivo. Entonces, la inversión natural sería vender francos suizos, pero el mercado ya ha descontado esta circunstancia: el franco suizo ha descendido tanto ahora como cuando el Banco Nacional de Suiza eliminó su tipo de cambio mínimo hace unos años. Tal vez vender oro sea una apuesta mejor.

En conclusión, mi consejo es ser ágil. Surgirán oportunidades porque estos sucesos desencadenan movimientos en los mercados que se ven agravados por la excesiva asunción de riesgos de los inversores, un comportamiento propiciado por unos bancos centrales excesivamente expansivos.


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