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IN GOD WE TRUST

por Radar Market Hace 10 años
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El sistema económico actual no puede entenderse sin dos acontecimientos históricos: la creación de la Reserva Federal en 1.913 y el abandono de patrón oro en 1.973.

Estos dos hechos son esenciales en la dinámica económica y financiera que está alcanzando su clímax en esta década.

En las navidades de 1.913, de una forma insólita y rocambolesca, se forzó la presencia del número necesario de congresistas, estando el Congreso de vacaciones, y se aprobó la ley que daba origen al banco central estadounidense. La institución, que se presenta como “federal” no lo parece tanto cuando se estudia a fondo, hay extensa documentación disponible.

Se creó con las funciones de emitir papel moneda, establecer los tipos de interés, estabilizar la economía, controlar la inflación y evitar crisis económicas.

Cien años después el balance es incontestable, en ningún periodo histórico se han emitido más billetes, se han multiplicado más los precios, se han producido más colapsos y se ha padecido una economía más oscilante ¿cómo ha llegado entonces a ser el punto neurálgico del sistema?

Quizá la pregunta podría formularse de otra forma ¿porqué un Estado transfiere a un tercero la facultad de emitir dinero y paga intereses por ello? ¿a quién beneficia?

Calificar al sistema económico actual de crediticio es ver el vaso medio lleno, también podría afirmarse que es un sistema de deuda. Se denomine en los términos que sea lo importante es que conduce al incremento continuo de la deuda global. A los agentes intervinientes puede irles mejor o peor, pero el conjunto se endeuda progresivamente. En épocas de dureza económica como la actual es frecuente, viendo la situación económica conjunta de los individuos, empresas y Estados, preguntarse ¿dónde esta el dinero? La respuesta lleva implícito el propio destino del sistema: en ningún sitio.

Toda impresión de moneda agrava la situación porque hace cada vez más difícil saldar las deudas que generan los intereses que conlleva. Dicho de manera simplista, si se bombean 100 dólares al sistema a un tipo de interés del 2% al año siguiente su receptor tendrá que devolver 102 y un año después 104, lo que es imposible porque los 4 dólares de interés no existen, no están impresos. Puede ser que el sujeto en cuestión consiga los 4 dólares y más, pero será siempre a costa del conjunto de donde habrán desaparecido.

Con el tiempo necesario la economía productiva acaba entregando gran parte de sus frutos a la economía financiera. El proceso puede camuflarse durante un tiempo indefinido a través de la inflación o con la impresión de grandes cantidades de dinero nuevo a tipos muy bajos, como está sucediendo ahora, pero ello sólo conseguirá que el proceso se enlentezca, la deuda continuará creciendo y con ella la tensión del sistema. Las burbujas van explotando dentro de otra gran burbuja que las contiene a todas y que tiende a explotar también ¿cuándo? Puede responderse con otra pregunta ¿cuántos soplidos necesita un globo para estallar?

En 1.973 el sistema “crediticio” crecía tan rápido que cualquier gráfico se hacía exponencial (Bolsas, inflación, etc.) por lo que el patrón oro se convirtió en un corsé insoportable, la solución fue abandonarlo para permitir la expansión acelerada. En los años noventa la velocidad era tal que las entidades financieras comenzaron a aumentar la cantidad de veces que prestan el dinero de sus depositantes y a desarrollar productos derivados que permiten manejar cantidades mucho mayores que el dinero físico que las respalda, es el apalancamiento, dinero-aire que alcanza hoy cifras de vértigo, desproporcionadamente superiores a las de la economía real.

Los billetes de dólar dejaron de presentarse como un documento al portador canjeable por oro o plata en el banco central, para convertirse en un rectángulo de papel con la  frase “in god we trust” (en Dios confiamos) En la actualidad es “god” quien respalda el dinero, dejando patente cual es la verdadera naturaleza del papel moneda, confianza sin más. En el pasado, muchas monedas desaparecieron con el ocaso del sistema que las respaldaba.

La crisis financiera del 2.008, los más de cuatro años que lleva la Reserva Federal emitiendo dinero, las rápidas transformaciones geopolíticas, las amenazas bélicas, las maniobras en torno al precio del oro, son síntomas de que la tensión es muy alta.

¿Cuántos soplidos aguanta un globo?

Los más previsores ya hace tiempo que dieron un paso atrás y entornaron los ojos… ¿cuántas burbujas más? ¿cuántos años?

Bernanke deja el cargo en unos meses, ya ha soplado lo suyo, poco cambiará con quien le sustituya, no es cuestión de individuos.

El oro se erigió en termómetro cuando despegó en el año 2.000,  de puntillas, como la hacen las tendencias, aunque hoy existan poderosos intereses en acallarlo. Los que lo adquirieron no buscan protegerse de la evolución de los precios sino de la tensión del sistema. Simplemente se sienten más cómodos confiando en “gold” que en “god”.

 


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