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EL DISPUTADO VOTO DEL SEÑOR VAGO

por Vindicator Hace 8 años
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Vivir en democracia no es fácil, sobre todo porque el paradigma de “un individuo, un voto” tiene algunas connotaciones que ningún político se atrevería a comentar en público, por lo de que sería políticamente no recomendable. Digamos entonces que la democracia es el menos malo de los sistemas, pero que desde luego no es perfecto.

En los últimos tres mil años, los grandes desarrollos en los países occidentales y también en los que no lo son, se han realizado utilizando sistemas esclavistas o pseudo-esclavistas, es decir, no se podía acumular dinero ni poder si no se podía contar con mano de obra barata, y la mejor forma de conseguir esta mano de obra era sometiendo a esclavitud a los vencidos en las guerras, ya hubieran sido beligerantes o no. En los dos o tres últimos siglos, se fue “humanizando” esta práctica, y ya los occidentales no esclavizaban a occidentales. Simplemente se iban a África y los raptaban.

En el siglo XIX se decidió pasar del esclavismo al pseudo-esclavismo, y con el liberalismo salvaje se contrataban millones de obreros a los que apenas se les pagaba para que pudieran simplemente comer. Con todo ello, y tras el marasmo de las dos guerras mundiales, llegamos en Occidente a la sociedad del bienestar, obviamente para los occidentales, puesto que seguimos importando bienes y servicios de países del Tercer Mundo, en los que los que los producen siguen siendo esclavos, no con el modelo anterior, sino con el modelo de que si trabajas te doy un cuenco de arroz, y si no, no. Oficialmente, no son esclavos, pero realmente sí lo son.

Si el trabajo lo hacen asiáticos, africanos y latinoamericanos ¿qué hacen los occidentales, “caucasianos”, como algunos dicen ahora para intentar demostrar una cultura que no tienen? ¡Buena pregunta!, y además enlaza con el título de este artículo. Sencillamente, en muchos casos no hacen nada, o simplemente se ponen a estudiar o van a algún aula de voluntariado.

Pero claro, si no producen y generan valor añadido para una empresa o institución, ¿de qué van a vivir? De momento, muchos viven de los padres o los abuelos que están todavía dentro del “sistema”, y con sueldos de los de antes y pensiones de las de antes, pueden aguantar el tirón. Otros han asumido el modelo pseudo-esclavista por un tiempo y aceptan cobrar unos cientos de euros por un trabajo en el que tampoco se matan, pero por supuesto, no ven un horizonte nada claro, y desde luego ni se van a casar, ni van a tener hijos, probablemente van a ir siempre en bicicleta, y lo de comprarse casa es una auténtica utopía.

Esto está pasando ya. El 25% de los españoles viven solos; el 21% no trabaja; sólo el 13% de los que trabajan tienen menos de treinta años; y además, son mileuristas o “nimileuristas”. Con estas cifras ¿cómo no va a quebrar el sistema de pensiones de la Seguridad Social?

Pero la solución la tiene alguna formación política de nuevo cuño. ¡Démosles una renta básica para que por lo menos puedan malvivir!, y así de paso a lo mejor nos votan, puesto que la política de viejo cuño no se lo va a dar. Dará lo mismo que estemos institucionalizando una forma “vaga” de vida, y que nadie diga de dónde va a salir el dinero para pagar esa renta básica por no hacer nada y quedarse en casa.

Sin embargo, estamos en una democracia, y todos los votos valen lo mismo, por lo que si se consigue que el 20% o el 30% de los votantes asuman que pueden vivir sin trabajar, y que hay una formación política que lo defiende, y que aunque no gobierne puede influir en que se institucionalice la renta básica como medida de negociación para permitir una investidura, pues mejor que mejor.

Lo cierto es que la sociedad está cambiando. He conocido a personas de las que viven solas que me confesaron que sólo gastaban 70 € al mes de gasto en manutención. He visto a estudiantes que como no tenían apenas dinero para gastar, hacían una perola de espaguetis el lunes y comían de ella toda la semana, y evidentemente, eso suponía unos pocos euros. Otros llegaban incluso a salir, pero conocían sitios donde cenar una hamburguesa les costaba sólo un euro.

Evidentemente, lo anterior no es nada saludable, pero les permite vivir una forma de vida pseudo-hippie, sin compromisos, ni hipotecas, ni hijos, pensando sólo en con quien salir por la noche a divertirse, y que quedaría completamente refrendada por la aprobación de una renta básica por no hacer nada. Hay que reconocerles el mérito a los impulsores de esta potencial medida, puesto que han encontrado un nicho político que difícilmente podía ser reconocido en un modelo democrático a la vieja usanza. Otra cosa es adonde nos llevará esta disputa por el voto de los “ninis”.

Si se continúa dejando que una parte cada vez más significativa de la sociedad entre en un proceso de marginación y de lasitud, y además se les financia, el mismo modelo democrático actuará, y esos colectivos serán capaces de desplazar a los ciudadanos que hasta ahora habían asumido un modelo productivo, según el cual reciben un salario por trabajar y unas rentas de su patrimonio. Si los que no están entre estos últimos son más que ellos, el sistema democrático, paradojas de la vida, será el que permita que los “nuevos” colectivos expropien a los “viejos” colectivos su renta y patrimonio vía subidas salvajes de impuestos que no provocarán otra cosa que un éxodo hacia otros países, donde se siga pensando que el bienestar es fruto del trabajo, de la constancia y de la capacidad de sacrificio de los ciudadanos de un país.    


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