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¿Qué nos dice que los japoneses estén huyendo hacia el efectivo?

por Inteligencia Financiera Global Hace 8 años
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En esta columna damos un seguimiento al avance que tiene la “guerra” contra el uso de dinero en efectivo que se libra en el mundo. Con el pretexto de la modernidad y los avances tecnológicos, los planificadores centrales en que se han convertido las autoridades monetarias buscan expandir sus controles e imponer poco a poco, el uso exclusivo del dinero digital.

Lo hacen con la soberbia creencia de que son capaces de saber qué es lo que necesita una economía para mantenerse por la vía del crecimiento, y para ello, utilizan las herramientas legales a su alcance para manipular al mercado: tasas de interés, operaciones de mercado abierto, etc.

En este contexto, el efectivo constituye una limitante muy importante para una política que comienza a propagarse en los países desarrollados: los tipos de interés negativos.

Bajo la misma lógica (ilógica) de expandir el consumo para “estimular” el crecimiento económico, hemos llegado a la locura total que significa matar el ahorro por medio de tasas negativas. Pero al ser el ahorro la piedra angular de la acumulación de capital, destruirlo sólo puede traer consecuencias perniciosas.

Ante la incertidumbre que esto crea en las personas y el riesgo real de pronto ser penalizados por tener su dinero en el banco, la demanda de billetes ha comenzado a dispararse en países como Suiza y Japón. En el artículo Guerra contra el efectivo disparará al oro y la plata abundamos al respecto.

Aquí le actualizo. El portal de Japan Times (JT) informó ayer que ese país emitirá este año 180 millones de billetes adicionales de 10 mil yenes –los de más alta denominación-, respecto a los que se pusieron en circulación en 2015.

Los japoneses cada vez los acumulan más. Esto sucede en el marco de la tasa de interés negativa que el Banco de Japón (BoJ por sus siglas en inglés) comenzó a aplicar en febrero a las reservas adicionales de los bancos comerciales depositadas en él.

Hideo Kumano, economista en jefe del Dai-ichi Life Research Institute –citado por JT- estima que el total de efectivo escondido en casa habría crecido en más de 14 por ciento el último año, para ubicarse en alrededor de 40 millones de millones de yenes. El experto lo atribuye –aparte de a los tipos negativos- al deseo de evitar los controles gubernamentales, luego de la introducción del sistema de número común de identificación para la seguridad social y el pago de impuestos.

Cifras del BoJ muestran que los promedios diarios de divisa en circulación aumentaron 6.7 por ciento respecto al año anterior, a 90.3 millones de millones de yenes al cierre de febrero, el mayor crecimiento en 13 años.

¿Qué lección podemos aprender de los japoneses? Que la estupidez de las medidas intervencionistas de las autoridades financieras y monetarias tiene consecuencias que no se pueden controlar. Las personas reaccionan y se comportan como no lo harían en condiciones de libre mercado, al verse forzadas por decisiones como la de deprimir artificialmente las tasas de interés.

La huida hacia el efectivo debemos verla como un botón de muestra de que los inversores siempre buscarán activos refugio para defenderse de la manipulación de los mercados.

Algunos preferirán el efectivo en divisa local, otros los bienes raíces, unos más los bonos “seguros” y acciones, otros el oro y la plata físicos, los dólares, los francos suizos, en fin. Lo que juzguen conveniente a sus intereses.

¿Cuál es el resultado? Mayor especulación e inflación en activos, algo que dista mucho de impulsar una economía productiva. Por si fuera poco, dicha inflación termina en burbujas que –sin falla- explotan con devastadores efectos deflacionarios.

Los japoneses pues, sólo están buscando amparo en un mundo financiero vuelto loco, y todos, deberíamos hacer lo mismo.


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