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China “devora” 90% de la producción global de oro

por Inteligencia Financiera Global Hace 8 años
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Que China sea noticia no es algo nuevo. Sin embargo, a la gente debería llamarle la atención que sólo se hable de ella para culparla de la volatilidad en los mercados internacionales, la debilidad de los precios de las materias primas y de la fortaleza del dólar que tiene al peso en la lona. El gigante asiático se ha convertido así en el villano favorito para medios predominantes, gobiernos y banqueros centrales. Sería una mala apuesta creerle a ese grupo.

En este espacio ya hemos explicado que lo que le ocurre a China, en realidad, no es causa sino síntoma de la enfermedad económica que padece el mundo, y cuyos principales responsables se encuentran en la Reserva Federal y el gobierno de Estados Unidos. Eso no lo leerá ni escuchará en los medios aludidos.

Tampoco se enterará ahí de un cambio fundamental que ocurre tras bambalinas pero que es de suma importancia: el oro del mundo se está moviendo a gran velocidad al continente asiático, y en particular hacia China.

De hecho, de acuerdo con las cifras más actualizadas, los chinos están consumiendo ya un volumen equivalente al 91 por ciento de la producción minera de oro de todo el planeta.

El primer gráfico colocado al final de este artículo (cortesía de Goldchartsrus.com), deja ver cómo ha ido creciendo este porcentaje desde 2008, año del inicio de la crisis.

En el segundo (cortesía de Koos Jansen de BullionStar.com) se aprecia en barras rojas el crecimiento de los retiros de la Bolsa de Oro de Shanghái (SGE, por sus siglas en inglés) –que para 2015 rondaron las 2,596 toneladas (t)- en comparación con la producción minera.

La cifra de retiros de la SGE es muy relevante, porque equivale a la demanda mayorista de oro en la China continental.

El Consejo Mundial del Oro (WGC), reportó en cambio para ese mismo país una demanda de solo 973.6 t en 2014 que variará muy poco para 2015.

Koos Jansen ha explicado que la razón de esta discrepancia entre las cifras del WGC y los retiros de la SGE, es la gran cantidad de compras de clientes individuales e institucionales que no está contando el WGC. Éste se concentra estrictamente en cuánto oro se compra a través de canales minoristas.

Así, queda un hueco enorme en los números de oro adquirido al mayoreo de forma directa por ciudadanos y empresas en la SGE. Es por ello que los retiros de esa bolsa, son el mejor indicador de la demanda real china.

Por cierto, la SGE acaba de lanzar el mes pasado una aplicación para el comercio de oro desde teléfonos celulares.

No hay duda de que grandes inversores chinos están optando por adquirir el metal precioso por la vía mayorista, pues es más barato y eficiente hacerlo de este modo. Además, gracias a esta nueva app celular, la compra-venta de oro será más accesible a cualquiera.

En un escenario en el que parece inevitable una mayor devaluación del yuan, no tenga la menor duda de que el apetito de los chinos por el oro crecerá todavía más.

Ya estamos en el punto en el que un volumen equivalente a 91 de cada 100 onzas que se producen en las minas del mundo, va a parar a manos chinas a través de la SGE. El “dragón” asiático pues, se seguirá consolidando como el mayor productor y consumidor del rey de los metales tanto a nivel de inversionistas privados, como de reservas internacionales. Es un hecho que Beijing mantiene todavía lingotes de los que no da cuenta al Fondo Monetario Internacional (FMI) en sus reportes de reservas.

Aquí ya hemos explicado antes el plan de largo plazo de los chinos para empoderar al yuan como divisa de reserva global y desplazar al dólar en el largo plazo. Para ello el gobierno fomenta la adquisición de oro por parte de sus ciudadanos, incrementa sus reservas oficiales de forma encubierta y en abril próximo, lanzará su propio precio referencial del oro en yuanes.

Sí, China está pasando apuros y pagara por su error de imitar las políticas de “estímulo” y el intervencionismo de Occidente, pero lo cierto es que esa economía se levantará y de la mano del oro, será más fuerte. Esta, la voz del oro, es a la que hay que escuchar, no la propaganda oficialista que insiste en que “todo está bien”.

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