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Me comeré mis palabras si estamos cerca de una recesión mundial

Carlos Montero
por Carlos Montero Hace 8 años
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En medio de la corriente negativa sobre las perspectivas de la economía mundial en los próximos años, queremos destacar un artículo bastante positivo de un pesimista, el reputado editor de Economía de The Telegraph, Ambrose Evans-Pritchard.

Evans destaca que la recuperación económica mundial está a punto de recibir un gran impulso. Por primera vez en mitad de una década de estancamiento, la política gubernamental es expansionista en los EE.UU., China y la zona euro, al mismo tiempo. La austeridad fiscal ha terminado, en su mayor parte. La oferta monetaria combinada está subiendo.
 
Tales afirmaciones optimistas son quizás peligrosas, dados los ratios de deuda récord en la mayoría de las áreas del mundo y dado que el actual ciclo económico ya dura seis años y medio.

Willem Buiter, de Citigroup,  ha emitido una alerta de recesión global. Nouriel Roubini, profesor de la Universidad de Nueva York, ha señalado que las probabilidades de una recaída se han duplicado al 30 por ciento.

El pesimismo de Roubini inquieta a Evans. "Vimos el mundo casi exactamente igual en el período previo a la crisis de Lehman, cuando parecía obvio para ambos que las crecientes tasas de interés podrían pinchar la burbuja inmobiliaria de Estados Unidos y la burbuja de crédito en la eurozona", dice Evans.

"Esta vez disiento. Años de contracción fiscal y reducción del desapalancamiento han impedido que la actual recuperación económica mundial desfallezca, y por lo tanto han extendido la vida útil potencial del ciclo.

El intenso ritmo de crecimiento del dinero en todo el mundo en los últimos meses no es compatible con una crisis inminente.

Un indicador combinado de la oferta monetaria mundial elaborado por Gabriel Stein de Oxford Economics muestra que la medida M3 creció un 8,1 por ciento en agosto, y casi tanto en términos reales. Esta es la tasa más alta en 25 años, con exclusión de la fase del boom que llevó a Lehman al colapso.

Por supuesto, es posible que los indicadores de dinero hayan perdido su significado en un mundo de cero tipos de interés y estancamiento secular, pero el ritmo actual de crecimiento sugiere un repunte de la actividad económica durante el próximo año.

"Es una imagen muy benigna para el mundo. Deberíamos ver un crecimiento superior a la tendencia en los próximos años", dijo Tim Congdon de International Monetary Research.

La zona euro ya no se precipita al un vórtice de deflación de 1930. Una trifecta de dinero barato, petróleo barato y un euro más barato han cambiado por completo el paisaje, y ahora el Banco Central Europeo parece curiosamente decidido a impulsar el estímulo aún más redoblando su QE. Los bancos centrales son animales extraños, pro-cíclicos por naturaleza.

Los resultados monetarios ya están claros. La medida M1 que monitoriza el efectivo y las cuentas corrientes - vista como un indicador de alerta temprana del gasto a corto plazo - se elevó a un ritmo explosivo del 11.7 por ciento en septiembre. Los préstamos por fin repuntan.

Para aquellos que desestimen el monetarismo, la historia cuanta lo mismo desde el puto de vista keynesiano. La relajación fiscal pasiva está en marcha en los tres bloques económicos.

La drástica presión fiscal que abortó la recuperación de la zona euro hace cuatro años y casi destruyó la unión monetaria no es más que un recuerdo amargo. Italia, España y Francia están asumiendo iniciativa propia, y Bruselas ha perdido la fe en sus propias teorías de las contracciones fiscales expansivas. Berenberg Bank dice que la política fiscal de la UEM será neutral en 2015 y 2016.

El barómetro fiscal publicado por la Brookings Institution en Washington muestra que las políticas de austeridad de los gobiernos federales y locales de los Estados Unidos restaron un 1p por ciento anual de crecimiento del PIB en la mayoría de los últimos cinco años.

Estos gobiernos están ahora agregando estímulos. Los gobiernos estatales y locales han impulsado la inversión y están asumiendo un extra de 30.000 empleados públicos al mes, el ritmo más rápido desde la crisis de Lehman.

El acuerdo sobre el presupuesto federal del Congreso añadirá aún más estímulos el próximo año.

En China estamos viendo un proceso paralelo. La política fiscal ha oscilado desde una crisis violenta al comienzo del año hasta una aceleración en los últimos cuatro meses.

Todos podemos discutir sobre si es o no es aconsejable que los líderes comunistas de China mantengan a su país con una dosis de cafeína permanente y aplacen la hora de la verdad una vez más, pero no puede haber duda de que se están avivando otro mini-ciclo de crecimiento.

Los riesgos en el mundo no han desaparecido. Todavía no sabemos cómo los mercados emergentes afrontaran los  4,5 billones de deuda en dólares cuando la Reserva Federal de Estados Unidos aumente los tipos de interés en serio, ni tampoco sabemos si es estable todo el edificio de la deuda global.

Sin embargo, los peligros están a uno o dos años de distancia. Los bancos centrales podrían darse cuenta que están detrás de la curva y que han inyectado demasiado estímulo al sistema, encendiendo la mecha de la reflación secular. El día que de repente tengan que pisar el freno es cuándo la situación se volverá fea."

Fuentes: Ambrose Evans-Pritchard


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