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“Los días son largos, pero las décadas son cortas”

por Carlos Montero Hace 8 años
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John D. Rockefeller dijo en una ocasión: “No trabaje por el dinero, deje que el dinero trabaje por usted.” La filosofía detrás de esta frase es muy sencilla. Invierta bien su dinero, y deje que él haga el trabajo duro. Otros grandes inversores como Buffet, Soros, Graham, Greenblatt, comparten esta misma filosofía. Hay otra cualidad de la inversión que subyace en su forma de invertir: La paciencia.

¿Pero porque es tan difícil tener paciencia en el mundo financiero? Barry Ritholtz cree que es por una cuestión filosófica. Veamos:

Ritholtz cree que los seres humanos por lo general no entienden el tiempo, lo que tiene un importante significado para los inversores. Estos, como el resto de humanos, son aparentemente conscientes de su importancia, pero no pueden conceptualizar el largo plazo. Están atrapados en el corto plazo.

El pasado, añade Ritholtz, es un conjunto nebuloso de recuerdos falibles e impulsos bioquímicos a menudo teñidos por el cálido brillo y color de rosa de la nostalgia. El pasado también puede ser más oscuro, traumático, doloroso, reprimido. Esas experiencias, a menudo mezcladas entre sí, establecen el color de nuestra perspectiva.

No es ninguna sorpresa que nuestras experiencias afectan las expectativas de futuro. Ni tampoco se necesita mucha imaginación para ver las ramificaciones que el pasado tiene en los inversores. Demasiadas buenas experiencias, o demasiado malas, van a cambiar las expectativas y la tolerancia al riesgo de los que trabajan en activos de riesgo.

Al considerar el futuro, es importante reconocer que si se tiene en cuenta un posible resultado, este no será más que uno de un conjunto infinito de posibles resultados, todos incognoscibles.

Muchos piensan que pueden anticipar lo que sucederá en el futuro. Dividimos estos "videntes" en dos grupos. Aquellos que por medio de experiencias pasadas y propias previsiones, establecen un futuro que desconocen por completo, y aquellos que en realidad pueden tener una visión de futuro que nadie más parece ser capaz de ver. Son capaces de discernir indicios de un acontecimiento futuro o un cambio social que no es accesible a todos los demás.

Todo esto nos lleva de nuevo a los inversores. Es de suma importancia entender que su percepción del futuro está coloreada con experiencias pasadas, por lo que es inútil imaginar lo que vendrá después. Muchas decisiones de inversión se realizan apoyándose en el espejo retrovisor.

La frase "Los días son largos, pero las décadas son cortas" revela de forma lúcida la subjetividad del paso del tiempo. Esto se refleja en muchos inversores que son incapaces de dejar que el tiempo trabaja por ellos. Algunos lo llaman falta de paciencia, Ritholtz lo ve como un problema cognitivo más fundamental.

Los seres humanos tienen dificultades para ser simplemente un cliente que permite que el tiempo trabaje en su nombre. Tal vez sea la mortalidad la causa por la que los humanos tratan al tiempo como enemigo en vez de como un aliado. Tal vez sea la forma en que se experimenta el tiempo. Algunas personas comprenden el tiempo intelectualmente, pero pocos lo consiguen emocionalmente.

Para aquellos que trabajan en el capital riesgo es crucial tomar todo esto en cuenta. El futuro es sólo un conjunto de posibilidades estadísticas y un conjunto de resultados con mayor o menor probabilidad. Comprender esto puede hacer la diferencia.


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