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¿Es hora de invertir en metales preciosos?

por Inteligencia Financiera Global Hace 8 años
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El mejor consejo de inversión que me hayan dado jamás es: “compra barato y vende caro”. Esta frase sin embargo, pese a su aparente obviedad, en el mundo de los mercados no lo es tanto. En realidad, es ignorada de forma reiterada por la absoluta mayoría de inversionistas sin importar cuantas veces cometan el mismo error.
 
Es curioso que las personas en sus compras de la vida cotidiana, busquen de manera natural los precios más bajos y aprovechen las ofertas de toda clase de artículos para recibir más por menos. Pero cuando se trata de inversiones, lo barato no les gusta. Ejemplos hay miles. Las dos fuerzas que mueven el mercado, miedo y ambición, lleva a estos inversores a comprar justo cuando determinado activo está caro y por tanto los riesgos de desplome son mayores, y a vender cuando está barato y el riesgo es menor.
 
En este contexto, el oro y la plata –los metales preciosos monetarios, no son la excepción.
 
Oro y plata en mínimos de varios años
 
Los últimos días la plata y en especial el oro han sufrido importantes caídas que los han llevado a mínimos no vistos desde septiembre de 2009 y abril de 2010, respectivamente.
 
Pueden leerse como es habitual toda serie de notas y artículos de opinión que hablan de lo mal que se ha comportado el precio del oro desde 2011 y que su atractivo como activo refugio “se ha perdido”. Otros más hablan de que los metales preciosos “ya perdieron brillo”. Nada está más alejado de la realidad.
 
La verdadera historia de los metales preciosos se está viviendo en el mercado físico, no en el especulativo de papel donde abundan los nerviosos vendedores. Desde Asia, y en particular China, se continúa importando cantidades enormes de oro que jamás volverá a Occidente. El rey de los metales es un asunto de poder.
 
China reveló reservas de oro que nadie cree
 
Hace unos días el Banco Popular de China actualizó sus cifras de reservas áureas y dijo tener 1,658 toneladas. Los números no cuadran, por lo que es evidente que Beijing –al estilo de lo que se presume hace con sus cifras de crecimiento del PIB, está publicando lo que quiere y que considera le conviene más. Pero que a nadie le quede duda: los chinos tienen mucho más oro del que admiten, y seguirán acumulándolo como estrategia de largo plazo contra el dólar y a favor del yuan.
 
“Escasez” de oro manda mensaje entre líneas
 
Más allá de ello, el oro y la plata siguen en “backwardation”, es decir, su precio al contado o “spot” es más alto que el precio del contrato de futuros más activo. La interpretación de esto es que hay relativa “escasez” de metal físico en el presente y cierta urgencia de determinados inversores por llevárselo a casa.
 
O sea que mientras hay grandes, arteras y manipuladoras ventas de ese oro y plata papel en el mercado que tiran los precios por la borda, hay otro grupo de inversores que entre más baja, más metal físico compran y retiran del sistema. Ellos están felices por comprar un activo de gran valor a un precio cada vez más accesible. Es a estos avezados y discretos inversores a quienes hay que seguir.
 
Por eso la backwardation aumenta cuando las cotizaciones se desploman y disminuye cuando suben. Dicho de otro modo, hay una paradoja: alta demanda física es acompañada con precios que se desploman por las ventas de papel.

La dupla de metales preciosos monetarios, en físico, son la apuesta para los inversores en valor. 
 
Oro y plata, no el dólar, el mejor refugio
 
Nada en el mundo se ha resuelto de fondo: las deudas se siguen acumulando de manera exponencial y la emisión monetaria sigue desenfrenada. No hay recuperación. Esto no parará: una nueva crisis se sigue “cocinando”.
 
Ante ese escenario el dólar podría inflarse en una burbuja, pues la gente lo percibe todavía como un “refugio seguro”. Eso seguirá presionando los precios del oro y la plata, que si llegan a un nivel de 900 y 10 dólares la onza, respectivamente, significarán una histórica oportunidad de compra que nadie debería desaprovechar.

El Oro y la plata son activos que cuando se tienen en propia mano, no son pasivo de nadie más, y por ello, su valor no puede ser borrado de un plumazo como con otra clase de activos. Justo por eso constituyen el verdadero refugio financiero por excelencia y deben formar parte de cualquier portafolio, más aún, cuando se avecinan tiempos complicados.


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