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El affair Reino Unido-China y los celos de Obama

por Inteligencia Financiera Global Hace 9 años
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Barack Obama está celoso, y no precisamente de Michelle, su esposa, sino de uno de sus más cercanos aliados: David Cameron, primer ministro británico. De hecho, según el Financial Times la administración del presidente estadounidense acusó al gobierno del Reino Unido de tener un “constante entendimiento” con Beijing. Esto, luego de que Londres decidiera unirse a una institución financiera –liderada por China, que pretende competir con el Banco Mundial. Se trata del Banco de Inversión en Infraestructura Asiática (AIIB, por sus siglas en inglés).

Washington se ha opuesto a la creación de dicho banco desde su inicio, y de hecho, cabildeó para que varios países de la región se abstuvieran de participar. A causa de ello, entre los 21 países que firmaron de inicio el acuerdo por el que fue creado, no estaba ningún europeo. Australia, Indonesia y Corea del Sur, se abstuvieron a pesar de que habían mostrado interés. Todo, por la presión americana.

El objetivo central del AIIB es crear nuevas rutas comerciales hacia Europa, una “Ruta de la Seda” para el siglo XXI. No obstante, una vez que esté en plena operación, otorgará además préstamos, garantías y hará inversiones en sectores como energía, telecomunicaciones, agricultura y desarrollo urbano.

Ayer el gobierno británico hizo el anuncio de que pretende convertirse en uno de los “miembros fundadores” del AIIB, y la molestia americana, fue expresada de inmediato.

Pese a ello, no parece que haya forma de que en Downing Street se vayan a echar para atrás. De hecho, a juzgar por lo expresado por el Canciller de Hacienda, George Osborne, están más que entusiasmados. Osborne declaró estar “encantado” de hacer este anuncio. No por nada aprovecharán la oportunidad dada por Beijing para que todo país que signe y ratifique los acuerdos del AIIB, sea considerado todavía como “fundador”.

En Washington no deberían enojarse porque conocen de sobra aquello de que antes de los amigos, están los intereses. Osborne fue explícito al decir que pretenden dar a sus empresas “la mejor oportunidad de trabajar e invertir en los mercados de más rápido crecimiento del mundo”. Es decir, en Londres entienden muy bien que el futuro está en Asia, no más en América.

Pero no vaya a pensar que esto último es lo único que molesta a Obama. Sin duda hay otros temas que han distanciado en cierto modo a estos aliados, como el hecho de que Londres sea un importante centro de negocios y de comercio del renminbi (RMB), la divisa china, y que bancos chinos vayan a participar en el próximo LBMA Gold Price, nuevo precio referencial del oro que será lanzado este mes.

Todo lo anterior es uno de los muchísimos síntomas de que Estados Unidos es una potencia en decadencia. Eso sí, conviene recalcar que el ascenso chino al liderazgo mundial no será fácil ni un camino pavimentado. De hecho, como aquí le hemos dado cuenta por lo menos desde 2013, Beijing tiene que enfrentar una “nueva normal” de bajo crecimiento. De este modo, China, la mayor economía mundial por paridad de poder de compra, no será más un motor a toda máquina, sino un ancla para el precio de las materias primas y países que dependen de ellas, como Rusia, Australia o Brasil.

Los errores que están cometiendo en aquel país del lejano Oriente, son análogos en algunos casos a los occidentales: “estimular” la economía con expansión crediticia, bajar tasas de interés, intervencionismo por parte de Estado en el mercado cambiario, etc. Debido a esto el crecimiento económico chino podría desacelerarse más de lo esperado –sin mencionar lo dudoso de sus estadísticas, pues han inflado burbujas que de manera literal, los ha llevado por ejemplo a construir ciudades fantasma, infinidad de edificios y centros comerciales vacíos, etc., que obligan a que el Banco Popular de China siga inyectando dinero o el sistema colapsa. Desde luego, esto no lo podrá hacer para siempre. El rebase de Estados Unidos en términos absolutos, tendrá que esperar más de lo que algunos creen.

Eso sí, un acierto de Beijing es la acumulación masiva del oro mundial que, a la larga y luego del bache económico que tendrá que sufrir, le ayudará para posicionarse como la máxima potencia del siglo, y al RMB, como divisa de reserva. En este contexto adverso, reiteramos nuestra advertencia de que una nueva recesión global se aproxima. Los motores asiáticos se apagan igual que los europeos, y el americano no tardará en seguirlos. Mientras eso pasa, en México nuestras autoridades o no tienen idea o prefieren mirar hacia otra parte. Si creen que el crecimiento nacional está asegurado gracias a las reformas que de nuevo están “cacareando”, están cometiendo un grave error.


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