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¿Morirá el euro con las elecciones griegas?

por Carlos Montero Hace 9 años
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Cuando Grecia vaya a las urnas el 25 de enero, los votantes tendrán que elegir entre la continuación de las políticas actuales o un enfrentamiento con sus acreedores europeos. Las encuestas  muestran que el partido de izquierdas Syriza puede ser el vencedor, algo que provocaría unas negociaciones muy difíciles entre Grecia y la llamada "troika" la Comisión Europea, el Banco Central Europeo (BCE) y el Fondo Monetario Internacional (FMI).

La Troika ha proporcionado directa o indirectamente a Grecia más de 100 millones de euros de financiación, a cambio de la puesta en práctica de las políticas económicas que la troika cree esenciales para restaurar la estabilidad a largo plazo.

La gran pregunta es: ¿Reavivarán las elecciones la crisis del euro y un cierto nivel de inestabilidad financiera que descarrile cualquier intento de recuperación? Algunos predicen justamente eso, pero parece poco probable, aunque no se puede descartar. Hay dos vías por las que podría suceder, comenta Douglas Elliott de Brookings Institution.

“En primer lugar, una victoria de Syriza y la ruptura dramática de las negociaciones con la troika podrían, con una mala gestión en ambos lados, sacar a Grecia fuera del euro.

En segundo lugar, el nuevo gobierno de Syriza podría "ganar" las negociaciones con Europa y, ya sea como resultado o por coincidencia, experimentar una fuerte recuperación económica. Este resultado podría reforzar la postura en otras partes de Europa que han sufrido los efectos de la austeridad y provocar una ruptura del consenso que ha mantenido unida la eurozona hasta el momento. El aumento de las tensiones podría desembocar en una renovación de la crisis de la deuda soberana, con resultados muy negativos económica y políticamente.

Ambos caminos son improbables, ya que muchos eventos tendrían que desarrollarse de una manera muy particular. Para empezar, el camino hacia una nueva crisis del euro requeriría una victoria de Syriza que fuera lo suficientemente amplia para que el partido forme y mantenga un gobierno estable. Este escenario es posible, pero lejos de ser seguro. Las encuestas muestran consistentemente que Syriza está a la cabeza por unos pocos puntos porcentuales, pero no lo suficiente como para gobernar sin socios de coalición. Además, Grecia ha mostrado cierta tendencia en el pasado a que los votantes indecisos se decanten por partidos del status quo.

Si Syriza consigue formar gobierno, no tendrá una gran mayoría, y por lo tanto, habrá una posibilidad real de que el gobierno se desmorone bajo el estrés, ya sea por la pérdida de su socio de coalición o por la pérdida de apoyo de los miembros individuales del parlamento. Syriza se formó a partir de una serie de pequeños partidos y nunca ha sufrido las presiones y tentaciones del poder. Algunos miembros del Parlamento pueden abandonar el partido o no apoyarlo en las votaciones clave una vez que se requieran un conjunto coherente de decisiones.

Suponiendo que Syriza supere estos obstáculos, entonces uno tiene que analizar por separado las dos rutas hacia una potencial crisis del euro. La única forma en la que un fracaso de las negociaciones con la Troika tuviera importantes efectos en el resto de Europa sería si se produce una salida de Grecia del euro. A falta de eso, Grecia podría negarse a saldar totalmente parte de su deuda pública. Este default produciría una cierta agitación en Europa, pero el 80 por ciento de la deuda pública de Grecia está ahora en manos de otros organismos oficiales en toda Europa, más el FMI, y una pérdida de este tipo podría ser superada cuando se extienda a través de todos estos países.

La salida del euro sería mucho más grave, ya que sentaría un precedente que podría ser utilizado por otros países en el futuro. Sin embargo, ninguno de los otros miembros de la zona euro parece inclinado a seguir a Grecia en el corto plazo. Ese hecho podría reducir las presiones de los mercados financieros en Europa como resultado de una acción griega. Incluso en Grecia, Syriza no quiere salir del euro y las encuestas muestran que casi tres cuartas partes de los votantes creen que Grecia debe mantenerse en el euro, incluso si implica un sacrificio importante. Si Grecia sale finalmente, sería por errores políticos y de juicio por Grecia y sus socios europeos. Es muy poco probable que cualquiera de los lados permita llegar a ese punto, y seguramente habrá varios momentos en los que las partes puedan darse la vuelta desde el borde del acantilado.

En el improbable caso de una salida de Grecia, no habría un daño significativo a la economía europea durante al menos el primer año, ya que podría compensarse intensificando la acción del BCE y por los gobiernos europeos individuales. Por su parte, Grecia volvería a sumergirse en una recesión severa, debido a la importante fuga de capitales y grandes incertidumbres que aplastarían la inversión empresarial y el gasto de los hogares.

El segundo camino a una potencial crisis del euro es más largo y potencialmente menos grave. También es poco probable, aunque no es tan improbable como la salida de Grecia del Euro. En este escenario, un nuevo y estable gobierno de Syriza se las arreglaría para "ganar" las negociaciones con la troika, obligándola a concesiones sustanciales y visibles. Si la economía repunta de forma pronunciada por cualquier razón Syriza podría ser cubierta de gloria. Este resultado, sin duda, fortalecería y envalentonaría al partido Podemos de España y a otras regiones a renegociar las medidas de austeridad. Las economías más fuertes podrían negarse a proporcionar el respaldo necesario a los más débiles a menos que tomen medidas que las naciones en problemas ya no están dispuestas a aceptar. En tal circunstancia, los mercados financieros podrían aumentar drásticamente las tasas de interés en los países "rebeldes", creando una serie de problemas, incluyendo posibles nuevos impagos de la deuda pública.

En general, hay que esperar turbulencias y volatilidad durante un tiempo en la política europea, pero lo más probable es que se evite, una vez más, una tragedia griega para Europa.”

Fuentes: Douglas Elliott - Brookings Institution


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