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¿Qué futuro tienen las pensiones públicas? Análisis y un modelo alternativo

por Ismael de la Cruz Hace 9 años
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¿Existirán en el futuro las pensiones públicas? Es una cuestión que preocupa bastante a los españoles y hacen bien. En primer lugar les voy a mostrar de manera sencilla la realidad y lo que nos espera, acto seguido expondré lo que considero que sucederá en el futuro y finalmente aportaré una alternativa que podría ser interesante.

Es evidente que tenemos un grave problema. Nuestra población envejece a pasos agigantados al tiempo que se reduce el número de jóvenes que acceden a un trabajo estable y así poder “pagar” a los jubilados.

Hace tiempo leí un artículo en el País escrito por Guillermo De La Dehesa en el que se exponían una serie de datos a tener en cuenta. Fíjense que se estima que la esperanza de vida pasará de los 79 años actuales a los 87 años de aquí a unos 40 años. Es más, se estima que a partir del año 2022 las personas que nacen serán menores que las personas que fallecen y en el 2050 el número de personas en edad de trabajar será el mismo que el número de personas inactivas (menores de 16 años y mayores de 65 años), con lo que la tasa de dependencia sería del 100%, siendo actualmente entre el 50-51%. El déficit de pensiones que se esperaba para el 2025 fue alcanzado en el 2012 y la proporción entre afiliados al sistema, no desempleados y pensionistas ha caído hasta 1,96 en 2012 (2,5 en 2007).

El panorama como comprenderán es desolador. Cuando se creó el sistema de pensiones estaba amparado por una serie de premisas y un escenario concreto (esperanza de vida en el entorno de los 65 años, una tasa de desempleo baja y controlada, unos salarios ascendentes), pero todo ha variado, la esperanza de vida aumenta bastante, la tasa de desempleo está por las nubes y olvídense de volver a niveles de antaño (hemos de acostumbrarnos a vivir con una tasa en el entorno del 16%).

¿Conclusión? El sistema es del todo insostenible. El futuro nos deparará unas pensiones muy bajas y las personas no tendrán más remedio que seguir trabajando el resto de sus vidas (quien pueda, claro).

Hay un sistema de pensiones, el que existe en Suecia y se llama cuentas nocionales, que convendría analizar.  Iguala contribuciones y prestaciones y abrir la puerta a un sistema de capitalización individual dentro del sistema público.

Se basa en que cada trabajador se le va apuntando en una “cuenta” el dinero que aporta al sistema cada mes y cuando se jubile, se le suma lo aportado más una actualización y entonces se calcula cuánto cobrará cada mes. Pero claro, seguimos necesitando, al tratarse de un sistema de reparto, que haya suficientes afiliados que trabajen y aporten lo suficiente para mantener a los jubilados.

Para no perjudicar a los jubilados y a quienes estén próximos a su retiro, se procedería a fijar un corte, por ejemplo, los trabajadores con menos de 45 años se acogerían ya al nuevo modelo y el resto mantendrían el sistema anterior.

No existiría un tiempo mínimo de cotización, sino que cada trabajador recibiría según lo cotizado, por lo que desde el primer euro aportado ya recibiría algo. Como es obvio, cuanto más tiempo cotice más recibirá.

El Estado asumiría un papel relevante en lo referente a las pensiones mínimas y a las pensiones de viudedad y las no contributivas, es decir, el Estado se haría cargo de ésto mediante los impuestos y no a través del sistema de pensiones.

Así pues, en el sistema sueco, cuando un trabajador decide retirarse, se calcula cuántos años le quedan de vida y se suma cuánto ha contribuido al sistema.  Posteriormente se le calcula su paga en función de ambas variables. Es un modelo de reparto, pero con diferencias supremas respecto a nuestro sistema en España: todo lo cotizado cuenta. No hay efectos por haber trabajado un mes más o menos. Este sistema cuenta con un criterio de revalorización que tiene que ver con la subida de los salarios.

Lo que más me gusta de este sistema es el sobre naranja que todos los suecos reciben al comienzo de cada año informándoles de cuánto dinero hay en su cuenta nocional. De esta manera, cada trabajador sabe exactamente qué pensión le quedaría y de esta manera pueden elegir si jubilarse ya con ese dinero o  retrasar el final de su vida activa y laboral.

No digo que tenga que ser necesariamente este modelo el que adoptemos en España, habría que estudiar más alternativas también, pero lo que es concluyente es que quedarnos de brazos cruzados no va a resolver el problema, necesitamos un cambio y ya.


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