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Cuando Gates no es como lo recuerdas

María Muñoz de Inversis Banco
por Observatorio del Inversor de Andbank Hace 10 años
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“Mi fortuna está destinada a ayudar a los pobres. Está temporalmente en mi cuenta bancaria, no la consumo”. Bill Gates

Es oficial, Gates conquista en 2014 de nuevo el número uno de la lista Forbes como la fortuna más grande del mundo ($76.000 millones). No ocupaba esta posición desde hacía cuatro años pero le sobra experiencia, la ha ostentando quince veces durante las últimas dos décadas.

También a principios de este año nos anunciaban que Gates dejaba la presidencia de la compañía de la que fue co-fundador, aunque lo cierto es que desde el año 2008 ya no ejercía funciones ejecutivas en Microsoft. ¿Qué hace Gates entonces? Ha cambiado la tecnología por la filantropía y lleva seis años dedicándose por entero a la fundación que tiene con su mujer, Melinda. Creada en el año 2000 es la mayor fundación mundial de caridad de carácter privado y está centrada en la mejora de la salud pública y la reducción de la extrema pobreza en los países en vías de desarrollo y tiene como objetivo erradicar enfermedades como la malaria y el sida entre otras. Esta labor le valió el Premio Príncipe de Asturias de Cooperación Internacional en 2006.

Sin duda una historia peculiar. Del éxito de Microsoft, una de las empresas de referencia en tecnologías de la información del planeta, a dedicar más del 95% de su fortuna a la filantropía. El empresario norteamericano destina a países desfavorecidos la mitad que el Gobierno de los EE.UU.

Además, Gates fundó en 2009 junto a otro filántropo y millonario, Warren Buffet, la iniciativa ‘The Giving Pledge’ (algo así como El Compromiso de Dar) que está destinada a globalizar la solidaridad de los megamillonarios donando la mitad de su fortuna a causas filantrópicas, en vida o como herencia. Es decir, cuando los millonarios dejan este mundo, sus herederos sólo reciben la mitad de lo que les correspondería.

El malo malísimo del mundo tecnológico, acusado de amasar su fortuna con prácticas empresariales dudosas en opinión de competidores y reguladores, ha pasado a ser figura clave en la ayuda a los demás donde también pone en pie de guerra a sus detractores.

Sea como sea, el hombre más rico del planeta que se propuso 'ni un hogar sin Windows en el siglo XX' tiene otra meta para el siglo XXI: 'ningún niño del planeta sin vacunar' y no se extrañen si lo consigue ya que como él mismo dice, su ambición ha sido siempre hacer realizables sus sueños.


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