La tormenta desatada recientemente en los mercados emergentes, tras el anuncio de la retirada paulatina de los estímulos monetarios por parte de la Reserva Federal y ante el previsible descenso de los flujos de dinero extranjero hacia ellos −no hay que olvidar que son países muy dependientes de la inversión exterior para reducir sus déficits−, ha vuelto a sacar a “relucir” el atractivo del oro como activo refugio.
Históricamente así ha funcionado: los inversores han utilizado el metal precioso como instrumento de cobertura ante periodos de inestabilidad económica y/o política. Y parece que este 2014, de momento, también está cumpliendo con su papel. No en vano, en lo que va de año, el precio del oro se ha revalorizado alrededor de un 10%, tras superar la barrera de los 1.300 dólares por onza. De ello se ha contagiado otro metal precioso, la plata, una de las materias primas más castigadas en los últimos meses, y que, sin embargo, tras varias jornadas subiendo, acumula ya una revalorización superior al 11%.
Desde PROFIM Asesores Patrimoniales EAFI creemos que, “en el corto plazo, el oro podría seguir actuando como valor refugio”. Ahora bien, aunque el precio del metal amarillo aún se encuentra muy lejos de los 1.800 dólares alcanzados en el verano de 2011, “hay que ser conscientes de que este es un activo sometido a una elevada volatilidad, por lo que recomendamos mantener la prudencia”. No obstante, el año pasado el precio del oro cayó un 28%, después de 12 años de subidas consecutivas, en los que, primero, la demanda de países emergentes (China) y, después, el estallido de la crisis actuaron de elementos conductores.
Bajo nuestro punto de vista, la actual revalorización del oro obedece, sobre todo, a la búsqueda de alternativas –activos deprimidos− por parte de los inversores institucionales, ante el movimiento lateral que se viene observando en los mercados durante las últimas semanas. No existen presiones inflacionistas en los países desarrollados que justifiquen dicha subida. Tampoco creemos que lo hagan las tensiones geopolíticas y financieras actuales. En PROFIM somos prudentes con su evolución y “sólo recomendamos invertir en oro a aquellos inversores con un perfil agresivo o muy agresivo, siempre como elemento de diversificación de las carteras (no más del 5%-10% del total) y de manera táctica”.
Vía fondos de inversión o ETF’s
Recomendamos, además, que la inversión en oro −o en plata− se realice, bien a través de ETF’s (fondos cotizados), bien a través de fondos de inversión especializados en el sector del oro y metales preciosos. Lo preferimos frente a otras fórmulas de inversión, como la compra de oro físico (donde el inversor no sólo tiene que hacerse cargo de la custodia del lingote, con el consiguiente coste económico, sino que, además, puede enfrentarse a problemas de liquidez), las acciones de compañías mineras (donde existe una dificultad de elección en un entorno de difícil control y acceso para el inversor minorista español), o los productos derivados −futuros− (más sofisticados y, por tanto, de más alto riesgo).
El fondo de inversión nos ofrece varias ventajas frente a la inversión directa: diversificación, menores costes, liquidez, fiscalidad (diferimiento hasta el momento del reembolso), etc. En cualquier caso, a la hora de invertir en este tipo de compañías, ya sea directamente o bien a través de fondos, hay que tener en cuenta que su evolución no depende exclusivamente del comportamiento del precio del oro. Existen otros condicionantes (negocio, oferta/demanda, fusiones/adquisiciones…) que pueden hacer que, en periodos en los que el metal amarillo se revalorice, no lo haga de la misma manera la empresa minera cotizada. O al contrario, que ésta suba de manera más pronunciada que el oro.
La otra opción, la de los ETF’s (en el caso de las materias primas, ETC’s –Exchange Traded Products−), nos permitirá apostar por el oro, o la plata, siguiendo de manera más lineal la evolución del precio de la materia prima, al ser un producto cotizado que puede ser comprado y vendido como cualquier acción. Por el contrario, carece de la ventaja fiscal que caracteriza al fondo de inversión tradicional.
En cualquier caso, nuestra recomendación es que, a la hora de invertir en cualquier tipo de activo financiero, siga los consejos de un asesor financiero independiente, quien le ayudará a seleccionar aquel producto que mejor se adapte, no sólo a la situación de los mercados, sino también a su perfil de riesgo.
PROFIM ASESORES PATRIMONIALES EAFI