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En Bolsa huya del orgullo, la codicia, la lujuria, la envidia y otros pecados más. Agárrese a la disciplina y al rigor

por La Carta de la Bolsa Hace 2 años
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Disciplina y rigor máximos si quiere triunfar en el mundo de la inversión y de la Bolsa y otros apuntes, que siguen a continuación. El libro de inversiones más poderoso e importante debería llamarse “Cállate y espera”. Es solo una página con un gráfico de crecimiento económico a largo plazo ". [La psicología del dinero] @morganhousel Son tiempos de fuerte presión económica, social, política, geopolítica. Tiempos de gran agitación financiera, ambiental, mediática. Dicen los sabios, alguno de ellos lo ha dejado escrito, que los tiempos de presión coinciden siempre con la parte final del ciclo bajista y que nunca hay que olvidar lo siguiente para saber de bolsa: Sentido común, Humildad, Disciplina, Paciencia, Prudencia, Serenidad y ¡poco más! Cuando retomo estas claves trato de ajustarlas al tiempo y de encuadrarlas en el momento actual. En la debacle de 2009 hubo escaso Sentido Común en lo que afectó a las valoraciones de muchas compañías (pero ¿cuáles?). Lo mismo sucedió con el Brexit. Ahora, la pandemia lo ha dinamitado todo y los bancos centrales han cambiado el curso de la Historia. Solo algunos inversores osados, se apalancan hasta las cejas, creyendo que la fiesta será eterna..."

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Ha escrito Carlos Montero en lacartadelabolsa, que hay que eliminar 10 pecados para tener una cartera con mejor rendimiento. 1. Orgullo: pensar que puede ganarle al mercado eligiendo acciones individuales, seleccionando fondos administrados activamente o que intenten "atrapar" el mínimo y máximo del mercado. Antídoto: Humildad. Al aceptar humildemente los rendimientos “promedio” a través de los fondos indexados de bajo costo, paradójicamente, superará a la mayoría de los inversores.

2. Codicia: Tener una asignación de activos demasiado agresiva.

Antídoto: Moderación. Siga el consejo del gran Benjamin Graham y no mantenga más del 75% de su cartera en acciones. Una vez que determine su asignación de activos, manténgala obstinadamente en las buenas y en las malas reequilibrando periódicamente.

3. Lujuria: Ser adicto a la pornografía financiera. La pornografía financiera (piense en todos los medios financieros que tiene a su alcance) puede ser entretenida, pero no tiene un valor duradero y en realidad es dañina para su salud financiera al promover el cortoplacismo.

Antídoto: utilice pocos medios financieros y elimine las aplicaciones financieras de su teléfono inteligente.

4. Envidia: Persiguiendo las acciones de moda. Este pecado hace tropezar a más inversores que cualquier otro. En última instancia, conduce al pecado capital de "comprar caro y vender barato".

Antídoto: deje de comparar el rendimiento de su inversión con el de otros. El éxito no se mide por el desempeño relativo, sino por si cumple con sus propias metas financieras.

5. Gula: No poder ahorrar. Puede que seas un santo financiero en todos los demás aspectos, pero, si no ahorras, se acabó el juego. No puede invertir lo que no ha ahorrado.

Antídoto: Empiece a ahorrar algo hoy. Aumente lentamente su tasa de ahorro y con el tiempo lo agradecerá.

6. Impaciencia: la falta de resistencia para invertir tiene consecuencias nefastas. La paciencia en los mercados financieros se mide en años, a veces en décadas. La primera década del siglo XXI no fue amable con los inversores en acciones estadounidenses, que perdieron un 9% acumulado. Si hubiera abandonado las acciones de EE. UU. en 2009, se habría perdido el glorioso repunte de la década siguiente, con rendimientos anualizados de más del 16%.

Antídoto: Paciencia y conocimiento de la historia financiera. Si bien la historia no se repite necesariamente, rima. Lo que la historia ha demostrado una y otra vez es que los mercados significan una reversión, es decir, las caídas bruscas suelen ir seguidas de rebotes.

7. Pereza: No contribuir lo suficiente para obtener un complemento para su pensión. Esto es como caminar entre billetes de 100 euros en la acera y ser demasiado vago para recogerlos. Del mismo modo, haga el esfuerzo de reequilibrar. Si bien hacer menos es generalmente beneficioso al invertir, no reequilibrar es la excepción a la regla.

Antídoto: si es demasiado vago para reequilibrar, compre un fondo de bajo costo, que lo reequilibrará por usted.

8. Miedo: Tener una asignación de activos demasiado cautelosa. Este pecado de inversión es fácil de pasar por alto, porque la inflación es tan insidiosa. La inflación reduce el poder adquisitivo de nuestro dinero entre un 2% y un 3% anual. Esconderse en inversiones en efectivo le garantiza una pérdida ajustada a la inflación del 1% al 2% anual.

Antídoto: Supere su miedo a las acciones al comprender sus rendimientos históricos. La historia sugiere que, si bien hay un 46% de probabilidades de que el S&P 500 baje en un día determinado y un 27% de probabilidades de que pierda dinero en un año determinado, las probabilidades de perder caen al 5% en períodos de 10 años y 0% durante periodos de tenencia de 20 años.

9. Imprudencia: No diversificar. Este es un camino infalible hacia la casa de los pobres. Considere la lección del mercado de valores japonés. El Nikkei 225, análogo a nuestro Ibex 35, alcanzó un máximo histórico de 38.915 en diciembre de 1989, antes de finalmente disminuir un 82% para cerrar en 7.055 el 10 de marzo de 2009. Incluso hoy, el Nikkei 225 se mantiene aproximadamente un 40% por debajo del pico, alcanzado hace 30 años. Esto debería dar una pausa seria a quienes abogan por invertir en un mercado nacional único.

Antídoto: diversifique, diversifique, diversifique, al poseer acciones y bonos, al poseer miles de valores a través de fondos indexados.

10. Falta de objetivo: no planificar la jubilación, incluida la elaboración de una política de inversión. Una política de inversión, un conjunto de reglas básicas para su cartera, proporciona las medidas de seguridad contra las numerosas trampas de comportamiento a las que se enfrentan los inversores. Esta es probablemente una de las facetas más olvidadas de la planificación de inversiones.

Antídoto: no se demore un día más. Disponga de un plan de jubilación, que incluya una declaración de política de inversión por escrito. Revise estos documentos todos los años.

Moisés Romero

Lacartadelabolsa


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