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Montoro miente: las grandes empresas no tributan al 7%

por Laissez Faire Hace 7 años
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Una de las leyendas más extendidas por los extractivos políticos españoles de todos los partidos —desde PP a Podemos, pasando por Ciudadanos— es que las grandes corporaciones españolas apenas tributan al 7% por el Impuesto sobre Sociedades. La semana pasada, sin ir más lejos, el propio Cristóbal Montoro defendió en el Congreso su reciente subida tributaria contra las empresas constatando el absurdo de que “una pyme esté tributando un 18% y un grupo consolidado esté tributando el 7%, no se entiende”.

Lo que no se entiende, señor ministro, es que las grandes empresas globales opten por instalarse en Irlanda, donde la fiscalidad sobre sociedades es del 12,5%, y en cambio no escojan un “paraíso fiscal” tan incontestable como España, donde apenas se tributa por un 7% sobre las ganancias. Algo no termina de encajar, pero pocos se plantean la posibilidad de que Montoro, el mayor confiscador que haya conocido el Ministerio de Hacienda en toda su historia, esté mintiendo. Y no será porque el PP jamás haya mentido, sino más bien porque les está diciendo a muchos justamente aquello que quieren escuchar: cuando Montoro proclama en el Congreso que las grandes corporaciones apenas tributan, nadie osa cuestionar sus palabras como ministro; cuando, en cambio, asegura durante lo más hondo de la crisis que “los salarios no están bajando, están moderando su subida”, todos se abalanzan sobre él por manipulador. Al parecer, la credibilidad del ministro depende de cuánto nos agrade la información que transmita.

En el caso que nos ocupa, la presunta fiscalidad privilegiada de los grupos empresariales consolidados, el descrédito de Montoro debería ser absoluto. Basta con acudir a las cuentas anuales del Ibex 35 para comprobar que esta muy representativa muestra de las grandes empresas españolas no está tributando, ni remotamente, al 7%. En la siguiente tabla, recojo las ganancias devengadas en 2015 por cada uno de los grupos consolidados que constituyen el Ibex 35 (los beneficios negativos indican pérdidas), así como los impuestos que soportaron sobre esas ganancias (los impuestos negativos indican créditos fiscales). El tipo efectivo medio de todas las empresas del Ibex 35 que cosecharon beneficios en 2015 fue del 20,7%: un guarismo bastante alejado al ofrecido por el mendaz Montoro.

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Es verdad que algunas empresas pagaron en 2015 tipos muy reducidos (por ejemplo, el Banco Popular, el Banco Sabadell o Telefónica soportaron tipos inferiores al 10%; asimismo, Caixabank, Cellnex, Dia, Endesa o Ferrovial disfrutaron de créditos fiscales a pesar de obtener ganancias). La razón es que el Impuesto sobre Sociedades no se paga sobre los beneficios contables, sino sobre la definición que efectúa la legislación tributaria de beneficio a efectos fiscales, y ambas magnitudes no tienen por qué coincidir: de ahí, por ejemplo, que otras empresas también abonen tipos mucho más altos de lo que les correspondería si tributaran al nominal del 25% (Acerinox un 59%, Amadeus un 32%, MAPFRE un 31% o Gamesa un 30%). Algunas de esas discrepancias tenderán a desparecer con el tiempo (si un ejercicio pagas mucho menos de lo que te corresponde, en los siguientes pagarás más), mientras que otras se explican por motivos totalmente justificados, como la compensación por pérdidas de ejercicios anteriores (una variable muy importante en el caso de los bancos).

Sea como fuere, y como ya dijimos, el agregado de beneficios antes de impuestos de aquellas empresas del Ibex 35 con ganancias en 2015 fue de 38.830 millones de euros y, sobre ellos, se abonaron unos impuestos de 8.040 millones de euros: esto es, un tipo efectivo del 20,7%. Si agregáramos no sólo ganancias sino también las pérdidas, el tipo ascendería al 29,2%. Las cifras en otros ejercicios han sido similares. ¿De dónde viene entonces la mentira de que los grupos consolidados españoles apenas pagan el 7% por Sociedades? De un sesgado informe de la Agencia Tributaria que reduce el numerador (el monto real de impuestos pagados) e infla el denominador (el monto total de las ganancias obtenidas), de modo que la ratio sale artificialmente baja.

¿Cómo infla la Agencia Tributaria el numerador? Muchas grandes empresas españolas operan y obtienen ganancias en el extranjero por las que ya tributan en el extranjero: la Agencia Tributaria contabiliza como beneficios de empresas españolas los dividendos que cobran por esos beneficios de sus filiales en el extranjero pero, al mismo tiempo, no computa los impuestos que ya han pagado en el extranjero por esas ganancias. ¿Cómo infla la Agencia Tributaria el denominador? Los grupos consolidados son agrupaciones de empresas, algunas de las cuales obtienen beneficios y otras pérdidas, debiendo tributar por el importe neto de sus ganancias: pues bien, la Agencia Tributaria sólo agrega las bases imponibles positivas de un grupo consolidado, sin tener en cuenta las negativas.

Por ejemplo, imaginemos una empresa matriz con tres subsidiarias: una de ellas opera en España y gana 100 millones de euros; la otra de ellas también opera en España y pierde 70 millones de euros; mientras que la tercera opera en el extranjero y gana 10 millones de euros, por los que paga 3 millones de euros en impuestos. El tributo por Sociedades que esta corporación deberá abonar sobre sus beneficios en España será de 7,5 millones de euros (el 25% de sus beneficios netos de 30 millones), de modo que cuando presente sus cuentas consolidadas anuales anunciará unos beneficios totales de 30 millones de euros y unos impuestos de 10,5 millones: un tipo efectivo del 26,2%. Sin embargo, la Agencia Tributaria nos dirá que esta empresa ha ganado 110 millones (se olvidará de las pérdidas de 70 millones de una de sus subsidiarias) y que sólo ha pagado 7,5 en impuestos (se olvidará de los tres millones abonados en el extranjero): es decir, nos hablará de un tipo efectivo del 6,8%.

Ahí tienen en toda su crudeza la burda manipulación con la que nos castiga el ministro de Hacienda y que es divulgada acríticamente por la mayoría de medios de comunicación españoles: pura propaganda para que aceptemos mansamente la voracidad fiscal del Estado. Por supuesto, lejos de mi intención sugerir que toda gran empresa sea una víctima neta del Estado: si por un lado sufre una elevada fiscalidad pero por otro disfruta de enormes prebendas políticas (ese es el caso de bancos o constructoras, por ejemplo), no deberíamos hablar de víctimas sino de verdugos. Pero la forma de acabar con los privilegios del empresariado extractivo no es falsear descaradamente la realidad de la fiscalidad para, acto seguido, machacar indiscriminadamente con impuestos a todos los trabajadores o empresarios: la forma de acabar con los privilegios es suprimir tales privilegios. Señor Montoro: deje de mentir para alimentar el populismo antiempresarial y póngase a recortar el gasto y los impuestos.


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