Aunque, hasta el momento, la muy intensa reducción del precio del petróleo haya supuesto una bendición para las economías que lo usan intensivamente como factor de producción (por ejemplo, España), es evidente que está constituyendo un verdadero mazazo para las economías productoras de crudo.
El motor de cualquier economía es la inversión: la creación de nuevas compañías y el despliegue de nuevos proyectos empresariales que sienta las bases para la producción y el empleo del futuro. Pero toda inversión depende de un elemento clave: las expectativas de ganancia. Cuanto más esperen g