El viernes pasado, el Banco de los Países Bajos –u Holanda como se le conoce comúnmente– anunció un “ajuste a su política de localización de inventarios de oro”, que levantó muchas cejas: sacó de plano 122.5 toneladas de oro de la Reserva Federal (Fed) de Nueva York para llevárselas a Ámsterdam. El total retirado equivale a cerca de 5 mil millones de dólares, y a casi la totalidad de reservas de oro del Banco de México (Banxico), de apenas 123.1 tons.
Como saben los amables lectores de este blog, el mundo está cambiando a una velocidad vertiginosa, y en materia monetaria, esto se está reflejando en la huída masiva de oro desde Occidente hacia Oriente. El oro nunca se equivoca: siempre va donde están la abundancia, el ahorro y la riqueza, nunca se queda en manos quebradas.
Es así que el fraudulento e insostenible sistema monetario basado en el dólar, está mandando señales muy claras de agotamiento.
Aunque todavía son minoría, allá fuera hay mentes inquisitivas que se están dando cuenta de que lo mejor, es irse preparando para el momento del colapso. Por eso tanto inversores individuales como institucionales y hasta bancos centrales, están comenzando a atesorar todo el oro que pueden en forma física, que es la única forma de inversión real. La compra de “oro” papel es mera especulación con grandes riesgos.
Por eso en esta columna hemos hecho llamados explícitos a nuestros lectores para que, si tienen oro o plata en manos ajenas, reclamen cuanto antes su entrega material. Esa recomendación la hemos convertido en exigencia para el Banxico, que tiene insignificantes 3 toneladas en sus bóvedas mientras el grueso de sus tenencias, 120 tons., se supone que están custodiadas en el Banco de Inglaterra (BoE por sus siglas en inglés). Por desgracia, nuestra demanda de que el poco oro de las reservas de México sea repatriado, no ha merecido ninguna respuesta positiva por parte de la institución que gobierna Agustín Carstens.
Muy distinta es la situación de otros bancos centrales que cada día atienden nuestras voces de alerta. En el pasado, el caso más destacado había sido el de Alemania, que a principios de 2013, dio a conocer que por medio de un lentísimo proceso de repatriación, transportaría de la Fed de NY a Fráncfort un total de 300 tons. de oro. El proceso concluiría en 2020, por lo que cada año en promedio debía recuperar al menos 60 tons. Para “sorpresa” de propios y extraños, el año pasado los alemanes sólo recibieron 5 tons. A ese ritmo les tomaría 60 años repatriar sus lingotes, en vez de siete. Se esgrimieron toda clase de pretextos de “logística” para este retraso, pero lo cierto, es que todo se resume en que los americanos no le quisieron entregar su oro al Bundesbank (banco central alemán).
Estados Unidos le recordó así por vías diplomáticas al gobierno de Angela Merkel quién es el que manda, y como fieles lacayos, los funcionarios alemanes agacharon la cabeza. Todo indica que el Bundesbank ha decidido desistirse de su demanda de repatriación. El banco privado más importante de ese país, el Deutsche Bank, en un reporte firmado por el analista de investigación Robin Winkler, confirmó que “dificultades diplomáticas” fueron la probable causa del retraso. Y es que ya a principios de siglo el Bundesbank repatrió en total 930 toneladas del oro alemán situadas en el BoE, así que no deberían tener problema alguno en preparar la logística para solo 300 toneladas.
Pero esta vez fue el Banco de Holanda (DNB) el que le puso la muestra a todos: primero organizó durante meses las medidas de seguridad y luego concluyó la repatriación del oro en secreto este mismo año. Concluido el proceso, lo hizo público. Con la política de distribución anterior, 51% de sus reservas áureas (612.5 tons.) estaba en Estados Unidos. Ahora, solo dejó el 31%. El resto está ya en Ámsterdam (31%), Ottawa (20%) y Londres (18%).
El comunicado oficial afirma que de este modo, el “DNB está en línea con otros bancos centrales que mantienen gran parte de sus inventarios de oro en sus propios países […], esto puede tener también un efecto positivo en la confianza del público.” El portal Telegraaf.nl informó que el portavoz del DNB dijo que ya no era aconsejable mantener la mitad de su oro en Estados Unidos, "tal vez eso fue durante la Guerra Fría, no ahora”, concluyó. Según Dutch News, la cadena pública de televisión NOS confirmó que el traslado de los lingotes se hizo por barco.
De manera que ni Alemania, ni México ni ningún otro país tiene pretexto válido para no repatriar su tesoro, o al menos parte de él cuanto antes. Los holandeses ya hicieron lo correcto. Ahora, los demás deben apresurar el paso, porque el tiempo, juega en nuestra contra.