La última intervención del Banco Central Europeo ha vuelto a dejar de manifiesto su falta de contundencia en la adopción de medidas de estímulo. Por un lado, no descartan una bajada de tipos futura y mantiene que seguirán bajos durante algún tiempo. No obstante, los indicadores adelantados indican que el fantasma de la deflación sigue presente y no se le puede calificar como “ajuste de precios relativo”, tal y como lo califica Mario Draghi.
Si analizamos claramente las medidas adoptadas por otros Bancos Centrales observamos una política más agresiva y contundente. Sin ir más lejos, las referencias macroeconómicas en UK evolucionan a un ritmo muy favorable desde la implantación de su laxa política monetaria que ha favorecido no solo la recuperación del mercado inmobiliario, sino el continuo descenso de la tasa de desempleo.
Una de las decisiones más importantes que podría llevar a cabo el BCE sería el cese del programa de esterilización de bonos soberanos. El BCE realizó compras progresivas por importe de 200.000 M. €. en bonos de países periféricos desde mayo de 2010 para evitar la caída de los mismos (igual que la FED o el BoJ). La diferencia estriba en que el BCE ha ido tomando prestado este dinero desde entonces conforme la situación mejoraba (esterilización). De esta forma se plantea ahora dejar de esterilizar ese dinero y que este fluya por el mercado en un intento de reactivar la economía real y generar un flujo de crédito efectivo.¿Las razones para no dar este paso? La diferencia principal radica en la diferencia existente entre las economías de cada país de la Zona Euro. No todos los países se encuentran en la misma situación estructural y las necesidades son distintas. Por poner un ejemplo, el problema latente del empleo en España o Grecia no lo tiene Alemania. A ello se suma la postura germana, totalmente opuesta a introducir papel en el mercado o adoptar cualquier medida que pueda desencadenar una subida descontrolada de la inflación, dado que cuentan con equilibrio presupuestario y superávit en cuenta corriente.Alemania está muy influida por su pasado histórico si bien parece claro que no se encuentra en la misma situación. La hiperinflación que asoló al país estaba motivada por su incapacidad productiva y escasez de bienes. Hoy dicha capacidad está presente y solo hay que reavivarla. Su situación económica también se ha beneficiado como país refugio de inversores dentro de la UEM (y fuera de ella). Observemos solo la evolución de los principales mercados periféricos contra el DAX alemán para hacernos una idea de la descorrelación existente desde hace unos años.El flujo de crédito hacia la economía real es muy bajo y las continuas operaciones de mercado abierto que ha llevado a cabo el BCE no han introducido mejoras sustanciales. Una medida que puede aportar mucho valor es la titulización de los préstamos a las PYMES. De esta forma los bancos compartirían parte del riesgo de impago de las PYMES con el BCE. El miembro del comité ejecutivo Jacob Asmussen admitió haber estudiado esta posibilidad, respaldando el BCE esta compra de bonos. Sería un incentivo directo a los créditos de las empresas y no se le puede pedir a los bancos que den crédito y a la vez que se desapalanquen sin tener que incurrir en un mayor riesgo.Es necesario que el BCE estudie medidas adicionales a las bajadas de tipos de interés o de depósito debido a su reducido margen de actuación. Una bajada de tipos al 0,15-10 sería una muestra de fuerza del BCE e inyectaría confianza al mercado, pero llegado a este punto y con los datos en la mano de otros bancos centrales podría no ser suficiente para paliar los problemas de convergencia monetaria en la UEM.
Miguel Caballero García
Departamento de Análisis Macroeconómico
ASPAIN 11 ASESORES FINANCIEROS EAFI