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Si quiere evitar el próximo crash de mercado, que llegará más pronto que tarde, piense en japonés

por Carlos Montero Hace 3 años
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Cada vez son más los analistas que están advirtiendo a aquellos que quieren escucharlos, que no son muchos, que las subidas de los mercados de valores no están justificadas, y que más pronto que tarde se producirá una violenta vuelta bajista parecida a la de principios de marzo. "La situación económica es tan horrible que es difícil pensar que los actuales niveles son sostenibles", es una afirmación que he escuchado varias veces en las últimas semanas. 

Este tipo de advertencias me hicieron recordar un estudio que se realizó hace algunos años, en el que se demostraba que para reducir los riesgos de tomar decisiones imprudentes y que nos llevaran a fuertes pérdidas en los mercados financieros, era muy útil considerar esas decisiones pero en un idioma que no es el tuyo natal. Recordemos:

Una serie de experimentos en más de 300 estadounidenses y coreanos, reveló que pensar en una segunda lengua redujo profundamente los arraigados prejuicios engañosos que influyen de forma indebida en cómo se perciben los riesgos y beneficios.

"¿Tomaría las mismas decisiones en un idioma extranjero como lo haría en su lengua materna?", fue la pregunta que se hizo un grupo de psicólogos encabezado por Booz Keysar de la Universidad de Chicago en un reciente estudio.

"La gente podría pensar intuitivamente que las personas toman las mismas decisiones sin importar el idioma que estén utilizando, o que la dificultad de utilizar un idioma extranjero haría menos sistemática la toma de decisiones. Sin embargo, descubrimos que lo opuesto eso es justamente lo cierto: El uso de una lengua extranjera reduce la toma de prejuicios en las decisiones", escribió el equipo de Keysar.

Los psicólogos dicen que la razón humana está formada por dos modos distintos de pensamiento: uno que es sistemático, analítico e intenso en conocimiento, y otro que es rápido, inconsciente y cargado de emociones.

A la luz de esto, es posible que las demandas cognitivas de pensamiento de un no-nativo, con un lenguaje no automático, deje a la gente con poca potencia sobrante mental, aumentando la dependencia a la rápida reflexión.

Sin embargo, igualmente plausible es que la comunicación en un idioma aprendido obligue a la gente a ser más reflexiva, lo que reduce el papel del instinto (que potencialmente es poco fiable). La investigación también muestra que las palabras cargadas de emociones se silencian en los idiomas no nativos.

Para investigar estas posibilidades, el equipo de Keysar desarrolló varias pruebas basadas en los escenarios propuestos originalmente por el psicólogo Daniel Kahneman, quien en 2002 ganó el Premio Nobel de Economía por su trabajo sobre la Teoría de la Perspectiva, que describe cómo la gente percibe intuitivamente el riesgo.

En un famoso ejemplo, Kahneman propuso a dos grupos de médicos estadounidenses la misma prueba pero planteada de forma diferente:

1. Al primer grupo se les ubicó en este escenario:

EEUU se está preparando para un brote epidémico de una enfermedad asiática inusual, que se supone matará a 600 personas (este experimento se realizó años antes de la actual crisis sanitaria). Se han propuesto dos programas diferentes para combatir la enfermedad.

Si se adopta el programa A, se salvarán 200 personas.

Si se adopta el programa B, hay una probabilidad de 1/3 de que se salven 600 personas y 2/3 de que no se salve nadie.

Resultado: El 72% eligió la opción A y el 28% la B. La gente adoptó la opción más segura.

2. A los integrantes del otro grupo se les dijo:

EEUU se está preparando para un brote epidémico de una enfermedad asiática inusual, que se supone matará a 600 personas. Se han propuesto dos programas diferentes para combatir la enfermedad.

Si se adopta el programa C, morirán 400 personas de las 600.

Si se adopta el programa D, hay una probabilidad de 1/3 de que no muera nadie y 2/3 de que mueran 600 personas.

Resultado: El 22% eligió la opción C, el 78% la D, lo cual da una mayor propensión a la estrategia “arriesgada”

Las personas tienen, en pocas palabras, una aversión instintiva al riesgo cuando se enfrentan a pérdidas, aun cuando la decisión esencial sea la misma. Se trata de una predisposición humana visceral. El grupo de Keysa creía que si el pensamiento en un segundo idioma promoviera la reflexión, el resultado irracional del experimento se vería aminorado.

Pues bien, Keysa repitió el mismo experimento con 121 estudiantes norteamericanos que aprendieron japonés como segunda lengua. Algunos se presentaron con una elección hipotética en idioma inglés:

EEUU se está preparando para un brote epidémico de una enfermedad asiática inusual, que se supone matará a 600 personas. Se han propuesto dos programas diferentes para combatir la enfermedad.

Si se adopta el programa A, se salvarán 200 personas.

Si se adopta el programa B, hay una probabilidad de 1/3 que se salven 600 personas y 2/3 que no se salve nadie.

Casi el 80%o de los estudiantes eligió la opción más segura. Cuando el problema se planteaba en términos de perder en vez de salvar vidas, el número de relacionado con la salvación de vidas se redujo al 47%.

Pero al considerar la misma situación en japonés, el porcentaje de estudiantes que eligió la opción que aseguraba vidas rondaba el 40%, independientemente de cómo se plantearán las preguntas. El papel de instinto parecía que se reducía.

Se realizaron dos experimentos posteriores, en los cuales la situación hipotética se cambió desde la pérdida de vidas a la pérdida de empleo, a 144 nativos coreanos de la Universidad Nacional de Chung Nam y a 103 personas de habla inglesa estudiando en el extranjero, en París, encontrando el mismo patrón de deliberación. "El uso de un idioma extranjero disminuye el efecto certidumbre", escribió el equipo de Keysar.

Los investigadores probaron cómo el lenguaje afecta a las decisiones en cuestiones de transcendencia personal. De acuerdo con la Teoría de la Perspectiva, la posibilidad de una pequeña pérdida compensa la promesa de grandes ganancias, un fenómeno conocido como la aversión miope al riesgo y arraigado en las reacciones emocionales a la idea de la pérdida.

El mismo grupo de estudiantes coreanos se presentó a una serie de hipotéticas apuestas de pocas pérdidas y altas ganancias. Cuando las apuestas se ofrecieron en coreano, tan sólo el 57% las aceptó. Cuando se las ofrecieron en inglés, ese número aumentó al 67%, sugiriendo de nuevo mayor reflexión en un segundo idioma.

Para ver si el efecto se mantiene en el mundo real de las apuestas, el equipo de Keysar reclutó a 54 estudiantes de la Universidad de Chicago que hablaban español como segunda lengua. Cada uno recibió 15 dólares en billetes de 1 dólar, cada uno de los cuales podría ser mantenido o apostado en el lanzamiento de una moneda. Si perdían en la apuesta, perdían 1 dólar, pero si ganaban obtenían un beneficio de 1,5 dólares, una propuesta que, en apuestas múltiples, es probable que sea rentable.

Cuando el procedimiento se llevó a cabo en inglés, sólo el 54% de los estudiantes realizaron las apuestas, una cifra que se elevó al 71% cuando las apuestas se ofrecieron en español. "Ellos realizaron más apuestas en un idioma extranjero, ya que esperan ganar en el largo plazo, y se ven menos afectados por la a menudo exagerada aversión a las pérdidas", escribió Keysar y sus colegas.

Los investigadores creen que un segundo idioma proporciona una útil distancia cognitiva de los procesos automáticos, promocionando el pensamiento analítico y reduciendo la irreflexiva reacción emocional.

"Teniendo en cuenta que cada vez más personas utilizan un idioma extranjero diariamente, nuestro descubrimiento podría tener implicaciones de largo alcance", escribieron, lo que sugiere que las personas que hablan un segundo idioma pueden usarlo al considerar sus decisiones financieras. En un horizonte a largo plazo, esto podría ser muy beneficioso para ustedes.

Fuentes: Wired Science

Lacartadelabolsa


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