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En los mercados de valores dar algo por sentado nos puede llevar a la ruina

por Carlos Montero Hace 5 años
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“Los números no son la realidad. En el mejor de los casos, son un pálido reflejo de la realidad. En el peor de los casos, son una gran distorsión de las verdades que buscamos medir”, afirmó el mítico inversor Jack Bogle. ¿Por qué les traigo esta cita a estas páginas? Pues porque estoy detectando entre los jóvenes inversores actuales, para mi joven es cualquier persona menor de 40, una sobrevaloración de los datos preocupante. Los gestores están sobre expuestos a información técnica y fundamental. Una sobreexposición que en la mayoría de los casos les resta más que les suma.  

Para argumentar lo anterior voy a traerles un extracto de un reciente artículo del analista Michael Batnick, director de investigación en Ritholtz WM, en el que se expone con claridad este problema de exceso de información y análisis histórico. Veamos que piensa Batnick al respecto: 

Es importante que los inversores aprendan sobre la historia del mercado y tengan un conocimiento básico de las matemáticas, pero más allá de eso, menos podría ser más.  

En los 19 años que van de 1950 a 1968, el mercado de valores proporcionó un paseo tranquilo para los inversores. Hay techos y suelos, pero no había muchos fuegos artificiales. Sólo el 1% de todos los días experimentó una ganancia o caída de más del 2%. La media del cambio diario en este periodo fue de tan solo el 0,05%. Durante este tiempo, la cantidad de días al año en el que la bolsa estadounidense experimentó una subida o caída de más del 2% no superó nunca los 11.

Si usted hubiera sido un inversor en aquella época, podría haber afirmado con rotundidad que la inversión en bolsa era bastante tranquila. No tenía ninguna razón para anticipar lo que ocurriría a continuación. 

En solo seis meses, el mercado de valores perdió un tercio de su valor. Se recuperó en unos pocos años, y justo cuando parecía que el panorama estaba despejado, el mercado se desplomó un 45%, y la economía sufrió el peor período desde la Gran Depresión.  

El mismo inversor que antes había experimentado casi dos décadas de calma y rentabilidad sin apenas riesgo, habría sufrido una volatilidad impensable. En los 12 meses desde noviembre de 1973 hasta noviembre de 1974, el mercado tuvo un movimiento del 2% 54 veces, desafiando la historia reciente. 

La conclusión de este ejemplo es que en los mercados de valores no hay que dar nada por sentado. La historia nos puede proporcionar pistas, pero hay que estar abierto a que los acontecimientos futuros sean tan rupturistas con esa misma historia que hubieran sido inimaginables con anterioridad.  


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