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La atención de los analistas no debería estar puesta en EE.UU. sino en Australia

por Carlos Montero Hace 5 años
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Los consumidores estadounidenses son los consumidores del mundo, y por tanto, de su comportamiento depende la evolución de las economías a nivel global. Es una afirmación simplista, pero no carente de veracidad. Es por eso por lo que los analistas hacemos especial hincapié en los indicadores y datos macro de este país. De ningún otro se analizan con tanto detalle. Ningún otro mueve los mercados financieros como los estadounidenses. Sencillo, pero veraz. 

“Si hay un indicador clave para el crecimiento global es el comportamiento de la economía norteamericana. Después de casi 10 años de expansión, el temor a un agotamiento del ciclo es uno de los principales factores de incertidumbre que se ha instalado en los mercados en los últimos meses”, afirmaba Nicolás López de MG en un reciente análisis, donde proseguía:  

La violenta corrección de la Bolsa norteamericana a finales de 2018 puede relacionarse con el temor a que el proceso de subidas de tipos de interés a lo largo de 2019 pudiera acabar provocando una recesión. La decisión de la Reserva Federal de parar el proceso de subidas de tipos ha eliminado en buena medida ese temor aunque persiste la percepción de que el ciclo en EEUU está en su fase de madurez lo que implica cierta falta de visibilidad sobre el crecimiento futuro. 

La economía norteamericana cumplirá el próximo mes de junio 120 meses de expansión igualando la fase expansiva más larga de su historia (desde que existen datos oficiales en 1845) que fue de marzo de 1991 a marzo de 2001. Desde 1945 el promedio de duración de las fases expansivas ha sido de 58,4 meses, la mitad de la fase actual hasta ahora. ¿Significa esto que estamos cerca de una recesión? Desde un punto de vista estadístico sin duda, pero la realidad es que los ciclos no mueren de viejos, es necesario además que haya ciertos factores que pongan en marcha la recesión.  

En la mayoría de ciclos pasados han sido las subidas de tipos de los bancos centrales para combatir el repunte de la inflación u otros desequilibrios el detonante. En otras ocasiones ha sido una crisis financiera la que ha estado en el origen de la recesión, aunque para que estalle una crisis financiera tiene que haber detrás unos desequilibrios graves en forma de deuda excesiva y de baja calidad en los balances de los bancos.  

Una primera observación es que es muy difícil detectar el final de un ciclo a través de los indicadores económicos hasta que la recesión ya está encima. El fina de una recesión, por el contrario, es más fácil de identificar. Las recesiones, vistas a través de los indicadores, son procesos de una gran intensidad y corta duración. Los indicadores caen con violencia alcanzan niveles extremadamente bajos y cuando empiezan a recuperar normalmente indican que el fin de la recesión está cerca. En los ciclos alcistas, por el contrario, no se produce ese movimiento limpio de alcanzar un techo extremo y a partir de ahí empezar a caer hasta entrar en recesión. Desde 2009 indicadores como el ISM han llegado a zonas de “techo” en tres ocasiones, la última en la actualidad, y ninguna de ellas ha dado lugar a una corrección. Simplemente se mantiene en niveles elevados durante bastante tiempo mientras la economía sigue creciendo hasta que se inicia una desaceleración transitoria y una nueva aceleración. En este sentido parece razonable asumir que en próximos trimestres el ritmo de crecimiento de la economía norteamericana se va a suavizar algo respecto al 3% actual pero no es posible anticipar de estos indicadores que estemos al final de la fase expansiva. 

 Australia sería un ejemplo de que los ciclos de crecimiento pueden alargarse mucho más de lo que nos dice la estadística pasada. Actualmente llevan 27 años seguidos de crecimiento y de momento no se observan riesgos de recesión a la vista. Recientemente el gobernador del Banco de Australia mencionaba algunos factores que en su opinión explican esta circunstancia. Algunos son de tipo circunstancial como es su cercanía a China a quién dirigen un importante volumen de exportaciones, pero otros tienen que ver más con el buen gobierno de las instituciones. En Concreto con el hecho de que siempre han mantenido una buena salud de las finanzas públicas ahorrando en los tiempos buenos, lo que les permitió apoyar a la economía durante la crisis global de 2008-09 (“En Australia un partido puede ganar las elecciones diciendo que va a ser más prudente fiscalmente que la oposición”). A su vez este buen gobierno público se traslada también al sector privado que no ha vivido los excesos que se produjeron en otros países y que provocaron el estallido de la crisis financiera en 2008. En definitiva, el secreto de la prolongación de una fase expansiva es evitar la creación de desequilibrios graves en la economía y el mantenimiento de unas finanzas públicas saneadas en los buenos tiempos que permitan ayudar a la economía en los malos.  


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