España se encuentra a la cola de Europa en cuanto a cultura financiera, según el Banco Mundial únicamente el 49% de los españoles mostraba un conocimiento de los conceptos financieros elementales, muy lejos de los países del norte de Europa como Dinamarca, Suecia, Alemania o Paises Bajos donde dichas tasas alcanzan un porcentaje cercano al 70% y tan sólo superando a algunos países del sur de Europa como Portugal o Grecia.

En un informe elaborado por la Universidad George Washington y Standard and Poors sobre formación financiera establece que cuanto menor es la cultura financiera de los ciudadanos mayores son las probabilidades de incurrir en deudas, impagos de hipotecas o insolvencia. El perfil donde se da una mayor incultura financiera según los resultados correspondería con una mujer de escasos recursos económicos y un nivel de educación bajo y es en aquellos en los que los programas gubernamentales de formación deben hacer un mayor esfuerzo de formación financiera para que dichas personas no se queden excluidas socialmente.

Destaca que uno de cada tres españoles no tenga ningún tipo de ahorro, seis de cada diez no saben lo que es un fondo de inversión, tres de cada cuatro no entiende su actual hipoteca y casi la mitad no entiende la información bancaria que le envían a su domicilio.

Ante este desolador panorama nos surge la pregunta sobre si sería necesario empezar a impartir en las escuelas un programa de formación financiera que capacite a nuestra  población de unos mayores conocimientos, mentalidad de ahorro y evite el que se produzca los problemas de impagos, insolvencias y sobre endeudamiento que trae consigo el poseer unos conocimientos financieros tan escasos.

La escasa cultura financiera de nuestra población es apoyada por determinados sectores de nuestra sociedad para poder culpabilizar al sistema de la enorme desigualdad económica que existe entre individuos y hacer partícipe al Estado de la salvación de los problemas de los ciudadanos, cuando somos los ciudadanos quienes debemos coger las riendas de nuestros problemas para salir adelante. El culpabilizar a quien más tiene de los problemas de los que tienen menos es como llorar en vez de esforzarse por salir de esta situación y recuerda al niño que llora para que su papá (Estado) le salve de sus problemas en vez de esforzarse por sí mismo, es enfrentarse a los problemas como un niño en vez de como un adulto.

En definitiva, si queremos que nuestra sociedad deje de lamentarse de sus problemas y de culpabilizar a los más afortunados de su situación démosle una caña y enseñémosle a pescar en vez de tener que asistirle como si fuera un niño incapaz de actuar por sí mismo, dotemos a nuestra sociedad de una mayor formación y cultura financiera para que sea capaz de salir adelante por sí misma.