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La historia del pescador costero y el ejecutivo de Wall Street

por Ismael de la Cruz Hace 7 años
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La felicidad y la alegría está en las pequeñas cosas y detalles. Tan sólo hay que identificarlas y disfrutarlas, cada persona las suyas. Les dejo una bonita historia que refleja a la perfección lo que les quiero transmitir.

” Un asesor financiero de un banco de inversiones norteamericano estaba en el muelle de un pueblecito costero cuando llegó un bote con un pescador humilde. Dentro del bote había varios atunes de buen tamaño.

El banquero elogió al pescador y le preguntó cuánto tiempo había tardado en obtener dichos atunes. El pescador le respondió que no mucho. Entonces, el banquero le dijo que por qué no estaba más tiempo en el mar y sacaba más atunes.

El pescador le contestó que él tenía todo lo que necesitaba para ser feliz al igual que su familia. El banquero le dijo qué hacía con el resto de su tiempo libre. El pescador le contestó que madrugaba para salir a pescar y luego tenía tiempo para jugar con sus hijos, dormir la siesta con su mujer, bajar al pueblo a jugar al dominó con sus amigos en una taberna tomando vino.

El banquero le dijo que debería estar más tiempo pescando, con el dinero extra que ganaría comprar un bote más grande y pescar más, luego comprar varios botes, luego no vender el pescado a un intermediario sino directamente a un distribuidor o abrir su propio centro de venta en el pueblo. Finalmente abrir varios centros de venta en los pueblos cercanos y acabar abriendo puestos de venta en varias ciudades.

El banquero le dijo que en 10 años podía conseguir todo eso y así podría disfrutar de lo que le gusta (jugar con sus hijos, dormir la siesta con su mujer, jugar al dominó con los amigos en la taberna del pueblo tomando vino).

El pescador le respondió: ¿acaso no es eso lo que tengo ya?”

Como verán, la moraleja es muy sencilla pero importante: cada persona tiene que tener muy claro qué es lo que le haría feliz en la vida, da igual lo que sea, se puede ser muy feliz con cosas muy modestas y normales, no hace falta ser millonario ni anhelar cosas imposibles.

Una vez que se haya logrado aquello que le hará feliz siempre, sencillamente consérvelo, no aspire a nada más, solamente a conservarlo y disfrutarlo.

Así pues, para ser feliz no se trata de alcanzar cosas difíciles (tener mucho dinero, grandes casas, yates, viajar por el mundo). Hay personas que logran la felicidad con cosas muy sencillas, como tomar un café tranquilamente en una terraza leyendo la prensa o un buen libro; ver una buena película; quedar con los amigos a comer o tomar una cerveza; tener tiempo libre para relajarse y dedicarlo al ocio.

No es más feliz el que más tiene, sino el que menos necesita.


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