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El peor enero que se recuerda

por Javier Galán Hace 8 años
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El comienzo de 2016 ha sido uno de los peores que se recuerdan. El sentimiento negativo impulsado por las noticias provenientes de la desaceleración de China y la continua caída de las materias primas y especialmente del precio del petróleo, están provocando correcciones significativas en todos los activos (tanto de renta variable como de renta fija) que incitan a medios de comunicación a considerar la situación actual un mercado bajista o “bear market”.

Como ya he advertido en varios informes y artículos mensuales, no habrá un mercado bajista si no hay recesión, y ésta, a día de hoy, es difícil (aunque no imposible) que se produzca. Es evidente que los riesgos que acechan sobre la economía China tienen una mayor repercusión sobre el resto de economías, por lo que los movimientos de los mercados hay que vigilarlos con mayor atención si cabe.

De momento, el movimiento de los mercados (-20% de corrección de la renta variable desde los máximos de mayo de 2015), obedecen más a sentimientos de miedo que a hechos contrastados de crecimiento económico y empresarial. Es decir, los fundamentales en los países desarrollados siguen suficientemente fuertes como para no atisbar una recesión en los próximos meses, pero ya se sabe que el mercado anticipa el comportamiento de las economías, por lo que hay que seguir muy de cerca las variables macroeconómicas más relevantes para descartar la temida recesión.

Europa, Japón y Estados Unidos siguen creciendo aunque quizás a menor ritmo del que cabía esperar hace unos meses. Esta desacelerón unida a la caída de las materias primas y su implicación en la inflación, han hecho volver a actuar al Banco de Japón con más liquidez y estímulos monetarios, a anunciar al Banco Central de Europa un incremento de los estímulos monetarios en marzo y a anunciar a la FED que la subida de tipos de interés esperada para 2016 en EEUU será más lenta o incluso inexistente si hiciese falta.

Las correcciones que llevamos en bolsa desde mediados de diciembre han dejado al Euro Stoxx 50 cotizando a 12x PER’16E y > 4,3% de rentabilidad por dividendo. Estos niveles de valoración no los vemos en Europa desde mediados de 2013, que en mi opinión, empieza a ser suficientemente atractivo como para plantearse incrementar la exposición a renta variable europea con mayor margen de seguridad.

Es evidente que podemos tener más correcciones, pero a partir de los niveles actuales, la tesis de inversión tiene que cambiar radicalmente desde expectativas de crecimiento a expectativas de recesión para que las bolsas se abaraten más aún.


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