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Inflación, deflación y otras chicas del montón

por Observatorio del Inversor de Andbank Hace 10 años
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Cada movimiento de precios tiene un término asociado que lo define. Así, podemos hablar de inflación, desinflación, deflación, estanflación o hiperinflación, según cómo sean estos movimientos de precios. ¿Qué definición corresponde a cada término? Veamos caso por caso.   

Inflación

La inflación es la situación más fácil de definir y de entender. Consiste en un aumento generalizado de todos los precios de los productos y servicios que se incluyen en la cesta que compone el IPC (Índice de Precios al Consumo). Si esta subida no es general, es decir, si solo afecta a alguno de ellos, no es inflación.

Esta situación suele producirse por una política monetaria laxa, y/o por un cambio en las expectativas de las empresas, que ante una fase expansiva del ciclo económico esperan que los precios aumenten y los ajustan, junto a los salarios, al alza.

Deflación

La deflación -fenómeno contrario a la inflación o tasa de inflación negativa- consiste en la caída generalizada del nivel de los precios de bienes y servicios que conforman la canasta familiar.

La principal causa que la origina es la disminución de la demanda, lo cual representa un problema mucho más grave que la inflación, ya que la bajada en la demanda significa una caída general de la Economía. En este sentido, la deflación puede desencadenar un círculo vicioso del que es difícil salir, puesto que las empresas tienen que vender sus productos para cubrir al menos sus costos de producción. En tales circunstancias, las empresas se ven obligadas a bajar los precios, lo que supone trabajar con un margen de contribución bajo, e incluso negativo, del que muchas empresas no se recuperan.

Por el lado del consumidor la situación se agrava aún más. Con los precios bajando de forma generalizada, la demanda disminuye aún más, porque los consumidores entienden que no merece la pena comprar si mañana todo será más barato que hoy. Dado este círculo vicioso, la deflación se convierte en causa y efecto a la vez de la falta de circulación del dinero en la Economía, pues todos prefieren retenerlo.

Desinflación

La desinflación corresponde a un descenso generalizado de -atención- la tasa de crecimiento de todos los precios de los bienes y servicios de la cesta que configura el IPC. La desinflación corresponde a una menor inflación, es decir, los precios continúan aumentando pero en un menor porcentaje.

Los bancos centrales tratan de mantener la estabilidad de precios evitando que tanto la desinflación como la inflación sean excesivas.

Estanflación

La estanflación se caracteriza por subidas del IPC y caídas o crecimiento cero del PIB (Estancamiento + Inflación). Se trata de una de las peores combinaciones, ya que distorsiona los mercados y es muy complicada de combatir. Para incentivar el consumo y salir de la recesión se requerirían políticas de expansión fiscal, pero este tipo de medidas tienden a generar inflación.

Históricamente, la estanflación ha estado ligada al precio de las materias primas, como en la década de los 70 con la fuerte subida del precio del petróleo, que incrementó los costes de producción de las empresas, lo que desencadenó una oleada de despidos y la reducción del consumo y, por ende, del crecimiento económico.

Hiperfinflación

La hiperinflación se produce cuando se registra una tasa de inflación muy elevada, lo que provoca la pérdida del poder adquisitivo de una moneda a un ritmo trepidante.

Su principal causa es un aumento rápido y masivo de la cantidad de dinero, que no se encuentra apoyado por el crecimiento en la producción de bienes y servicios. La hiperinflación es una situación muy extrema que provoca, en definitiva, la destrucción de la economía. Un ejemplo de lo más sonado fue la hiperfinflación vivida a comienzos de los años 20.


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