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Uno de los argumentos, quizás uno de los más relevantes, para explicar la Gran Moderación (noventa y hasta la primera década actual) fue la Globalización. Un concepto que comprendía tanto la mayor integración económica y financiera mundial. Al final, con el comercio por un lado, como vehículo integrador que ha mantenido crecimientos mayores al propio crecimiento económico, y la apertura de los mercados financieros internacionales. ¿Cómo negar la importancia de estos dos factores en el largo, fuerte y estable crecimiento previo a la Crisis? ¿cómo no temer la rapidez con que se desarrolló este proceso ante la acumulación de excesos que nos ha llevado a la Crisis?.

Naturalmente, la pregunta ahora es obligada: ¿cómo se han desarrollado estos factores durante la Crisis?.

En el fondo, el proceso de Globalización fue compatible con un proceso de regionalización. Y es que tanto en términos de comercio como a nivel financiero la interrelación regional fue mucho más relevante. ¿Lo dudan? De forma inconsciente lo asumimos de forma directa al hablar de áreas y no países: Asia, Latam, Zona Euro, Este de Europa, EU y Norteamérica. Es algo más que la proximidad geográfica. De hecho, la proximidad geográfica puede actuar de forma positiva y también negativa al desarrollo de un país. Esto lo han estudiado en profundidad en Africa. Pero quizás el ejemplo más evidente de la importancia del factor regional frente al global lo tengamos en el desarrollo de la Crisis. El deterioro del producto, la propia convergencia en ciclos, ha sido más evidente al considerar regiones. Y los mercados, su comportamiento, también es capaz de discriminar entre regiones lo que se convierte en un nuevo nexo de unión económica y financiera.

 En un reciente estudio el FMI ha intentado delimitar la importancia de los factores domésticos de los regionales en los ciclos económicos, considerando un periodo largo de 1960/2010. Y luego en periodos más cortos, considerando especialmente el periodo 1985/2010 considerado el de la gestión y resolución (es un decir) de la Crisis. Determinando el producto total y dividido entre consumo e inversión, la conclusión en el periodo largo anterior es que el factor regional era mucho más significativo para explicar el comportamiento de la inversión y en menor medida del producto frente al mundial. Y este era algo menos significativo, pero con una diferencia mínima, para explicar el comportamiento del consumo. Ambos, factor mundial y regional, explicaban el 25 % de la variación del producto y del 15 % tanto en el consumo privado como de la inversión. ¿Y si la muestra se divide? Entre 1960/84 y 1985/2010. Por de pronto, el factor mundial perdió peso (casi hasta la mitad) en el producto en el segundo periodo, en menor medida en el consumo pero aumentó su importancia en la inversión. Y un comportamiento uniforme en que aumentó el peso del factor regional en las tres variables hasta el doble en el producto, un 20 % más en el consumo y un 50 % más la inversión. 

No solo la integración comercial  e interacción financiera. La realidad es que también ha aumentado con fuerza la interrelación sectorial en un contexto de diversificación económica. De esto sabemos mucho en la zona Euro, aunque lo cierto es que los problemas domésticos han magnificado las diferencias en el comportamiento económico durante la Crisis. La inestabilidad de los mercados, traducida en problemas de financiación, ha hecho el resto. De hecho, lo sucedido en la zona EUR en los últimos años ofrece una información valiosa sobre las consecuencias positivas de la interrelación regional pero también de los peligros que conlleva cuando hay discrepancias en factores clave como la competitividad y excesos de precios o deuda. En la zona Euro sabemos que todo esto obliga a tomar medidas de ajuste (sacrificios), solidaridad e integración financiera/fiscal. Pero en el resto del mundo la elevada interrelación regional obliga a una mayor coordinación política para amortiguar que no eliminar sus riesgos. Será sin duda el próximo reto a nivel internacional, una vez que hayamos superado la Crisis. Lamentablemente esto no será rápido.

 


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