image
Valoración: image4.00
Tu Valoración:
* * * * *

Comprar los insumos en un país, producir lo bienes intermedios en otro, ensamblarlo en un tercero. Distribuirlo desde otro país. Naturalmente, el diseño será fundamental, en cualquiera de los anteriores o desde otro diferente. En conjunto, la cadena internacional en la producción y venta de un producto es mucho más importante que el tipo de cambio utilizado en su venta final. La competitividad vía precio (incluido el tipo de cambio) se ve más que superada por la competitividad conseguida durante el proceso productivo. Cuestiones como la calidad o la penetración en mercados son otras variables relevantes para considerar que un país, una compañía o un producto, son competitivos.

Pienso en todo lo anterior cuando escucho a algún estamento político (europeo...francés el más reciente) que el EUR está sobrevalorado, repercutiendo en un descenso de la competitividad de los productos europeos. Hace poco leía un interesante artículo donde el EUR salía muy bien parado: el EUR era la moneda de los acreedores (superávit estructural en la balanza corriente....¿no es la competitividad exterior vía precios la opción elegida para superar la Crisis?) lo que inexorablemente pasa por ser una moneda apreciada. Pero esto se puede ver también desde otros dos puntos de vista:

1. Baja demanda interna, riesgo de deflación

2. Elevado interés de nuestros activos para el inversor internacional

Ya sé que todo lo anterior está relacionado. Pero, al final, converge hacia una única conclusión: salvo accidentes en el proceso de integración europea, seguiremos teniendo una moneda fuerte en los mercados de divisas. Lamentablemente, nuestras empresas deberán ver esta apreciación de la moneda como la contrapartida de una mejora en las condiciones de financiación y menores riesgos sobre su supervivencia.

¿Alemania como ejemplo? Resulta llamativo que la petición a Alemania de que sea realmente el principal motor de crecimiento en la zona (el financiero lo es ya, directamente y a través del peso del Buba en el ECB) sea simultánea a que muchos países tomen su modelo de crecimiento precisamente como modelo de desarrollo futuro (o de supervivencia; sobre este punto tengo enormes dudas). De hecho, el único ejemplo posible sería el elevado peso de las exportaciones sobre el producto final. El resto, desde educación, emprendedor e tipo de industria, no es fácil de imitar a corto plazo. Y tengo serias dudas de que lo sea a medio plazo como también las tengo sobre la posibilidad de que realmente sea un modelo a imitar. Como dije al principio, lo relevante en el modelo exportador es estar en la parte media alta o final en la escala de suministro. De mayor valor añadido. Esto sería realmente el ejemplo a imitar en el caso de Alemania. ¿Se están poniendo las condiciones para lograrlo en España?.

Con todo, hay algo que realmente resulta esperanzador. Especialmente en nuestro país: me refiero a la inversión directa internacional que puede acompañar en algún momento al flujo de inversión (dinero caliente o golondrina, en bolsa o deuda) que ahora nos avasalla. El Gobierno espera que este tipo de inversión casi se triplique durante este año con respecto al pasado. En buena parte, inversión europea (más del 60 % con los últimos datos conocidos) buscando oportunidades en nuestra posición geográfica, infraestructuras y también de la mayor flexibilidad conseguida tras las reformas aprobadas por el Gobierno en un proceso que en mi opinión no ha finalizado. Aquí sí podemos hablar de un potencial cambio estructural que puede mejorar nuestra posición competitiva. Más allá del tipo de cambio del Euro.


Compartir en Facebook Compartir en Tweeter Compartir en Meneame Compartir en Google+