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Sin ánimo de corregir a un premio Nobel, el mercado no está tan caro como parece

por Scotrade Research Hace 10 años
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Hay un ratio de valoración que preocupa especialmente al mercado: el PER Shiller Ajustado (CAPE), que toma el promedio de beneficio de los últimos 10 años.

Este ratio, desarrollado por el premio Nobel Robert Shiller, se encuentra claramente por encima de su promedio histórico para el selectivo S&P 500 (cotiza sobre 25 frente una media de 15). Esto implicaría una sobrevaloración del 40%. Ahora bien, desde 1990, el ratio únicamente ha estado un 2% del tiempo por debajo de esa media histórica. 

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Esto puede ser debido a dos motivos, como afirman los analistas de Philosophical Economics: O bien los niveles promedio de este ratio se han desplazado de manera significativa al alza las últimas décadas, o el ratio no funciona.

No hay otra manera de explicar porque el ratio se ha negado sistemáticamente de desplazarse hacia el promedio.

Estos analistas afirman que lo más probable es lo segundo que lo primero.

No hay duda que el mercado de valores actual está más caro que la media de algunas épocas como en la década de 1910, de 1930, 1940, 1970 0 1980. Mirando hacia el futuro, la rentabilidad del capital a largo plazo será más baja que en esas décadas. Pero el mercado no está tan caro como el CAPE sugiere.

No hay ninguna razón para pensar que las valoraciones de esas eras, distorsionadas por guerras mundiales (1914-1918, 1939-1945), mala gestión económica bruta (1929-1938), o periodos de alta inflación y altos tipos de interés (1970-1982), eran más apropiadas que las valoraciones actuales. Las valoraciones en esas épocas eran "apropiadas" a las circunstancias de esas épocas. Vivimos en diferentes circunstancias.

Por otro el CAPE usa datos inconsistentes. Para la obtención del promedio de 10 años de los beneficios empresariales para formar este ratio, se utilizan los Principios de Contabilidad Generalmente Aceptados (PCGA). Sin embargo, los estándares de GAAP han cambiado dramáticamente en los últimos 15 años.

El cambio más importante consiste en la forma en que se contabiliza el fondo de comercio. Conceptualmente, las ganancias de una empresa son el incremento de su valor en libros antes de abonar dividendos. Cuando una empresa compra a otra, el precio de compra es casi siempre mayor que el valor en libros. Pero si el comprador paga un precio más alto por esa compañía que su valor en libros, entonces su propio valor en libros va a caer por la adquisición. Para evitar la creación de una pérdida ilusoria, se permite contabilizar la diferencia entre el precio pagado y el valor en libros como un activo intangible llamado fondo de comercio. Esto mantiene su valor en libros constante, y evita tener que informar de pérdidas.

Antiguamente, los PCGA permitían que se amortizara el fondo de comercio como un incremento del costo no monetario, durante un período de 40 años. Pero en 2001 la norma cambió, y se eliminó la amortización del fondo de comercio en su totalidad. En lugar de esa amortización, las compañías están obligadas a comprobar anualmente el deterioro del valor. Esto significa que tienen que examinar, sobre una base anual, los activos corporativos que se han adquirido, y asegurarse que dichos activos valen lo que se pagaron por ellos. Si se llega a la conclusión que no, entonces se tiene que amortizar el fondo de comercio.

La desventaja de este método es su asimetría. Cuando una empresa hace una adquisición que más tarde se da cuenta que fue un error, como sucedió con Time Warner en su famosa compra de AOL en el pico de la burbuja punto com, la empresa tiene que anotar las pérdidas. En el caso de Time Warner la pérdida fue de 54.000 millones de dólares. Pero cuando una empresa hace una adquisición que resulta ser un éxito, como la adquisición de Youtube por Google, no se anota como un beneficio. Youtube está aún en el balance de Google a precio de costo, aunque es probable que su valor sea 10 veces más.

Esto, que contablemente pudiera ganar en precisión, para el ratio PER Shiller es un problema, pues compara beneficios con distintas aplicaciones contables, que hace inútil cualquier comparación entre valores actuales y anteriores a 2001.

Esto es especialmente problemático a día de hoy, pues el promedio de 10 años de beneficio incluye las secuelas de la burbuja tecnológica, y las crisis inmobiliarias y la Gran Recesión. Estos períodos están contaminados con fuertes amortizaciones, que acabaron con los beneficios de las compañías, y que sesgan el ratio al alza.


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