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"Empecinamiento por las Tecnológicas. La baraja no está del lado de los inversores"

por La Carta de la Bolsa Hace 3 años
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Unos que sí, otros que no. Unos, que la ostia de los valores tecnológicos será hipopotámica. Otros, que el mundo está en sus manos y que los altos PER de hoy serán más bajos mañana. El dinero sigue entrado en las principales tecnológicas de Wall Street, cada vez más grandes, cada vez más poderosas. Hay un auténtico empecinamiento por media docena de valores en Wall Street. Dice la RAE que empecinamiento es el mantenimiento excesivamente firme de una idea, intención u opinión, generalmente poco acertada, sin tener en cuenta otra posibilidad. "Le cuesta rectificar, bien por el empecinamiento en el error que le lleva a nuevos errores, bien por la no conciencia del error cometido". La Historia nos enseña cómo invertir en Bolsa. Pero la Historia se escribe cada día. Eso es lo difícil, porque métodos de ayer no sirven hoy y protocolos de hoy caducarán mañana. En cualquier caso, la Historia siempre enseña mucho. Ahora, el dinero adora el becerro de oro delas tecnológicas."Quizás la economía global desafiará muchas expectativas y entrará en un nuevo período de crecimiento espectacular impulsado por la tecnología. De lo contrario, parece que la baraja está un poco más en contra de los inversores cuando se trata de obtener grandes beneficios. (Lisa Abramowicz)

"Me he perdido el pelotazo del siglo y, años después, reconozco que no indicios suficientes que hagan pensar en ese ostiazo súbito  de los valores tecnológicos..."

Traigo a colación un extracto de Roberto Ruarte, Analista, Ruartes Reports:

Al igual que ocurre en la historia, el comportamiento de la Bolsa también está siendo escrito. Los expertos en mercados deben hacer uso de todas las herramientas posibles para conocer el estado del humor que se repite y ver en qué parte del ciclo nos encontramos, con el fin de estar pendiente de cuando la tendencia es madura al alza o a la baja o cuando existe demasiada euforia, en cuyo caso estaremos cerca del techo y viceversa.

Las mayores satisfacciones como analista son y serán la detección de máximos y mínimos importantes. Al principio, es una práctica que puede resultar difícil, no obstante cuando uno entiende el concepto de que el ser humano acepta rápidamente la historia como obvia, se convierte en algo gracioso.

De este modo, era obvio comprar bancos argentinos devaluados a niveles del año 2002, vender acciones tecnológicas en 2000, saber que el barril de petróleo en niveles de 147 dólares era una burbuja como que el crudo próximo a 10 dólares en 1998 era todo un regalo.

Es decir hay que mirar los gráficos, lo que sucedió a continuación y, en seguida, asumimos la obviedad de la oportunidad. Muchos expertos podrán contar con todo detalle por qué se produjo la crisis del Tequila, la burbuja de las tecnológicas, la recuperación de Argentina, la debacle de Wall Street en 2008 o la debilidad del dólar en 2009. Pero siempre lo harán echando un vistazo hacia atrás, hacia la historia, analizando las razones que motivaron lo que aconteció y explicarla de tal manera como si hubiera sido obvia. Lo que pasó estaba claro, pero para proyectar lo que ocurrirá hay cinco escenarios diversos que dependen de 30 variables distintas.

En estos escenarios de incertidumbre, los mercados pueden subir, bajar o mantenerse dependiendo de las variables. Y en este contexto, se dan las famosas frases: se dio lo que pensaba, es difícil que no haya sido contemplado con todas las alternativas planteadas, o sube o baja o se queda.

Si el inversor cuenta con los tres escenarios para analizar el mercado seguro que acierta aunque, todo hay que decirlo, carece de todo valor predictivo. No obstante, la mayor ventaja es que leyendo el pasado, uno se puede ayudar para tomar decisiones correctas en el futuro.

Un célebre analista cuenta que en una universidad de Estados Unidos se llevó a cabo un experimento para comprobar esta deformación del ser humano de considerar la historia como obvia. En la Facultad de Psicología se separó a los alumnos en dos grupos de similares características, a uno de los dos grupos se les aseguró que durante la Edad Media había se produjo una invasión de ingleses en África, y que los británicos habían enfrentado a los temibles zulúes.

Los británicos contaban con armas de fuego mientras que la población africana no, por lo que se preguntó a los integrantes del grupo que manifestaran cuáles eran las probabilidades de victoria de cada “bando”. Tras de un análisis detallado teniendo el peso del armamento de los colonizadores así como los locales temerarios y conocedores de su territorio, llegaron a la conclusión de que las probabilidades eran 50 y 50, dicho de otro modo, cualquiera podría haber ganado la batalla.

Al segundo grupo se le contó la misma historia pero se les contó que la batalla había sido ganada por los zulúes. En ese momento, los integrantes de este segundo grupo, afirmaron que era algo obvio dado que eran mayoría y tenían un conocimiento mucho más exhaustivo del territorio. En este caso, este grupo sabía la historia, y la consideraron obvia, el primer equipo no la sabía y asignó probabilidades similares a la victoria de uno y otros.

Este ejemplo puede darse también en la economía y en el día a día de los mercados, a usted le podrán explicar con lujo de detalles todas las crisis o los milagros económicos una vez hayan ocurrido, y pensará que todo lo que le cuentan, tal como sucedió, era obvio.

Pero no se deje engañar, los expertos de los mercados cuentan con el conocimiento de la historia. Por ello, en el momento en el que deben augurar el futuro, no se alejarán del 50-50% que mantuvo el primer grupo de estudiantes que no conocía el final de la historia o varios escenarios con todas las alternativas posibles que carecen de total valor predictivo.

Lacartadelabolsa


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