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Dividendos, el recorte o la supresión pueden ser magníficas opciones de compra

Mar Revuelta de La Carta de la Bolsa
por CapitalBolsa Hace 3 años
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Se ha abierto el melón de los recortes o supresiones de dividendos. Pero no hay que rasgarse las vestiduras. Analizar, analizar y no generalizar. En un mercado dominado por las máquinas es muy difícil separar el trigo de la paja. Con paciencia, con perseverancia y con un conocimiento cierto de las empresas cotizadas siempre se consigue. En una coyuntura caracterizada por la vuelta a la volatilidad y por la aparición de fantasmas del pasado, con caídas históricas de los precios, hay mucho que pescar en sus ríos revueltos. Asunto de vital importancia en nuestra gestora es el tratamiento que los mercados hacen a aquellas compañías que deciden recortar o suprimir dividendo. Lo primero que sucede es un castigo fuerte en Bolsa y luego, la postración. En muchas ocasiones, estas empresas congelan sus derramas durante años, incluso de por vida. Hay otras, no obstante, que levantan el vuelo cuando el pesimismo se ha cebado y salta la sorpresa: lo que era un valor muerto y desahuciado se convierte en una magnífica inversión", me dice E. J. gestor de patrimonios, que me envía el siguiente enlace:

Una empresa que opta por recortar su dividendo ser una opción interesante para la generación de rentas. Tradicionalmente los mercados han tendido a castigar en bolsa en el corto plazo a aquellas empresas que no han sido capaces de mantener su disciplina financiera, y han optado por reducir, sustituir por acciones o incluso cancelar su política de dividendos para poder afrontar en la mayor parte de los casos un descenso de los beneficios, que es el motivo más habitual detrás de estas decisiones.

En cambio, habitualmente la distribución de dividendos funciona como un incentivo a la hora de adquirir acciones en empresas estables, tal y como recuerda Emma Stevenson, redactora de inversión de Schroders: “A menudo, las empresas que distribuyen dividendos interesantes son las que ya no se benefician de la reinversión de sus ganancias, mientras que aquellas que presentan una importante oportunidad de crecimiento suelen usar sus beneficios para expandir su negocio”.

Por tanto, mientras que el atractivo de los pagadores de dividendos es evidente – ofrecen una fuente de rentas que aporta una rentabilidad constante de inversión-, ¿cómo puede ser posible que también sea atractivo el caso contrario? Aunque Stevenson admite que “en apariencia, un recorte de dividendos no es nada positivo para los accionistas”, lo que justifica el descenso de las cotizaciones de las empresas que anuncian esta clase de medidas, matiza que “recortar el dividendo puede constituir una estrategia muy sensata”.

“A largo plazo, tratar de mantener los dividendos en unos niveles insosteniblemente elevados puede resultar mucho más perjudicial para la empresa (y sus accionistas) que interrumpirlos temporalmente o recortarlos”, añade. Es más, la experta alerta de la posición de vulnerabilidad de aquellas empresas que optan por endeudarse a futuro para poder abonar su dividendo presente en ausencia de un crecimiento sostenido de los beneficios. En definitiva, “el recorte de dividendos suele ser uno de los primeros pasos que dan las empresas para intentar recuperar su estabilidad financiera”, recuerda Stevenson.

Cómo interpretar un recorte de dividendo

“La decisión de recortar los dividendos puede reducirse a si el equipo directivo prioriza la situación del negocio a largo plazo o los efectos en su cotización a corto”, continúa la redactora de inversión. Bajo su punto de vista, es preferible de cara a los inversores con un horizonte de inversión de largo plazo que “las empresas recorten su dividendo para proteger su balance o que reinviertan en el negocio a que distribuyan un dividendo insostenible a toda costa”.

Por otra parte, Stevenson anota que, cuando una empresa opta por recortar su dividendo, esta medida suele venir acompañada de una desbandada general de los cazadividendos, al vender sus acciones los inversores con un enfoque más de corto plazo. Estas ventas pueden representar un punto de entrada atractivo para aquellos inversores largoplacistas centrados en el valor. “Después, al menos en teoría, el equipo directivo estabiliza el negocio, se restablece la distribución de dividendos y la cotización se recupera. Este escenario puede suponer una oportunidad para que los inversores participen tanto del aumento del dividendo como de la revalorización de las acciones”, resume Stevenson (ver gráfico).

La redactora de Schroders llega a añadir que puede haber momentos puntuales en que tenga sentido mantener una acción, aunque la empresa haya recortado su dividendo, pero solo si “el recorte responde a los intereses de la firma a largo plazo”.

“Jamás le diríamos a una empresa cuál debe ser el nivel de su dividendo. En su lugar, preferimos brindar a los equipos directivos de las empresas en las que invertimos la libertad y la confianza para recortar su dividendo si consideran que no es sostenible o que sería mejor invertir el capital de otro modo”, comenta a este respecto Simon Adler, gestor de fondos de renta variable value en Schroders. Adler reivindica que “es mucho mejor adoptar este enfoque antes de sobrecargar el balance para distribuir un dividendo que no pueden permitirse”.

El gestor plantea una última situación que actualmente está más presente en el mercado: la posible vulnerabilidad, en este punto del ciclo de mercado, de aquellas empresas que se comportan como bonos (“bond proxies”), al repartir dividendos sólidos y estables: “A muchas les aterroriza el efecto negativo que la decepción de los inversores puede tener en su cotización si recortan dividendo”, concluye el experto.

 

Lacartadelabolsa


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