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Tres reglas de oro para emprender con éxito

por CapitalBolsa Hace 5 años
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Aunque las condiciones para el emprendimiento disten de ser ideales en el Estado español, lo cierto es que las pequeñas y medianas empresas (PyMEs) componen la aplastante mayoría del tejido económico español. Cada año en nuestro país, miles de proyectos empresariales levantan la persiana con el objetivo de ganarse la vida realizando una idea individual o de un pequeño colectivo. No obstante, por desgracia, muchas perecen en el intento y no por falta de ganas o de buenas ideas. Lo cierto es que el emprendimiento implica convertirse en hombres y mujeres orquesta y, sobre todo, tratar de alcanzar la excelencia en los más variados aspectos de la gestión. Y esto, solo algunos consiguen hacerlo. También en el ambiente de las start-up, tan promovido en los últimos años por actores públicos, privados y entidades financieras, a menudo sucede que una buena idea no es suficiente para un buen proyecto. A emprender se aprende con la experiencia, pero existen tres consejos de oro que pueden revelarse claves a la hora de decidir el destino de nuestros sueños emprendedores.

1. Un buen organigrama

En los proyectos pequeños suele dársele al organigrama mucha menos importancia que en medianas y grandes empresas, bajo la idea errónea de que todo el mundo puede ocuparse de todo según la circunstancia. Esto no solo resulta poco eficiente a corto y medio plazo, sino que a la larga puede acabar además creando conflictos internos relacionados con la falta de claridad en las misiones –y en las responsabilidades, por tanto. El organigrama de una empresa comercial representa de manera visual las ocupaciones de cada uno de los trabajadores de la empresa y también la jerarquía entre ellos. De esta manera, se estructuran las responsabilidades, hay una mayor especialización por parte de cada uno de los miembros del grupo y también una mayor claridad en las relaciones con proveedores y clientes.

2. Solvencia económica y financiación

Parece un consejo de Perogrullo, pero es muy importante contar con algo más que el capital social inicial o, como mínimo, con posibilidad de acceder a mecanismos de financiación de cualquier tipo. No se trata a priori de tener que pedir por defecto un crédito por lo que pueda pasar, ni mucho menos. Pero sí se trata de estar preparado para cualquier imprevisto, ya sea este un escollo con el que no contábamos o una oportunidad inesperada que, sin embargo, requiere una inversión inicial.

3. Autonomía y proactividad

Es necesario ser capaz de tomar decisiones en tiempos poco dilatados y teniendo en cuenta en lo posible todas las circunstancias que rodean a cada coyuntura. De la misma manera, es esencial tener la capacidad de ver, escuchar y reflexionar más allá de los horizontes de nuestra propia idea. Lo que en inglés se llama “thinking out of the box” puede ser de gran ayuda para resolver de manera heterodoxa pero eficaz ciertos obstáculos a priori invencibles. También es este tipo de pensamiento el que convierte nuestro proyecto en único y distinto de todos los demás.

Y la última regla, que no requiere explicación, son las ganas de arriesgar. ¿Te atreverías a intentarlo? 


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