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Bitcoin: criptoanarquía, libertad individual

Juan Luis García Alejo, director de Análisis y Gestión de Inversis Banco
por García Alejo de ANDBANK Hace 10 años
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Lo que emerge de todo esto no es claro, pero creo que será un forma de sistema de mercado anarcocapitalista que yo llamo “criptoanarquía”. Timothy C. May Cyphernomicon, Sección 2.3.4.

No wonder Bitcoin is so appealing to geeks, libertarians, drug dealers, speculators and gold bugs. The Economist

Bitcoin es el campeón de las divisas virtuales. Otras están en la misma arena: Litecoin, anoncoin, Namecoin, PeerCoin,… Todas ellas guardan notables semejanzas entre sí. Sirven para ejecutar transacciones de cobros y pagos punto a punto de forma casi instantánea entre cualquier par de puntos geográficos del mundo con costes de procesamiento limitados. Son protocolos que permiten el intercambio sin necesidad de intermediarios.

Bitcoin es tres cosas a la vez: moneda virtual sin autoridad central que la cree o respalde; es un protocolo de intercambio P2P y es un software de código abierto. Bitcoin se basa en desarrollos criptográficos equivalentes a los de naturaleza militar para hacer valer su fuerza ¿Qué debemos de saber de ella?

  • Anonimato. Uno de los valores que más propugnan aquellos que defienden Bitcoin es el del anonimato. El uso de Bitcoin permite si se guardan determinadas cautelas evitar las acciones de seguimiento y rastreo de la transacción. Incluso más allá de las tareas de la NSA.¿Por qué es así? Para entenderlo hay que entrar un poco en sus tripas. En cuanto te descargas el software para usar Bitcoin pasas a estar conectado a una red dentro de Internet con el resto de usuarios. Para cada uno de esos usuarios se generan dos claves matemáticamente vinculadas una privada y otra pública. La primera es personal y debe ser custodiada de forma cuidadosa. Ésta clave es virtualmente inaccesible desde la clave pública a pesar de la vinculación matemática de ambas. ¿Cómo funciona una transacción (un pago)? Para pagar, nuestro software genera una operación que incluye tres elementos: el número de bitcoins (BTC en adelante) a transferir, la clave personal privada y la clave pública del destinatario. El resultado de la operación generada pasa a la red donde los usuarios la validan por doble vía. Primero, usan la clave pública de quien paga y la relacionan con la privada aprovechando sus relaciones matemáticas. Con ello verifican que quien paga es quien dice ser. Por otro lado, se verifica en el dispositivo del usuario que dispone de los BTCs necesarios para efectuar la operación. Ello se hace a través del chequeo de la denominada cadena de operaciones que está registrada en cada dispositivo y es pública (una especie de libro mayor). Quienes verifican la operación reciben el nombre de “mineros” (miners): ellos son los que resuelven el problema criptográfico que plantea la operación. Y lo hacen compitiendo por ser los primeros a cambio de una recompensa en forma de nuevos BTC. Resuelto el “enigma”, la transacción se añade a la cadena de operaciones. Cuando nuestro software recibe ese nuevo bloque de información relativo a la operación entonces ésta queda confirmada. ¡Wow! Tanta cautela permite transacciones silenciosas. Tal defensa de la privacidad tiene una externalidad negativa de peso. Los intercambios en BTC son caldo de cultivo para transacciones ilícitas. Un ejemplo de esto sería el cierre de Silk Road, un supermercado de todo lo ilegal que se pueda uno imaginar que permitía el tráfico de armas y drogas de forma abierta contra pago de BTCs. En el denominado Internet profundo bajo desarrollos TOR, foros como The black market reloaded, Sheepmarket o FreeBay, BTC es rehén involuntario de su poder para guardar silencio. A costa de proteger la libertad individual se genera una brecha que el delito aprovecha. Esto no es culpa de Bitcoin. No es ni bueno ni malo en sí mismo. BTC es opaco, anónimo. Cómo se emplee esa opacidad, ese anonimato, es otro tema.
  • Oferta limitada. Bitcoin tiene un límite máximo de unidades a poner en circulación: 21 millones de BTC. No habrá más. En 2030 se habrán puesto en circulación 20 millones de los 21. El ritmo de creación está más o menos predeterminado matemáticamente. Y no lo decide un banco central. Son las reglas, los usuarios y los “mineros” quienes lo hacen. Cada nueva operación resuelta, cada problema criptográfico resuelto, libera BTC (como una prueba de esfuerzo). Cada vez que esto ocurre, quien primero resuelve el problema recibe parte de esos BTC. Por tanto, extraer BTC es una actividad lucrativa ¿Quiere decir esto que usted puede dedicarse a extraer BTCs? Si quiere, sí. Pero a estas alturas de la película, la complejidad técnica (computacional) que requiere la resolución de los problemas criptográficos está al alcance de pocos. Redes de computadores y elevados consumos energéticos hacen de esta tarea algo muy profesional. Este mecanismo de creación de moneda asegura que llegará un tiempo en el que se ralentice el proceso de creación. Por tanto, nos hallamos ante una oferta limitada del activo BTC. Seguro que esto les recuerda enormemente al patrón-oro pero referido a un activo virtual. No les falta razón, ya que guarda semejanzas. En este sentido uno de los debates en la red es el efecto deflacionista de esta divisa. Sus creadores han albergado la posibilidad de evitar los procesos inflacionistas de base monetaria mediante la limitación de la oferta de la moneda. Como acaba de señalar Alan Greenspan, al contrario que el oro, los BTC carecen de un valor intrínseco. Eso no quiere decir que los BTC no sean más o menos valiosos. De hecho, dado que el proceso de minería queda limitado a trabajos de computación al      alcance pocos, quien quiera BTC puede adquirirlos mediante el canje de su divisa (dólares, francos suizos o euros). Los BTC tienen un precio en otras divisas (dólares por ejemplo) que fluctúa. Si la oferta a plazo de este bien es limitada, su éxito en términos de demanda podría acabar por dirigir su precio hasta el infinito. Cuanto mayor sea el número de individuos que lo empleen, cuanto mayor sea el número de establecimientos que los acepten, mayor será el valor de los BTC. Cuando Wordpress decidió aceptarlos como forma de pago, la moneda recibió una auténtica reválida. Es una cuestión de confianza y uso. Pero, esto sabemos que es un camino de ida y vuelta. La pérdida de confianza en la moneda podría dirigir su valor hacia abajo de forma aguda. Esto ya ha ocurrido con eventos como Bitcoinica, GLBSE o Silk Road. Otra amenaza para BTC radica en que su historia es repetible (hay más monedas virtuales, Bitcoin no es única). O en el rechazo de sus usuarios:  el riesgo de caer en el olvido. Las divisas virtuales se pueden crear de forma sencilla: ciertas mejoras técnicas, posiciones de salida más “justas”, grados de anonimato mayor o menor,… ¿Que hizo de Nokia un éxito? ¿Y por qué fracasó? Bitcoin es flexible y se adapta según lo va exigiendo su comunidad. En esta flexibilidad también hay imbuida una notable fragilidad. Las decisiones colectivas no son garantía de alcanzar un óptimo, ni siquiera de asegurar la supervivencia de un sistema.
  • Bitcoin, como ella misma predica, no es para ahorrar. Pero…, lo cierto es que al ser un activo “financiarizado” ya forma parte de aquello que rechazaba cuando nació: los mercados. Bitcoin brama contra los rescates bancarios y la organización del sistema financiero (caro, controlador). Los riesgos de acaparar BTCs son obvios; tanto como sus ventajas. Desde un punto de vista operativo un negocio que aceptase que sus clientes pagasen en BTCs, pero que sólo pudiera pagar a sus proveedores o empleados en €      podría acabar por enriquecerse como resultado del simple juego del EURBTC ¡O por arruinarse! Si la proporción de pagos en BTC es elevada y usted ha de pagar las nóminas a sus empleados en €, una súbita caída del valor de sus BTCs podría suponer una brecha financiera insalvable. Salvo que sus empleados quieran ser pagados en BTC. Con estas premisas no me atrevo a vaticinar el rumbo del EURBTC: puede ser brillante o no. Y no depende de elementos controlables.

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En todo caso, los early adopters de la divisa virtual estarán disfrutando ahora mismo si han mantenido sus BTC sin gastar. Hoy viven un súbito enriquecimiento. El 13 de octubre de 2010 valía por primera vez mas de 0,1 USD. Hace unos días superaba los 1.000 USD (x 10.000 en 3 años), aunque cerró la pasada semana en algo más de 718 USD. Esa creación de riqueza es espúrea. En cualquier caso nada impide que usted ponga 1€ en cualquiera de las divisas virtuales que existen. Si una de ellas replica el éxito de Bitcoin, usted habrá podido hacer la inversión de su vida. Sin embargo, comprar BTCs ahora se ha convertido en una acción de carácter eminentemente arriesgado ¡Ojo! Esto no es malo. Si repite la mecánica de las caídas vividas hasta ahora, podría recuperar máximos. Pero, volviendo a Greenspan, hacer este tipo de vaticinios sobre una divisa sin valor intrínseco tiene su riesgo.

Es opinable pero creo Bitcoin puede quedar razonablemente dibujado si decimos de él lo siguiente:

- Es un elegante desarrollo matemático avalado por el MIT

- Es una divisa que no requiere de autoridad central

- Su oferta está limitada

- Su éxito radica en su uso y la confianza de sus usuarios

- Requiere de unas apacidades computacionales monstruosas para sus sostenibilidad e integridad a plazo.

- El anonimato que proporciona es fuente de alivio para algunos, pero a la par se puede emplear de forma sencilla para actividades delictivas.

- El software alrededor de Bitcoin es crítico y ha de ser elegido con extremo cuidado (por ejemplo, el que da soporte a los “monederos”)

- Los pagos no son transparentes

- Las operaciones no son reembolsables, son virtualmente gratuitas y no son instantáneas (la confirmación es un proceso no automático)

- Tener el 100% de tus ahorros en Bitcoin es un riesgo

- Los problemas de trazabilidad y fiscalidad no están resueltos de forma satisfactoria.

Bitcoin no reemplazará a corto plazo a las divisas tradicionales, pero parece que poner puertas al campo tampoco servirá. Es previsible que tenga un hueco dominante en el comercio electrónico. Pero sobre todo sirve para recordarnos dos cosas. La primera es que el negocio de las transacciones financieras empieza a ser un campo de juego que va más allá de los jugadores tradicionales. Y en segundo lugar, la crisis ha aflorado nuevas formas de hacer las cosas al margen de establishment. Curiosamente es en este punto donde la criptoanarquía y el neoliberalismo individualista se tocan con la punta de los dedos. Nunca supuse que Bitcoin pudiera llegar a acercar semejantes viajeros.


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