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"En la España de hoy hay auténticos expertos en buscar el filón del paro ¿Y la Bolsa? La Bolsa, bien"

por La Carta de la Bolsa Hace 10 años
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Ha sido uno de los debates más peliagudos de los últimos días a raíz de las cifras de paro de enero y de la reorientación alcista de las Bolsas. Economía y Mercados ¿Vidas separadas? ¿Anticipación a un ciclo mejor? ¿O ambas cosas? Sí, las dos cosas. Me centro en el paro, porque la Bolsa ha recobrado el pulso. No hay Crisis de Mercado, eso es lo importante. En el centro de Madrid, como con uno de los gurus de éxito y la pregunta me la lanza de sopetón, en los entremeses "¿No te recuerda la situación actual la que describió en su día El Lazarillo de Tormes? El protagonista es el pícaro, categoría social, procedente de los bajos fondos que, a modo de antihéroe, es utilizado por la literatura como contrapunto al ideal caballeresco. Su línea de conducta está marcada por el engaño, la astucia, el ardid y la trampa ingeniosa. Vive al margen de los códigos de honra propios de las clases altas de la sociedad de su época. Su libertad es su gran bien. Una libertad condicionada por su ascendencia, que el protagonista relata al lector para que comprenda su norma de vida, condicionada o determinada, en parte, por sus coordenadas existenciales...Cualquiera que sea el marco temporal del Lazarillo (sus referencias históricas tanto pueden aludir a hechos ocurridos en 1510 - 1525 como en 1520 - 1538), la historia de sus fortunas y adversidades se desarrolla en la primera mitad del siglo XVI y prolonga su vida literaria en la novela picaresca de los siglos XIV y XVII..."

"En el Reino de España actual nunca hubo tal desprecio a la solidaridad, cuando en buena lógica debería ser lo contrario. Nos pisamos los unos a los otros. Nos ponemos zancadillas y nos damos de bruces en el suelo, con dientes, colmillos, incluso con brazos y piernas rotas. Todo por sobrevivir, por mal vivir ¿Solidaridad? No existe ni en las familias, ni en las empresas y mucho menos en los negocios. En los últimos días me cuentan, y no terminan, cómo la picardía ancestral ha alcanzado tal nivel, tal desmadre, que hay auténticos especialistas en apuntarse a las filas del paro, cuando la realidad es atroz: millones de parados de verdad", me cuenta.

***

Aprovecho el caso para repasar La Carta que publiqué mediado el verano pasado. Real como la vida misma y plena de actualidad:

César cumplió la semana pasada 40 años. Separado y con una hija, cuya custodia comparte con su ex mujer, regenta una tienda de delicatessen en un barrio acomodado del norte de Madrid. Lo conozco desde que era un crío. "Curioso esto del paro, ahora que tanto abogan los políticos europeos por conformar un esquema favorable para que los jóvenes accedan a un empleo con facilidad. El jueves pasado celebré mi cumpleaños con media docena de amigos de esos de toda la vida. Hacía años que no trasnochaba, años que no pisaba un bar, una discoteca y, por supuesto, que no pasaba por el centro de Madrid. Ha cambiado mucho el decorado. Ha cambiado la simbología de los negocios y, también, de los consumidores, de los protagonistas de la noche madrileña. O eso es lo que me pareció a mí. El asunto", me dice, "es otro. El asunto es el de la concesión y redistribución del paro en España, incluso de la esencia misma de cobrar una cobertura por desempleo". César, que es licenciado en Económicas aunque hace tiempo decidió cambiar un despacho por el negocio familiar, sigue con su monólogo. "Yo nunca he estado en el paro, ni he cobrado cantidad alguna, pero los seis amigos/as que me acompañaron sí. Incluso alguno de ellos, Pedro S., es un fanático del paro..."

"Mi amigo Pedro ya ha estado en el paro seis o siete veces. Cuando en una empresa o en un negocio sacan una lista para regular empleo y solicitar el paro, él es el primero que se apunta. Es un experto en la materia..."

"María, economista, también está en paro. Cuando consumíamos la tercera copa, puso cara de triste. Nos dijo que en noviembre terminaba su paro y que se tenía que poner manos a la obra ya, que tenía que buscar algo, porque las cosas estaban muy difíciles..."

"Ese problema no lo tengo yo, por ahora. Le espetó Pedro. Yo tengo paro hasta el año que viene. Cuando llegue el momento comenzaré a buscar trabajo. Incluso para entonces todo habrá mejorado ya. No me preocupo ni creo que tengamos que preocuparnos. Llevamos mucho tiempo de Crisis y las Crisis también terminan. El Gobierno maneja proyecciones en este sentido. Voy a tener suerte. 2014 será un año bueno, magnífico..."

César, mi interlocutor, me cuenta que María, tan apenada como estaba, pasa unos días en la playa "para recargar fuerzas" y que Pedro sigue manejando a su antojo las noches de Madrid, con más o menos euros en el bolsillo, pero con tres o cuatro noches fuera de casa, si el tiempo lo permite.

"Lo trágico de este asunto es que cuando a mi tienda llegan otros conocidos, compañeros de la Facultad que están en paro o viven aún bajo el mismo techo que sus padres, el diálogo esperanzador es el mismo: todo se arreglará el año que viene, porque sí. Mientras tanto, carpe diem..."

"Estoy a favor ¡cómo no! de inyectar grandes dosis de ánimo y de entusiasmo, de ilusión, a los jóvenes y no tan jóvenes españoles. Estoy a favor de los esfuerzos y proclamas de los políticos europeos, que alientan un gran pacto a favor del desempleo juvenil. Estoy muy preocupado, no obstante, por la articulación del proyecto y por el desarrollo del mismo si se convierte en realidad..."

"La otra noche, ya de vuelta a casa, vino a mi cabeza los desmanes, otros más, del famoso Plan E. Nuestras autoridades, tanto las europeas como las nacionales, deberían tomar buena nota y no repetir tanto desatino, tanto dinero tirado por la borda: tanto dinero canalizado para atraer votos en lugar de generar economía productiva. Vino a mi cabeza, así, los miles de Ayuntamientos, Diputaciones, Corporaciones y de las Autonomías, claro está, que hay en España y del escaso control económico de sus obras, de sus actuaciones, porque puede más el entramado político, la actuación del voto de abajo a arriba, que al revés..."

"Ya en la cama reparé en que ninguno de los siete amigos hablamos en toda la noche de hechos y situaciones económicas ciertas, como la crisis bancaria, la prima de riesgo ¿Bolsa? ¿Y eso qué es?. Sólo esa vaga y dilatada expresión ¡qué mal están las cosas! Una expresión vaga, sin concretar, perdida en las sombras de la noche..."


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