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“La historia a menudo muestra que el mejor momento para ser cauteloso es cuando los demás son complacientes, y al revés”

por La Carta de la Bolsa Hace 2 años
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Huya de la euforia generalizada en los mercados. También del pánico. Estar dentro de la manada, o seguirla, siempre comporta pérdidas, salvo que seas el más listo de la manada, el guía, y saltes antes de caer al precipicio. Hay dos clases singulares de manadas, la que se compone de varios animales de la misma especie que están juntos o que se desplazan juntos y la manada de lobos, que es un grupo de lobos organizados de acuerdo a una estricta jerarquía social. La manada es liderada por un macho alfa y una hembra alfa. Originalmente se creyó que esta estructura social permitía al lobo, un predador social, obtener presas mayores a su tamaño; nuevas teorías sugieren, sin embargo, que con la estrategia de manada se maximiza el éxito reproductivo. Recuerden "El lobo de Wall Street —cuyo título original en inglés es The Wolf of Wall Street— una película de 2013 dirigida por Martin Scorsese", me dice un viejo lobo, sí, otro lobo de la Bolsa.

La historia, a menudo, muestra que el mejor momento para ser cauteloso es cuando los demás son complacientes (2000). Y el mejor momento para ser oportunista es cuando otros son extremadamente cautelosos (2009).

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Como he comentado, en alguna ocasión, cuando algo te obsesione, cuando algo llegue a tal extremo sólo hay que pensar en lo contrario, porque ahí está la respuesta". Obsesionados por el pasado de la Bolsa, obsesionados por el devenir. Desquiciados, que es cuando los sentimientos llegan a un extremo ¿Por qué no considerar que lo correcto es apostar por lo contrario hasta mantener una postura serena, reflexiva, lejos de la compulsión?

Hay lecciones magistrales escritas en el gran Libro de la Historia de la Bolsa, que permanecen vivas con el paso del tiempo. Una de ellas recala en el sentimiento contrario (otros la definen como teoría de la Opinión Contraria). Cuando la mayor parte de los actores en el mercado se coloca en el mismo plato de la balanza, el fiel de la misma, el índice, hace justamente lo contrario para sorpresa general y regocijo de los más atrevidos. Cuando la mayoría apuesta con ganas y con mucho descaro por una caída de la Bolsa, el mercado suele subir. Y al revés. Lección magistral que hemos aprendido en muchos ciclos bursátiles ¿Va a ser este diferente?


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