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¿Ha declarado Marte la guerra? Aquí nadie tiene la culpa de lo que sucede

por La Carta de la Bolsa Hace 5 años
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Matthew. J es una analista inglés, seguidor del mercado español desde su banco londinense. Me envía una reflexión, a primera vista llena de humor, pero delirante de principio a final. Se resume en que en este mundo global nadie tiene la culpa de nada de lo que pasa. Todos echan balones fuera como apunta zerohedge‏ @zerohedge: EE UU está en modo pausa y culpa de ellos a 'fuerzas externas'. El BCE lanzará otro TLTRO y culpa de ello a las "fuerzas externas". El banco central de Japón, BoJ, rebaja la perspectiva de crecimiento y culpa de este fenómeno a 'fuerzas externas'. Por su parte, China lanza un macro plan de flexibilización fiscal y culpa a 'fuerzas externas' de este movimiento. Entonces, ¿Quien tiene la culpa de los males, de las crisis políticas, económicas y de identidad que afectan a muchas zonas del Planeta Tierra ¿Marte declaró la guerra?..."

"El mundo global ha enloquecido, necesita, con urgencia, un buen psiquiatra. El delirio se ha globalizado. Ya saben que el término delirio es utilizado usualmente dentro del contexto neurológico o psiquiátrico. El delirio por sí mismo no es considerado un trastorno mental, ya que diferentes trastornos mentales comparten la característica común de la presencia de delirios. Algunos de los trastornos mentales que cursan con delirios son los enmarcados dentro del ámbito psicótico: esquizofrenia, manía, trastorno bipolar o depresión con síntomas psicóticos...", añade Matthew. J, con gran humor inglés.

Y esto me lleva a un apunte escrito en lacartadelabolsa hace ocho (8) años ¿Creen que hemos avanzado algo en los últimos seis años respecto a la Crisis Sistémica y a la Crisis de los Mercados? la respuesta es NO. Repasen estos dos artículos (hay muchos más) escritos en lacartadelabolsa: 26-10-11 (Julián Crespí) Hablando de Crisis Sistémica: El abuelo funda, el padre mantiene y el nieto hunde: cuando le proponían al financiero Juan March un nuevo negocio, lo primero que preguntaba era quien lo iba a llevar. Tenía claro que el éxito o fracaso de un proyecto dependía en buena medida de la persona responsable. Lo verdaderamente esencial para el magnate era rodearse de colaboradores brillantes.

Contrasta sobremanera como hoy muchos parados difuminan e incluso borran sus méritos para aparentar ser menos capaces de lo que son. No vislumbran otra salida que aplicar medias verdades para lograr iniciar una relación laboral, relación en la que supuestamente prima la confianza. Irónico pero terrible, señal clara de un grave problema de fondo. Asusta comprobar hasta que punto ha degenerado parte de la clase dirigente y empresarial. La conjura de los necios es ahora en el ascenso de los mediocres. La soberbia mediocridad impulsa el orgullo de la nada, que a su vez genera miedo a la humildad, elementos característicos de una sociedad cada vez más dura, fría y deshumanizada. 

¿Consecuencias? Lo quieres, lo tienes. El abuelo funda, el padre mantiene y el nieto hunde. El endeudamiento desmedido ha conducido al triunfo del infantil “lo quiero, y lo quiero ahora”. Avaricia creciente e insaciable que, como consecuencia del agotamiento del modelo, en bastantes casos causa una huida hacia delante. La cúpula sucumbe en última instancia a la tentación de la descapitalización empresarial.

Enterrar el negocio procurando que el marrón se lo coma otro es la última moda. Y ojo, estoy hablando también en el ámbito de la sociedad. El gran chollo para el nieto, el pelotazo definitivo, es otro síntoma de la profunda descapitalización moral reinante. La frecuente falta de visión empresarial por incapacidad, sumado a un futuro económico que de por sí pinta ya muy negro, augura un largo y frío invierno.

La carambola quizá sea la conjunción planetaria de tres inviernos: el económico preconizado por el economista ruso Kondratieff; el climático, pronosticado entre otros por el astrónomo alemán Theodor Landscheidt; y el democrático augurado por una gran cantidad de autores e intelectuales. 

En esta Gran Crisis Sistémica, que aún hoy la mayoría de los políticos no quieren ver ni reconocer, ya hemos visto intervenciones masivas de bancos y de cajas de ahorro. La siguiente que viene es la intervención de Estados. Y será más pronto que tarde. El despropósito consumista de Estados, Comunidades Autónomas, Ayuntamientos, Corporaciones, Empresas y Familias ha elevado los niveles de deuda hasta niveles, que, en muchos casos, resultan ya impagables. 

Lacartadelabolsa.com


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