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¿Serán los últimos huracanes la excusa perfecta que justifique una nueva recesión económica?

por Carlos Montero Hace 6 años
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Hace cerca de una semana que el huracán Irma, uno de los más poderosos que se ha creado en el Atlántico Oriental, azotó las Islas del Caribe y la Florida. A persar de la inusual fuerza de este huracán, los daños económicos fueron menores de lo que se preveía en un principio. Sin embargo algunos analistas, como el economista Guillermo Barba, creen que los efectos de estos huracanes tendrán otras derivadas e incluso llegarán condicionar la actuación de la Reserva Federal. 

Según economistas de Goldman Sachs –que han recortado sus previsiones–, el crecimiento del PIB estadounidense se verá afectado en al menos 0.8 puntos porcentuales en el tercer trimestre de 2017, e incluso la caída podría llegar hasta 1 punto porcentual.

Citado por El Financiero, Jan Hatzius ha dicho en un reporte a clientes durante el fin de semana, que “los desastres naturales costosos y de gran alcance se asocian a caídas particularmente importantes de la actividad económica, pero también con repuntes más agudos”.

Su estimación de crecimiento para este tercer cuarto del año es de un 2%, pero prevén que sea más que compensada por una ganancia de 1 punto porcentual hacia finales de año, y que la expansión del PIB en el cuarto trimestre llegaría a 2.7%.

Por su parte, economistas de Bank of America estimaron que el huracán Harvey reduciría el PIB del tercer cuarto del año en 0.4 puntos porcentuales, para quedar en 2.5%. Agregaron que la reconstrucción que seguirá podría no tener efectos positivos en la producción sino hasta principios del año próximo. Debido a lo anterior, actualizamos nuestro pronóstico. En Top Money Report seguimos anticipando que la Fed, en su próxima reunión que concluye el día 20 de este septiembre, anunciará el inicio de la reducción paulatina de su hoja de balance. No necesariamente iniciará de inmediato, pero pensamos que la falta de guía hacia el futuro no es algo que la Fed esté dispuesta a dejar como cabo suelto.

Eso sí, queda descartada por completo cualquier alza de tasas este mes a cargo del Comité de Mercado Abierto (FOMC, por sus siglas en inglés), que preside Janet Yellen, como consecuencia de las afectaciones de los huracanes y que –dicho sea de paso– podrían servir de pretexto perfecto para justificar más adelante el inicio de una nueva recesión en Estados Unidos.

No olvide que durante varios meses le hemos advertido que estamos en uno de los mayores ciclos de crecimiento sin recesión de los últimos 100 años en la Unión Americana, por lo que ya vamos tarde para una nueva e inevitable contracción económica. En lo que sí estamos cambiando nuestra previsión es que a causa de los daños producidos por los huracanes pasados –y los que estén por venir– tampoco habría una nueva alza de tipos en diciembre.

Esto se lo adelantamos a pesar de que el mercado todavía le asigna una probabilidad –al cierre de este artículo– de poco más de 40% a un alza de tasas en ese mes (ver gráfico cortesía de CME FedWatch Tool).

¿Por qué es relevante esto para los inversionistas? Porque los movimientos de tasas y el nivel de liquidez inyectado a los mercados por los bancos centrales –liderados por la Fed– son los factores más importantes que han inflado a las bolsas y dado vida artificial a las economías más importantes del orbe desde la crisis de 2008-2009.

Sí, es cierto e inevitable que la fiesta TIENE que llegar a su fin, y que la borrachera de deuda y crédito terminará, como siempre, en desastre.

Pese a ello, no debe caerse en el error de subestimar el poder manipulador de los bancos centrales ni de desdeñar el optimismo de los inversores, quienes, atraídos y cegados por la falta de opciones para obtener rendimientos, continuarán codiciosos inflando burbujas de activos a niveles insospechados.

Dicho de otro modo, es previsible que a pesar de las señales técnicas y fundamentales de advertencia que se siguen manifestando respecto a una nueva crisis y recesión que se aproxima, lo cierto es que podría demorarse más de lo esperado, y en el camino seguir aplastando a muchos ‘osos’ (bears, inversionistas que anticipan una fuerte caída en las bolsas y otros mercados inflados en burbuja, como las criptomonedas).

Veamos, por ejemplo, esta encuesta de Wells Fargo y Gallup sobre el optimismo de los inversores estadounidenses de 1996 a 2017.

En este lapso se han presentado tres grandes burbujas: la de las puntocom, la de bienes raíces (subprime) y la actual, que algunos llaman ‘la burbuja de todo’ (no sin razón).

Pues bien, como podrá darse cuenta, los niveles actuales de este indicador marcan un máximo de 17 años. Esto significa que las expectativas de los inversores son tan positivas que superan a las que existieron durante la burbuja inmobiliaria, y sólo se comparan con las vistas en septiembre de 2000 (con 147 puntos en el gráfico), año del estallido de las puntocom. Cabe destacar que el nivel de optimismo ha sido incluso casi 30% más alto aún, lo que puede darnos pista de que aún les queda camino alcista por recorrer a los mercados, sobre todo, los accionarios.

Lo que queremos enfatizar entonces es que sí, a pesar de las luces amarillas que prenden por doquier, es muy probable que la ‘fiesta’ en los mercados accionarios continúe ante la expectativa de una demora mayor a la esperada dentro del actual ciclo alcista de tasas de la Fed.

¿Ha escuchado antes que ‘las malas noticias son buenas noticias’? Bien. Pues pensamos que el sentimiento del mercado se seguirá manejando todavía por ahí, y quiere decir que las malas noticias económicas, como la desaceleración de la estadounidense, su baja inflación, etc., al posponer un alza adicional de los tipos de interés, son vistas como ‘buenas’ para que los inversores sigan comprando los índices bursátiles y empujándolos al alza.

¿Significa, entonces, que todo marcha bien? ¿La economía va para mejor? No, en definitiva.

Una cosa es que las emociones, que mueven mucho más a los mercados que la razón, continúen haciendo de las suyas, y otra muy distinta que ya no vayamos a ver una crisis durante nuestras vidas, como lo dijo, por cierto, la mismísima Janet Yellen. Nada de eso. Tenga presente aquel dicho de que mientras el ‘toro’ (mercado alcista) sube por la escalera, el ‘oso’ (mercado bajista) salta por la ventana.

Lo que quiere decir es que entre más suban y suban, o si lo prefiere, entre más se inflen ‘las burbujas de todo’, el ‘oso’ va a caer desde más alto y el impacto con el suelo será más doloroso, pero en el camino no debe dejar de aprovechar las oportunidades de capitalizar beneficios de corto y mediano plazo gracias a que la fiesta va a continuar, al menos por ahora.

Después de todo, la volatilidad abre justo esas ventanas de oportunidad. Utilice la información de nuestros reportes para tomar sus decisiones de inversión de una manera más informada.


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