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"Dólar ¿dónde está la paridad? La gran pillada de gestores y especuladores…"

por La Carta de la Bolsa Hace 6 años
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"Si Trump no lo remedia, la especulación a favor de la paridad dólar-euro se va a convertir en uno de los grandes fiascos de la inversión en los dos últimos años. Nunca fue tan difícil ganar dinero en los mercados de divisas como ahora y ello pese a las confesiones públicas de los mandatarios de aquí y de allá, principalmente desde USA a China. El dinero, no obstante, sigue inquieto, con ganas de moverse. A nuestras oficinas llegan cada vez más inversores y especuladores preguntando por el mundo de las divisas. Las divisas constituyen un mundo muy complejo y menos popular que las Bolsas. De ahí nuestra prudencia a la hora de recomendar. Es una actividad, en cualquier caso, vieja. Aún recuerdo, en mis años de parqué en la Bolsa de Madrid, a un padre y su hijo, ambos avezados ¿o atrevidos? cantando y contando las maravillas de invertir en divisas. Los dos, padre e hijo, se arruinaron en unos meses. Ya no los vimos más en el viejo salón de operaciones de la Bolsa de Madrid. En cualquier caso, la atención de nuestros clientes, su interés por este mercados crece ¿Es buen momento? Las casas de inversión y las gestoras de fondos han visto en la paridad dólar-euro claras señales de entrada, pero no ha sido así, sino todo lo contrario", me decía ayer el presidente de una sociedad de valores.

Steen Jakobsen / Saxo Bank Dinamarca escribía en febrero ¿Quiere Trump derribar el dólar?

La amenaza está ahí. Existe un riesgo cada vez mayor de que el presidente estadounidense Trump aplique una política de dólar débil. Tal movimiento, después de todo, tiene sentido para su "programa", ya que no sólo son las exportaciones necesarias para el crecimiento, sino que se alinea bien con los mercados emergentes fuertemente endeudados, que necesitan de un dólar más débil para aliviar la carga del aumento (principalmente en dólares) de los costes de capital sobre los intereses. Hay fuertes paralelismos económicos que se pueden trazar entre ahora y 1985, cuando el G5 firmó el "Plaza Accord" para impulsar el crecimiento a través de un debilitamiento del dólar. Como explica investopedia:  "Estados Unidos experimentó un crecimiento del PIB del 3% en 1983 y 1984, con un déficit en cuenta corriente que se aproximaba a un 3-3,5% del PIB, mientras que las naciones europeas experimentaron un crecimiento negativo del PIB de -0,7% con enormes superávits comerciales. Lo mismo pasó con Japón. Los déficits comerciales en general requieren financiación externa.

Para Estados Unidos, durante los primeros años de mediados de los 80, Japón y Alemania Occidental estaban comprando bonos, letras y billetes estadounidenses de sus excedentes para financiar nuestros déficits actuales a expensas de sus propias economías. Sólo era cuestión de tiempo que las políticas proteccionistas entraran en esta ecuación, que no sólo perjudicarían el crecimiento de Estados Unidos internamente, sino que forzarían guerras comerciales que harían descarrilar todo el sistema de comercio de todas las naciones".

Sigo siendo de la opinión que veremos una política más débil del USD dictada en una de tres maneras:

El método indirecto: Esto vería a funcionarios de EE.UU. hablar de divisas. Vimos esto recientemente con China, y otra vez hoy en Alemania (Financial Times, paywall).

El método directo, versión 1.0: Vemos la implementación de un nuevo "Plaza Accord" en un "Trump Tower Accord", si lo desea, en el que el G8 es forzado a la mesa de negociaciones por una administración estadounidense que claramente mantiene un estilo de toma de decisiones de "no tomar prisioneros".

El método directo, versión 2.0 (nuestro favorito): Vemos una política de dólar débil de facto llevada a cabo de manera similar a la del ex presidente Richard M. Nixon, cuyo secretario del Tesoro, John Connely, dijo al G7 en su cumbre de Roma de 1971 que "El dólar de EE.UU. es nuestra moneda, pero su problema".

Estoy convencido de que el presidente Trump está usando a Nixon como modelo. Esto incluye conversaciones duras, una postura hostil a los medios de comunicación y una agenda nacionalista. Además, ambos presidentes sentían que se les había dado un mandato para el cambio: Nixon para sacar a EE.UU. de Vietnam y Trump para atender a los "estadounidenses perdidos".


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