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"Tú a lo tuyo y yo a lo mío. Y mientras, el Reino de España pierde fuerza, apenas le queda inercia"

por La Carta de la Bolsa Hace 8 años
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Hablo con uno de mis gurús favoritos después del trasiego de la Semana Santa. En esta ocasión, nuestra gran pasión, la Bolsa, queda relegada a un plano final, apremiados, como estábamos el martes con el anuncio de que el gran César Alierta cede los trastos en Telefónica a Pallete, y afectados, muy afectados, como estamos por el embrollo político, del que sólo emanan insultos, lenguas de fuego. "El Reino de España pierde fuerza en lo económico. El dinero se ha retirado a sus cuarteles de invierno ¿Lógico, no? ¿Quién va a meter un euro en lo que sea si la inseguridad jurídica es total. Inseguridad en las Leyes del Estado (hoy quito yo las que aprobaste tú) y en las Leyes Municipales (nuevos, proyectos, nuevas viviendas, nuevos negocios). En el Reino de España sólo queda la inercia de una mejora importante de los mimbres económicos conseguidos en los últimos años, por muchas piedras que los partidos opositores (que ahora quieren nombrar sus gobiernos y ministros) hayan puesto y sigan poniendo las ruedas del carro económico. En el Reino de España, en un movimiento de arriba a abajo, hemos vuelto a los más deplorable en términos de conciencia democrática y solidaria: tú a lo tuyo, yo a lo mío y el que venga detrás que arree", me cuenta consternado a la vez que me envía el siguien enlace

EL BLOC DE JOAN

"Yo hago lo mío y tú haces lo tuyo. No estoy en este mundo para llenar tus expectativas. Ni tú estás en el mundo para llenar las mías. Tú eres tú y yo soy yo. Si causalmente nos encontramos será hermoso. Si no, no importa" Fritz Perls

Se te acaba el día y has hecho veinte mil cosas, llega la noche y muy probablemente estés muy orgulloso porque has pensado en todo y en todos. Y que bien se siente haber cumplido con los demás, ¿verdad?, al menos el otro estará contento y dormirá tranquilo, y ¿tú?, ¿quién piensa en ti?.

Observo tantos rostros cansados y perdidos de sí mismos, rogando migajas de amor y ya no saben qué hacer para agradar a su pareja, a su jefe, a su familia, en fin, al mundo entero.

Tristemente la mayoría de las veces aprendemos a los golpes, pero es necesario en algunos casos ¿perder la dignidad?

Estamos invadidos de tantos mensajes aprendidos en la niñez entre: lo que debo ser, lo que tengo que organizar, a lo que debo llegar; y que llegado un determinado momento por ir cumpliendo uno por uno esos mensajes, lo que vamos logrando es perder nuestra propia energía, despersonalizándonos por el camino y perdiéndonos de nosotros mismos.Luego sucede que nos exigimos cada vez más y así vamos tirando otro poquito, y de pronto paras y dices: “Ya no puedo más…” y bajas los brazos, ya no tienes energía, llegas en un estado de crisis, porque honestamente ¡ya no puedes!, y lo que ha sucedido es que te has responsabilizado de todos, menos de ti.

Hay hombres y mujeres muy enojados, muy irritables precisamente porque se perdieron a si mismos y esto es sumamente doloroso, y el alma lo sabe. Mi invitación en este artículo es bien concreto, es invitarte a que vuelvas a ti.

Que por unos momentos no escuches al otro, te escuches a ti, que por unos instantes ya no observes qué necesita el otro, sino qué necesitas tú.


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