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Con la mirada puesta en la Cumbre del Clima de Paris en diciembre, el FMI ha publicado varias notas analizando entre otras cosas la relación entre contaminación y la creación empleos. O cuestionando precisamente que pueda lograrse que la lucha contra el cambio climático (especialmente en términos de reducción la contaminación, por ejemplo en el consumo de carbón) se traduzca en menores empleos.

Pero, ¿realmente hay una preocupación sobre los riesgos del cambio climático?  Según una de las notas, en la última década el 57% de los norteamericanos se mostraban preocupados sobre la sostenibilidad medioambiental del crecimiento; ahora esta inquietud la comparten apenas un 41 % de los encuestados, más preocupados por la potencial pérdida de empleos (81 %). Las prioridades como ven han cambiado con la Gran Recesión. Luego, si el empleo es la prioridad y la protección del medio ambiente puede ser un obstáculo a la creación de empleo…¿de verdad la clase política va a centrarse en la lucha contra el cambio climático en estos momentos?. Salvo, naturalmente, que la apreciación anterior no sea verdad. Y que se haga un proceso de educación para darlo a conocer.

Parte de esta labor didáctica la lleva a cabo el FMI con informes como los incluidos en esta Nota.

Los sectores que más contribuyen a la contaminación y degradación del medio ambiente son el agrícola, pesca, forestal, energía, construcción, transporte, manufactura de menor valor añadido y el tratamiento de los residuos. Sectores que emplean a la mitad de la fuerza laboral en estos momentos a nivel mundial, estimada en 1.5 bn. personas. ¿Se puede cambiar el modelo económico hacia otro menos contaminante? El FMI apela a los “empleos verdes”, desde reciclaje hasta la producción de energía renovable, al mismo tiempo que se invierte en estructuras favorables para esta última (eficiente e intensiva en esta energía).  Por cierto, se estima que a nivel mundial la energía renovable emplea de forma directa e indirecta más de 7.7 M. de empleos, triplicándose desde los niveles previos a la Crisis. Y la mitad de estos empleos en economías emergentes. Una aclaración: el crecimiento de la industria de renovables no ha sustituido a la de energía fósil. Pero, sí es cierto, se ha producido una contracción de los empleos en la energía fósil en la última década.

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No, no es un cambio en la mentalidad sobre los costes a medio plazo de la energía fósil. Mejor, el resultado de una mayor productividad y eficiencia en su utilización. Y de las peores perspectivas de crecimiento, al mismo tiempo que la caída de los precios.  De hecho, los avances tecnológicos han logrado que buena parte de la industria renovable sea incluso más eficiente desde el punto de vista económico y financiero, a la energía tradicional. Pero, naturalmente, hace falta inversión. Y concienciación: de trabajadores, empresas, sindicatos y al final también de los propios gobiernos.


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