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El que más y el que menos se verá afectado a su manera

por Ismael de la Cruz Hace 8 años
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Hoy es un buen momento para comentarles algunas cosas de la crisis de China, cuestiones relevantes para los mercados financieros y que siempre es bueno que todo inversor las conozca.

Para empezar, actualicemos las últimas referencias macroeconómicas del gigante asiático. La balanza comercial se situó en 376.200 millones de yenes cuando se esperaba en torno a los 292.400 millones. Las exportaciones cayeron un 1,1%, aunque bien es cierto que se esperaba una caída mayor rondando el 7,4%, de manera que dentro de lo malo es lo menos dañino. En cambio, las importaciones sí descendieron más de lo previsto, concretamente un 17,7% frente al 14,3% pronosticado. Por su parte el IPC en tasa interanual subió un 1,6% frente al ascenso anterior del 2%.

¿Conclusión? Que la economía sigue mostrando signos de debilidad y el consumidor doméstico no termina de arrancarse.

Pero lo que realmente importa es el grado o intensidad de exposición que tenga un país respecto a la economía de China, porque ahí es donde radica el meollo del asunto, a mayor exposición mayor castigo sufre su mercado bursátil (índice de la Bolsa y divisa) y su economía.

La pregunta surge por sí misma. ¿Quiénes se están viendo más afectados? Principalmente las compañías y los países que exportan a China materias primas, y también Latinoamérica.

¿Y qué sucede con España? Pues más bien poco, porque exportamos muy poquito a China (apenas 4.000 millones de euros, lo que representa el 1,75% de nuestras exportaciones), nuestro grueso de exportaciones se dirigen a la Unión Europea, nada más y nada menos que un 64-65%. De todas formas, no todo es de color de rosa, porque la depreciación del yuan nos hace ser menos competitivos frente a los chinos (es lo que le sucede a sus socios comerciales, de ahí que se haya reabierto la guerra de divisas con una oleada de depreciaciones de divisas).

Dentro de la UE, Alemania y Francia tienen una mayor exposición que nosotros a China, pero tampoco debiera de ser un gran problema para la zona euro, ya que Europa tampoco tiene una cuota de exportación demasiado elevada, y no olvidemos que el BCE sigue estando detrás y si es necesario ampliará y prorrogará el programa QE.

Estados Unidos, sin quitar ojo al tema, sigue con el otro sus propias cuestiones internas. La reducción de las ganancias (las de las empresas del S&P 500 cayeron un 5,1% interanual en el tercer trimestre) y el incremento del endeudamiento de las compañías norteamericanas no es una buena señal para su economía.  Y no olvidemos el manido tema de cuándo subirá la FED los tipos de interés, algo que “aterra” a las economías emergentes tendrán mayores dificultades para poder financiarse en el exterior, y no olvidemos que la mayoría se financian en dólares (una subida de tasas de interés haría revalorizarse el billete verde) y claro, juntando este hecho con que hablamos de economías en crisis y en recesión, pues tendríamos una tormenta perfecta.

El ser humano tiende a acostumbrarse muy fácilmente a lo bueno, se relaja creyendo que perdurará en el tiempo y cuando las cosas se giran no existe un plan de prevención y mucho menos de reacción, se desata el miedo, el pesimismo, los mercados reaccionan con virulencia y fuertes caídas, la volatilidad campa a sus anchas. Es un patrón humano que se repite una y otra vez a lo largo de los tiempos, y no será la última vez.

China era uno de los principales motores económicos a nivel mundial, creciendo a un doble dígito, pero el presente poco tiene que ver ya con aquello. Están inmersos en un cambio de paradigma económico en el que intentan potenciar el consumo interno y no depender tanto del exterior. Esto nos lleva a la devaluación del yuan, medida que por sí sola no será suficiente ni por asomo.

Por tanto, desde el punto de vista unitario y aislado, el tema de China no sería algo grave para nuestra economía, y de hecho no lo va a ser, pero otra cosa es la bolsa. Los mercados son globalizados, están interconectados y ello tiene su parte positiva y negativa, en este caso negativa, de ahí que el Ibex 35 se viese arrastrado inexorablemente junto con el resto de mercados europeos y norteamericanos.


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