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"Hable con sus hijos de dinero. La incultura resta mucho puntos de PIB…"

por La Carta de la Bolsa Hace 8 años
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"Hable con sus hijos de finanzas, de sexo, de dinero. Hable con sus hijos. El diálogo siempre es saludable. La incultura es la culpable de la merma de muchos puntos en el PIB nacional. La  población española adulta ha permanecido escolarizada casi 10 años de su vida, de media, frente a los cerca de 12 años que han pasado los habitantes de otros países de la OCDE. Lo dice un estudio del BBVA Research y la Fundación de Estudios de Economía Aplicada (Fedea), que nos sitúa a la cola en una lista de 22 estados de nuestro entorno (somos los penúltimos, por delante de Portugal) en tiempo de formación académica y que da muchas claves también sobre hasta qué punto la educación puede contribuir al desarrollo económico de un país. Los investigadores han calculado que cada año de escolarización adicional aumenta la productividad media en un 10%, supone aproximadamente un 30% más de renta per cápita y representa seis puntos menos en la tasa de paro. Los años de escolarización pueden explicar un 80% de la variación en el PIB por persona en edad de trabajar...", me dice un viejo lobo de mar de la Bolsa española que me envía el siguiente apunte:

En muchos hogares españoles, hablar de dinero sigue siendo tabú. Sin embargo, cada vez resulta más importante saber administrarlo de cara a satisfacer necesidades presentes y futuras, a “mirar por la peseta” como dicen las madres y abuelas. Glenn Kurlander, director del área de gestión patrimonial de Morgan Stanley, sabe que incluso entre sus clientes más top tienen problemas para inculcar a sus retoños el valor del dinero y la importancia de saber qué hacer con él. “Si nunca les hablamos a nuestros hijos de este tema, les estaremos enseñando que es algo que hay que temer”, le han comentado más de una vez. "Si esa es la lección que le damos a nuestros hijos, no les estamos poniendo en camino para formar una relación sana con su patrimonio”. Muchos clientes le han confiado a Kurlander que les gustaría abordar este tema con los más pequeños, pero no saben por dónde empezar. Para estos últimos, Kurlander ha elaborado un decálogo con consejos para ayudar a los niños a entender el valor del dinero, a conservarlo y a hacer que crezca a lo largo del tiempo.

1. El dinero es como el sexo

“Mamá, ¿de dónde vienen los niños?”. Seguro que más de una madre y un padre viven con miedo a que estas preguntas y otras más comprometidas les sean formuladas por sus hijos. Pero Kurlander recuerda que “justo como con los jóvenes y el sexo, en lo referente al dinero, los niños (de cualquier edad) saben más de lo que creemos que saben. Pero están confusos sobre lo que creen saber”. “Nuestros hijos no son idiotas, y muchos de ellos se hacen una idea. Y si no se la hacen, lo habrán oído de sus amigos que sí se lo han figurado o se lo han oído a sus padres”, añade. A esto se ha de añadir que ahora también pueden acudir a internet para resolver sus dudas, lo que hace que los niños de hoy puedan tener muchos más conocimientos sobre las posesiones de sus padres que los de generaciones anteriores. 

Kurlander hace hincapié en que, a pesar de la cantidad de información disponible, al no saber ponerla en contexto muchos niños se sienten confusos. El representante de Morgan Stanley recomienda tener esta primera enseñanza en mente a la hora de sentarse con los niños a hablar, pues cree que “debería ayudarnos a recuperarnos de nuestra desilusión de que podemos mantener a nuestros hijos a oscuras sobre lo que sea”. Pero también cree que puede ayudar a “definir una de las tareas que tenemos por delante: ayudar a los niños a crear un contexto en el que pueden situar su conocimiento, por lo que es de ayuda y fortalecedor, no peligroso o aterrador”. 

2. Piense antes de hablar

O explicado de otra manera, piense en sus propios valores antes de explicar a sus hijos cómo emplear el dinero. “Muchos padres pudientes tienen un sentido bastante claro de los valores que les gustaría que desarrollasen sus hijos respecto al dinero, pero pueden tener menos claros sus propios valores”, relata Kurlander. Se refiere por ejemplo a que una persona puede transmitir a su prole que el dinero no da la felicidad, pero si luego su propia vida está basada en consumir objetivos y servicios, los niños verán que el mensaje que les has transmitido no se corresponde con la realidad. 

El experto también recomienda reflexionar a los miembros de la pareja por su cuenta sobre estos valores y luego ponerlos en común para transmitir un mensaje único, coherente y sin fisuras. En el caso de que los padres se hayan divorciado y el niño esté en contacto con dos hogares distintos regidos por normas distintas, recomienda “hablar con franqueza del hecho de que hay valores distintas en cada casa, y explicar por qué hemos elegido los valores que tenemos nosotros”. 

3. Hablar, hablar y hablar todavía más

Kurlander se refiere específicamente a evitar que las finanzas se conviertan en un tema innombrable: “Hablar sobre dinero nos hace sentir a muchos de nosotros avergonzados, culpables, incluso abochornados. Pero cuando dejamos que el dinero se convierta en un tabú, no estamos asumiendo nuestra responsabilidad de preparar y educar”. El representante de Morgan Stanley muestra su convencimiento de que es importante hablar de dinero “no desde la perspectiva de cuánto tenemos, sino de lo que significa”. Aporta algunas preguntas clave que se deben plantear: “¿Qué responsabilidades, obligaciones y desafíos pueden venir junto con el patrimonio? ¿Cómo lo valoramos? ¿Cómo lo acumulamos, y qué aprendimos sobre el esfuerzo de acumulación? ¿Sería diferente si lo perdiéramos? Y lo más importante de todo, ¿qué queremos conseguir con él?”

4. Hable con ellos, no a ellos

Basándose en su propia experiencia con sus cuatro hijos, Kurlander afirma que “las conversaciones son mucho más efectivas que los sermones, y esto es especialmente verdadero cuando le hablamos a nuestros hijos de dinero”. Así, la clave es hacer que el niño se implique y pregunte. Asimismo, recuerda que se ha de hablar siempre al niño de acuerdo con su nivel de madurez. 

5. Responda a una pregunta con otra pregunta

“Más que darles simplemente a nuestros niños respuestas a preguntas, usualmente es más efectivo plantearles preguntas que les obliguen a generar sus propias respuestas”, indica Kurlander. 

6. Mantenga los pies lejos de la boca

El experto se refiere a tratar de comunicar el mensaje más claro posible, algo que parece mucho más fácil de hacer de lo que es en realidad. “Creo que esto es debido a que nuestras actitudes hacia el dinero son complejas. Una simple frase, con frecuencia reflexiva, no puede expresar toda la verdad. Como resultado, muchos de nosotros pronunciaremos una apreciación improvisada o casual sobre el dinero, frases que pueden no reflejar verdaderamente nuestras actitudes o que pueden tener una parte de verdad pero requerir notas a pie de página o calificaciones adicionales”, indica Kurlander. En resumidas cuentas, que pueda transmitirse involuntariamente un mensaje con doble sentido que enseñe algo distinto de lo pretendido.

7. Dé una paga a los niños

Glenn Kurlander afirma que la paga es uno de sus instrumentos favoritos, pues cree que para muchos niños es la primera experiencia que les obliga a tomar decisiones sobre su dinero: si gastarlo todo de una vez, si gastar una parte y guardar otra, si guardarlo todo para poder comprar más adelante algo de mayor valor… Por cierto, advierte que si la paga no se estira a lo largo de toda la semana, es contraproducente ayudar al niño con más dinero, pues eso mina la autoridad de los padres y el propósito de esta retribución. 

8. Invierta en ellos

Kurlander explica que muchos de sus clientes partieron de orígenes humildes y tuvieron que luchar y esforzarse para salir adelante hasta que alcanzaron el éxito. Esos mismos clientes valoran el esfuerzo y su recompensa, pero no quieren que sus hijos tengan que pasar por lo mismo. El consejo que da el experto en este punto consiste en una solución a medias: los padres pueden financiar parte de un gasto importante (comprar un coche, por ejemplo), previo cumplimiento de alguna condición (sacar buenas notas, ayudar en casa), y el resto lo tiene que aportar el menor. 

9. Dé ejemplo

“Si quiere que cale su mensaje, tiene que vivir sus valores, no sólo hablar de ellos. Si le enfatizamos a nuestros hijos lo importante que es devolver parte de lo ganado pero nunca nos implicamos en una actividad filantrópica, nuestros hijos dudarán de nuestras palabras”, indica el representante de Morgan Stanley. 

10. Nunca dé el asunto por acabado

“Hablar con niños sobre dinero no es algo que hagamos una vez. Es algo que tenemos que hacer repetidamente, una empresa que dura toda la vida”, concluye Kurlander. Lo explica con esta sencillez: “No dejamos de ser padres en ninguna otra esfera hasta que dejamos de existir”. En resumidas cuentas, recuerde todos estos consejos y aplíquelos una y otra vez.


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