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La dimisión de Monti como líder de la coalición de partidos (Elección Cívica) que a su vez forma parte de la coalición actual de Gobierno es una fase más en la actual crisis política progresiva italiana. ¿Una crisis recurrente? Así ha sido en el pasado, aunque siempre se han encontrado salidas (políticas) para mantener un gobierno. ¿Y gobernar?. Y todo esto con el colofón de los importantes enfrentamientos en la calle contra la austeridad.  

¿La razón de la dimisión de Monti? Discrepancias sobre el Presupuesto para 2014,  que ha apoyado su propio partido. El pedía más medidas, recortes de impuestos fundamentalmente, para favorecer el crecimiento. ¿Y la obligada disciplina fiscal? El eterno debate sobre la bondad de los recortes de impuestos para favorecer la recaudación. Esta dimisión, con la política fiscal de fondo, no es tan diferente al que en teoría motivó la amenaza no materializada de que el PDL retirase su apoyo al Gobierno Letta. La subida del IVA fue la excusa del partido de Berlusconi. El resultado fue la casi escisión del PDL, la expulsión de Berlusconi del Senado y una nueva batalla ganada por el Gobierno italiano. Pero también una nueva prueba de su fragilidad. ¿Puede realmente gobernar?. 

Finalmente la subida del IVA fue un hecho a principios de este mes. Con todo, probablemente insuficiente para cumplir los objetivos de déficit del 3.0 % del PIB este año. Y con el Presupuesto presentado, parece complicado que el próximo año el déficit se aparte mucho de esta cifra. La clave, como parece ser norma en estos momentos en muchos países europeos, será la fuerza de la recuperación. ¿Es factible confiar en un crecimiento nominal del 2.9 % el próximo año frente al dato negativo este ejercicio de medio punto? Como le ha podido ocurrir a Monti, la incertidumbre sobre el escenario macro es elevada. La incertidumbre sobre la intensidad del ajuste fiscal, probablemente mucho más. Pero, "Italia siempre ha tenido una elevada deuda sin apenas problemas"; esta afirmación que me hacía un inversor hace unos días ponía encima de la mesa las creencias de una parte del mercado que poco a poco se han convertido en normas. La otra probablemente también la conocen: "la economía italiana puede funcionar en un contexto de incertidumbre política". Esta última se ve respaldada con la duración media de poco más de un año de los diferentes gobiernos desde la Segunda Guerra Mundial. Con excepciones, como fueron los dos Gobiernos de Berlusconi. ¿Son el ejemplo a seguir o la excepción a la regla?.

 Pero la deuda pública puede superar este ejercicio más del 135 % del PIB. Y la debilidad del Gobierno para gobernar es clara, como se pondría de manifiesto si la presión del mercado se intensificara para exigir más medidas de ajuste. Hace uno días el propio Asmussen del ECB ponía en duda que el País pudiera ser beneficiado por el OMT si lo precisara. Pero no lo precisa. Aunque sí hay dos temas que pueden ser inquietantes en los próximos meses. El primero, la valoración de las agencias de rating de la deuda pública. Ya Moodys ha advertido de la debilidad política y de la falta de reformas estructurales. ¿Tiene sentido que el rating de la Agencia sea un escalón por encima de la deuda española? Probablemente no se trata tanto de elevar el rating de la segunda (aunque sí podríamos ver un cambio del outlook a neutral a corto plazo) como de igualarlo a la baja el de Italia. Pero, quizás, es la situación de la banca italiana la que genera más especulación en estos momentos. El último ejemplo ha sido e FMI, al ponerla como ejemplo de los temas pendientes de ajuste dentro de la banca europea. La morosidad del 7.2 % con ritmos de crecimiento por encima del 20 %; la elevada dependencia de la financiación del ECB, sólo con recortes marginales recientes; la elevada compra de papel del Tesoro, más del 75 % de la emisión neta en el año (ya fue el 100 % en 2012); el deterioro del crédito al sector privado. Sí, son muchas las similitudes con la banca de otros países periféricos. Pero con más potenciales sorpresas negativas en las pruebas de solvencia y resistencia del ECB a partir de primavera. ¿Qué esto les parece el largo plazo? Sí, todos parece que hemos decidido vivir el día a día.


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