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El nerviosismo del mercado ¿augura una recesión mundial?

por Carlos Montero Hace 9 años
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Un ambiente de temor se ha adueñado de los mercados financieros globales, aparentemente impulsado por algunos datos económicos decepcionantes de corto plazo. El crecimiento es desigual en la economía mundial, como lo ha sido desde la crisis financiera, y los datos económicos son volátiles por naturaleza. Pero no todos los datos han sido pesimistas y los mercados están optando por centrarse en los aspectos negativos.

En Europa, las ventas minoristas de agosto fueron positivas, mostrando la mayor tasa de crecimiento desde antes de la crisis - y las ventas de automóviles subieron un 6,1 por ciento en septiembre. Sin embargo, esta buena noticia se ha visto ensombrecida por la preocupación acerca de un conjunto monótono de cifras de producción industrial y recortes en las previsiones para la economía alemana.

En EE.UU., las ventas minoristas decepcionantes desencadenaron una fuerte corrección del mercado de valores el pasado miércoles, eclipsando otros datos más positivos - incluyendo una caída en la tasa de desempleo por debajo del 6 por ciento. La producción industrial de Estados Unidos de septiembre también fue mucho más fuerte de lo esperado.

Este enfoque negativo está coloreando la interpretación de otros datos económicos de todo el mundo, dice Andrew Sentance, asesor económico sénior de PwC y ex-miembro del consejo del Banco de Inglaterra. "En China, la debilidad de la producción industrial en agosto fue una importante fuente de preocupación el mes pasado y un fuerte repunte del comercio no ha ayudado a disipar las preocupaciones sobre el crecimiento.

Mientras tanto, las bajas tasas de inflación - en el Reino Unido, China y en toda Europa - están siendo interpretadas como un presagio potencial de deflación. Sin embargo, la deflación es el perro que se ha negado sistemáticamente a ladrar desde la crisis financiera.

El hecho de que las presiones en los precios de los alimentos y la energía se hayan suavizado debe apoyar el ingreso real y el crecimiento del gasto del consumidor. Esto ya es evidente en el Reino Unido y puede ayudar a otros países europeos. La inflación en Polonia, Suecia y España ya está cerca de cero o negativa. Sin embargo, estas economías están creciendo por encima de la media de la UE en la actualidad. La baja inflación o caída de los precios puede "atraer" el crecimiento económico, siempre y cuando no se convierta en una espiral deflacionaria - que todavía parece poco probable.

Nada de esto debe interpretarse en el sentido de que la economía mundial está en auge; ni mucho menos. El crecimiento global de acuerdo con la principal medida del Fondo Monetario Internacional fue del 3,3 por ciento en 2012 y 2013 y se prevé que sea aproximadamente el mismo este año. Esto está ligeramente por debajo del promedio del 3,5 por ciento del periodo 1980-2010.

Pero a pesar de un crecimiento decepcionante y desigual no estamos dirigiéndonos a una recesión mundial. De hecho, una serie de factores apoyan el crecimiento en las principales economías occidentales y sugieren que sería mejor en la segunda mitad de esta década que en la primera mitad.

El primer punto y el más obvio es que, con cada año que pasa, el impacto de la crisis financiera mundial se vuelve más distante, mientras que el proceso de reparación del sistema financiero y la recuperación de las finanzas de las familias avanza cada vez más.

Segundo, las finanzas públicas están entrando gradualmente a una posición más sostenible.

En tercer lugar, el ajuste de la oferta que permite a las economías encontrar nuevas fuentes de crecimiento en la "nueva normalidad" post-crisis está asentándose - al menos en las economías más flexibles.

Por último, los mercados laborales se han ajustado y vuelven a una posición normal en las economías más avanzadas. Se espera que el desempleo promedio del G7 esté por debajo del 6.5 por ciento en 2014, cayendo a un 6 por ciento en 2016.

Desde 1980, el desempleo G7 sólo ha estado por debajo del 6 por ciento en las postrimerías de los auges económicos de finales de 1980, finales de 1990 y mediados de los 2000.

La otra cara de esta moneda es que las tasas de interés deberían empezar a subir. Aunque los mercados han estado empujando a la baja la curva de rendimiento tras la reciente volatilidad, esto podría ser una fase temporal.

Las economías occidentales que están logrando un crecimiento sostenido - como el Reino Unido y los Estados Unidos - pronto tendrán que alejarse del mundo en el que el dinero es barato y abundante. Y parte del reciente ajuste en los mercados de acciones y materias primas puede ser un reflejo de esta nueva realidad."

 

Fuentes: Andrew Sentance, asesor económico sénior de PwC y ex-miembro del consejo del Banco de Inglaterra.


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