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La economía mundial comienza a parecerse a 1982

por Carlos Montero Hace 9 años
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La economía mundial está empezando a parecerse a la de 1982, un entorno deflacionario que llegó a su clímax con la crisis del peso mexicano de aquel verano y la intervención agresiva de la Reserva Federal. Aunque no tan fuerte como la de hace 22 años, está en marcha otro ataque de deflación (o "desinflación"). La mala noticia es: las autoridades de la Reserva Federal tan sólo lo están reconociendo lentamente. La buena noticia es: tienen tiempo para evitar sus consecuencias destructivas.

Los paralelismos entre 1982 y 2014 son inquietantemente similares, aunque las circunstancias son totalmente diferentes, comenta Paul Hoffmeister, economista jefe de Bretton Woods Research. “Durante el período previo en ambos años, el dólar se había estado fortaleciendo de manera significativa, después de una prolongada debilidad.

Esto se puede ver en el volátil comportamiento de los precios del oro durante los períodos 1977-1982 y 2009-2014. Ambos períodos se caracterizan por una gran debilidad del dólar (un fuerte aumento en los precios del oro), seguido por una gran fortaleza del dólar (un fuerte descenso en los precios del oro).

Entre 1977 y enero de 1980, el oro se recuperó desde 135 dólares hasta 850 dólares, luego volvió rápidamente a 457 dólares a finales de 1982. Entre 2009 y septiembre de 2011, el oro se recuperó desde 882 a 1.900. Durante los últimos tres años, el oro ha caído rápidamente; cotiza en torno a 1.245 dólares en los últimos días.

La devaluación del dólar a finales de 1970 fue impulsada, en parte, por las preocupaciones sobre la expansión del poder e influencia soviética en todo el mundo. Se llegó a un crescendo durante la última semana de 1979 con la invasión de Afganistán, temiendo que la Unión Soviética iba a flanquear a los Estados Unidos en el Golfo Pérsico. El capital huyó del papel moneda y el oro, el último refugio seguro.

En menos de un mes después de la invasión, el oro se recuperó desde 470 dólares a 850. La subida del oro se frenó cuando el presidente Carter comenzó a tomar medidas concretas para restaurar la Doctrina Truman, la política exterior estadounidense de contención soviética que había surgido tras la Segunda Guerra Mundial y que se había mantenido hasta el inicio de la administración Carter. El renacimiento de la Doctrina Truman y la política creíble de la limitación del dinero de la Fed, causó que el capital volviera al dólar y saliera del oro. A finales de 1982, los precios de los productos básicos se habían derrumbado, y el oro cotizaba a 457 dólares.

En los últimos años, la narrativa dólar ha sido totalmente diferente, aunque sus eventos asociados han tenido un efecto similar sobre el dólar. A finales de 2008, el dólar comenzó a debilitarse a medida que funcionarios de la Reserva Federal desarrollaban la perspectiva de la flexibilización cuantitativa, una estrategia que intencionalmente trató de imprimir nueva moneda para inflar la economía. Como la probabilidad de la flexibilización cuantitativa creció, el oro se recuperó rápidamente desde un mínimo de noviembre de 2008 de 712 dólares a 880 en el 31 de diciembre La expansión real del balance de la Fed durante el año 2009 impulsó al oro aún más alto.

En 2010, la ingeniería de devaluación del dólar de la Fed se vio agravada por la crisis de la deuda europea, que creó nuevas preocupaciones de que el euro se desintegraría. El capital se refugió en el euro y salió del papel moneda.

Desde una perspectiva económica a corto plazo, una desintegración del euro hubiera producido un terremoto para el comercio mundial, con Europa en el epicentro. La crisis económica podría haber paralizado las principales instituciones financieras, y amenazado su solvencia.

En medio de estos temores el oro alcanzó un récord de 1900 dólares en septiembre de 2011, momento en el que se hizo cada vez más claro que las medidas de la UE iban encaminadas a evitar cualquier default. Las acciones políticas  posteriores mantuvieron la integridad de la zona euro. El capital volvió a salir del oro volviendo a entrar en el dólar (también el euro).

A principios de 2013, se desvanecieron las preocupaciones sobre la moneda y la economía de Europa que provocaron una caída del oro a 1600 dólares, momento en el que la Fed dijo que pondría fin a la flexibilización cuantitativa lastrando aun más al oro e impulsando al dólar. Hoy, cerca del fin del programa de flexibilización cuantitativa de la Fed, el oro se sitúa en 1,245 dólares.

Durante una deflación, cuando el dólar se fortalece (descensos del oro) y el crecimiento se desacelera, los bonos son el activo más atractivo. El rendimiento del bono a 10 años de Estados Unidos, que se mueve en sentido inverso al precio,  bajó al 1,97% la semana pasada y la rentabilidad del bono alemán descendió al 0,71%.

Por otro lado, las materias primas se convierten en el activo menos atractivo. Los activos de riesgo prosperar en una economía inflacionaria, que es el escenario económico opuesto al que nos enfrentamos hoy en día.

El sector de los productos básicos está comenzando a sentir ese impacto. Los precios del petróleo han bajado aproximadamente un 25% a 82 dólares desde 107 en junio. Y, el índice de materias primas CRB ha bajado casi un 13%, con el trigo y el maíz retrocediendo un 16% y 23%, respectivamente.

Aquí subyace el peligro en el que tienen que centrarse los funcionarios de la Reserva Federal: la deflación del dólar y la desaceleración del crecimiento económico causan estragos en las economías, las industrias y las empresas productoras de materias primas, y crean el potencial para la crisis financiera.

El lento crecimiento y el período de deflación que comenzó en 1980 causaron una caída del petróleo del 20% en el verano de 1982 desde 38 dólares a 31 dólares. El gobierno de México había estado pidiendo prestado cuando el petróleo cotizaba a 35 dólares y por encima. Con los precios del petróleo desplomándose, el gobierno tuvo cada vez más difícil pagar sus deudas en dólares. En agosto de 1982, por temor a que las instituciones financieras estadounidenses sufrieran pérdidas irreparables por un default soberano de México, el presidente Volcker se vio obligado a comprar 3 mil millones de dólares en bonos en pesos mexicanos, que el gobierno mexicano utilizó para pagar a sus acreedores.

La monetización de la deuda de Volcker tuvo el efecto virtuoso de volver a inflar el dólar. El oro se catapultó desde un mínimo en agosto de 1982 de 333 dólares a 476 dólares a fin de año. Las acciones se dispararon hacia el final del año, subiendo un 43% desde su mínimo de agosto. La reactivación Volcker, junto con los recortes de impuestos de Reagan marcó sin duda el comienzo del Gran Giro Americano.

A pesar del final feliz, la experiencia fue dolorosa. En 1982, el S&P 500 cayó casi un 17% antes de la intervención de Volcker en agosto. Los EE.UU. sufrieron una recesión entre julio de 1981 y noviembre de 1982, el PIB se contrajo un 2,7% interanual en el tercer trimestre de 1982, y la industria de la agricultura de América fue una gran víctima de la caída de los precios de las commodities.

Volcker finalmente actuó para poner fin a la deflación, cuando se vio forzado. La lección de la crisis de la deuda del Peso es que las economías y los mercados financieros prefieren la estabilidad de la moneda, y una fuerza excesiva de la moneda, junto con una desaceleración del crecimiento es ruinosa para los productores relacionados con los productos básicos, las instituciones financieras expuestas, y la economía global.

Las presiones deflacionistas que existen en la actualidad son menos severas que en 1982. Por otra parte, la economía de hoy en día tiene una tasa impositiva total más baja y un menor coste de capital para poder aguantarse mejor. Sin embargo, la deflación actual está creando angustia económica y financiera subyacente.

Teniendo en cuenta que el oro se ha negociado en un rango entre 1200 y 1400 dólares, durante los últimos doce meses, las presiones deflacionarias de hoy no se han originado en una noche. Pero la reciente debilidad económica mundial se ha transformado rápidamente el entorno de mercado desde un "crecimiento deflacionario" a una "desaceleración deflacionaria." Como resultado, el debilitamiento de la economía magnifica ahora lo que antes era un descenso gradual de los precios.

Una crítica común de la Reserva Federal es que es reaccionaria, en lugar de proactiva. El grado en el que la Reserva Federal identifique y prevenga los males de su actual política determinará el grado del impacto financiero y económico futuro.

Un escenario positivo en el mercado en el corto plazo sería que las autoridades de la Reserva Federal se aseguren que el dólar no se fortalezca más, algo que a su vez ayudaría a sostener los precios de los productos básicos. Además, un nuevo control de las cámaras en el Congreso podría llevar a una nueva legislación de estímulos fiscales que, en lugar de apoyar el gasto para impulsar temporalmente la demanda económica, mejore los incentivos para los productores a tomar riesgos y hacer inversiones a largo plazo. Esto, a su vez, mejoraría el crecimiento económico estructural.”

Fuentes: Bretton Woods Research


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