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La definición parece sencilla: la desigualdad en la distribución de la renta. Y de la riqueza.  Luego, midamos la renta (o la riqueza) y veamos cómo se distribuye. Pero, ¿con o sin impuestos? Incluyendo aquí los diferentes tipos de impuestos, desde "progresivos" directos a los "regresivos" indirectos. Claro que, ¿y las transferencias y subsidios? Al final, a la distribución de la renta debemos unir la redistribución que hacen las autoridades para realmente tener una idea clara de la desigualdad social. Y les aseguro que no será fácil considerar toda esta información para tener ideas claras.

Con todo, sí es evidente que aumenta la desigualdad a nivel mundial. Y no sólo en los países desarrollados. Curiosamente ha sido Asia, dentro de ella en China, donde este aumento de la desigualdad ha sido mayor en los últimos años. Pero, si este aumento de la desigualdad se produce en un entorno de fuerte crecimiento quizás sea asumible. De nuevo, China puede ser un buen ejemplo. Aunque, el problema surgirá cuando el ritmo de crecimiento no compense los potenciales problemas derivados de la desigualdad. ¿Qué de qué hablo? Aquí tienen una pequeña lista:

1. la dificultad para que las clases más bajas y hasta la clase media puedan mejorar su formación (capital humano)
2. potencial inestabilidad política y menos margen de inversión públicas frente a transferencias
3. tensiones sociales con sus implicaciones políticas y de falta de visibilidad del escenario a medio plazo para las empresas

De hecho, se podría afirmar sin mucho riesgo de equivocarnos que a más desigualdad menos crecimiento. Y no me refiero al crecimiento a corto plazo; más bien al potencial de crecimiento. Lo contrario también es evidente, puesto que baja desigualdad social está correlacionada con un crecimiento más rápido y duradero. Con un alto nivel de redistribución, lo que no depende del nivel de renta del país en cuestión. ¿La redistribución puede herir al crecimiento? Los estudios empíricos muestran que sólo en casos extremos. Y estamos lejos de estas situaciones en este momento. ¿No están de acuerdo conmigo?.

Algunos indicadores de desigualdad, como sería el caso del Coeficiente de Gini, pueden dar una información limitada en situaciones como la actual. Desigualdad en la distribución de la renta y de la riqueza. Pero, ¿qué pasa con los extremos? En concreto, la importancia del 1 % de los que reciben mayor riqueza (y renta) en países como Estados Unidos y cómo pueden influir en la gestión política. Por tanto, no es sólo la desigualdad mayor o menor como el creciente peso de los extremos entre pobreza y riqueza. Y con dificultad para medirlos.  Pero sin duda han crecido en los últimos años de Crisis. No es algo muy tranquilizador a corto plazo. Pero creo que de esto ya se ha hablado (y se hablará) con famosos libros entre medias.

¿Qué por qué digo todo esto? Deben acostumbrarse a este tipo de análisis. Y es que muchos riesgos geopolíticos que ahora nos atenazan han tenido su origen en una distribución ineficiente de la renta y deficientes planes de redistribución. Todo esto no va a mejorar a corto plazo. De la misma forma, la prolongación de la debilidad económica tiende a acentuar los problemas generados por la desigualdad. El resultado lo podemos observar en tensiones sociales y en una respuesta política que va desde el populismo hasta la ruptura del equilibrio en los partidos políticos tradicionales. Es un escenario difícil si perteneces a una Unión Monetaria donde buena parte de su integración (política) está aún pendiente.

Naturalmente, siempre nos quedan los bancos centrales. Pero incluso su actuación puede formar parte de este debate futuro sobre los riesgos de la desigualdad. En este caso en términos de riqueza.


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