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¿Es un reflejo la baja volatilidad de la reciente estabilidad en las previsiones? Eso, además de una medida (o no, ya veremos) ambigüedad de los bancos centrales para anticipar el futuro de la política monetaria. Un consejero de la Fed decía el mismo lunes que quizás ha llegado el momento de no hablar tanto del momento en que suban los tipos. Vamos, que cuando sea pues será.

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Y es que nos olvidamos de que los mercados, todos los activos financieros, viven de expectativas. Un entorno dominado por la falta de visibilidad futura es positiva sin duda para el corto plazo, donde la especulación (momentum) y la presión de la elevada liquidez se combinan para obligar a asumir más riesgo del que sería normal en las carteras. De hecho, el sentido de lo que es o no normal queda distorsionado en un escenario de este tipo. En nuestro escenario.

Con todo, mantengamos el optimismo económico. Al menos a corto plazo, considerando este corto plazo los dos próximos años. En nuestro caso, mantenemos sin cambios nuestras previsiones de crecimiento mundial del 3.0 y del 3.5 % para los dos próximos ejercicios, frente al 2.5 % del año pasado. Relativa estabilidad en las previsiones de crecimiento de las economías desarrolladas (2.0/2.5 % respectivamente) y de las economías emergentes en conjunto (4.5/5.0 %). Pero debo admitir que con diferencias apreciables entre países. Por ejemplo, este mes hemos revisado a la baja el crecimiento previsto para Brasil y Chile, cuando lo hemos elevado en el caso de Turquía o Hungría.

Pero, ¿hasta qué punto es creíble esta mejora económica en un entorno de tanta inestabilidad como el actual? ¿quieren algunos ejemplos? Desde la debilidad mostrada por el comercio mundial en el caso de las economías emergentes, la fuerte debilidad observada en la economía norteamericana durante los primeros tres meses del año o las dudas que siguen generando las economías europeas y la china. Ya les entiendo: de nuevo, no debemos confundir el futuro incierto y el presente menor incierto por el protagonismo casi obsesivo de los bancos centrales. De hecho, donde esperamos más medidas expansivas en el caso del ECB o el BOJ. Quizás también en el caso de China. Pero, sin duda serán los anglosajones los potenciales detonantes para que la incertidumbre de largo plazo contagie al corto plazo. O, como yo lo veo, para que la inestabilidad financiera a corto plazo permita más estabilidad a medio y largo plazo.

No nos inquieta el riesgo de deflación, como pueden observar en el cuadro anterior. Pero, sí es evidente que en muchos países y áreas económicas el escenario de baja inflación es estructural. Como sería el caso de la zona EUR.

Como, como también pueden observar en este otro cuadro, tampoco esperamos una mejora clara en las cifras de deuda pública. Y tampoco en la deuda privada, comenzando por la acumulada por algunas economías emergentes como sería la propia China.

¿Y los mercados? Somos optimistas a medio plazo para las bolsas. Pero, muy disciplinados en las posiciones y “acompañados”  en lo posible de las medidas expansivas de los bancos centrales. Sí, las bolsas europeas y japonesa están entre nuestras preferidas.

Pero negativos hacia los mercados de renta fija y crédito: cuestión  de ser honestos con nuestras previsiones macro. Nosotros esperamos que el BOE comience a subir sus tipos de interés antes de final de año y que la Fed lo haga ya en la primera mitad del próximo ejercicio. Por último, seguimos prefiriendo al EUR frente al USD, y a este último frente a las monedas emergentes (la excepción podría ser el Yuan).


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