El IBI (impuesto de bienes inmuebles) es una de las principales arterias de los municipios, no en vano su recaudación supone casi el 50% de los recursos de los ayuntamientos. Así pues, este tributo es uno de los más importantes dentro de los considerados de ámbito local. Es un impuesto directo y de carácter local que grava la titularidad y los derechos reales que se posea sobre un bien inmueble, tanto si es urbano como si es rústico. El hecho imponible se asienta en la posesión de bienes inmuebles y dicha posesión se acredita con las titularidades que aparezcan en el Catastro.

Para determinar la base imponible del impuesto, lo que se hace es tomar el valor asignado por el catastro según las diversas valoraciones y actualizaciones que realice este organismo. Por último, decir que ha de ser pagado por la persona que, a fecha 1 de enero, sea titular de la vivienda, finca o local, y se declara una vez al año, todos los años. Su valor varía de municipio a municipio en función de su PIB o de los servicios prestados a los ciudadanos. Es decir, el impuesto que se paga por tener una casa en Sevilla no es el mismo que el que se paga en Madrid, por ejemplo.

Bien, hasta aquí una breve explicación de lo que es el IBI. Como podrán deducir, al ser el tributo local más importante de los ayuntamientos, se presta muy bien a ser incrementado continuamente en base a argumentos absurdos, todo sea para recaudar más dinero de los ciudadanos. Y aquí entra en escena la vivienda como eje principal y afán recaudatorio sin límites.

En efecto, comparen el año 2007 y el 2012, el incremento de la recaudación del IBI fue superior nada más y nada menos que al 50%. ¿Y esto cómo puede ser? Sencillo, los valores catastrales sobre los que se calcula el IBI fueron revisados al alza sin parar, de manera continua y sin pausa. Además, no olvidemos una cosa,  subir este tributo siempre presenta dos ventajas para las corporaciones locales:

- Por un lado, ya comentado, incrementa las vía de ingresos recaudatorios.

- Por otro lado, es un impuesto de difícil evasión, de manera que prácticamente todo el mundo paga.

Les comenté anteriormente que el IBI es diferente en cada lugar. Para que se hagan una idea, Lérida es el lugar más caro y Pamplona el más barato. Pues la diferencia entre ambos es de un 85%, casi nada. En líneas generales, los lugares con el IBI mayor son Lérida y Tarragona, seguidos de Melilla, Almería, Toledo, Ciudad Real, Soria, Murcia, Salamanca y Sevilla. Para encontrar el IBI más barato hay que irse a Pamplona, Vitoria, San Sebastián, Ceuta, Girona, Palencia, Lugo, Coruña, Bilbao y Palma de Mallorca. ¿Y las dos grandes ciudades de España? Pues Madrid está en el puesto 17 y Barcelona en el puesto 12.

Les aporto un dato cuanto menos curioso. Los guipuzcoanos que tengan una segunda vivienda en el territorio sin que nadie figure empadronado en ella recibirán una sorpresa en el IBI. Si el consistorio es gobernado por Bildu, el recibo tendrá un recargo entre el 100% y el 150%. En cambio, si quien gobierna es PNV o PSE la subida será entre un 0% y un 50%.

Como verán ustedes, tener una vivienda en propiedad es cada día una quimera mayor. Si ya de por sí poder adquirirla es complicado (elevada tasa de desempleo y poco trabajo estable que impide que los bancos concedan una hipoteca), mantenerla es toda una proeza para muchas familias, sumen el seguro de la vivienda, la tasa de basura, la comunidad, el IBI… Para que luego vengan unos iluminati diciendo que hay que expropiar las casas que estén vacías.