En esta vida es importante tener los pies en el suelo y saber diferenciar bien entre lo que se quiere y lo que se puede, en una palabra, ser realista. No es una buena opción practicar discursos populistas dentro de un contexto de crisis económica, ya que si bien es cierto que calará profundamente en la sociedad, no es en absoluto viable. En una palabra, no se puede prometer lo que no se puede.

Claro que hay cosas en el programa de Podemos que me gustan (otras sencillamente me parecen una aberración), pero la palabra clave aquí es utopía. Repasemos algunos de sus puntos:

- Expropiar viviendas que estén vacías, es decir, que no viva nadie o no estén alquiladas. Empezamos a meternos dentro de la espera privada, de la propiedad privada, y eso siempre es muy delicado. Imaginen las personas que han tenido malas experiencias alquilando su vivienda, que les han dejado la casa destrozada, o bien que no les han pagado lo que le debían. Como es lógico, no querrán volver a alquilar sus casas, pero si no lo hacen el Estado se las podría expropiar sin darles nada a cambio. Mal asunto si nos tienen que decir qué debemos de hacer con nuestras viviendas que han sido pagadas religiosamente con la hipoteca y todo el mantenimiento que suponen (IBI, seguro, reformas, tasa basuras, etc).

O bien sencillamente que la vivienda se quiere reservar para los hijos, para que puedan dentro de unos años tener un lugar donde vivir y emanciparse.

- Todos los políticos, incluido el presidente del Gobierno tendrían un sueldo que sería el salario medio de España (23.000 euros anuales). Este tema es discutible, no tiene por qué parecerme mal, pero ahora les hago yo la siguiente reflexión: ¿creen ustedes que personas capacitadas, con muchos conocimientos, van a dejar el ámbito privado o el público para dedicarse a la política? Es decir, la presión, estar expuestos al escarnio público, dejar de ganar más dinero en el sector privado o en el público (por ejemplo abogados del Estado), no son alicientes. Se correría el peligro de que en la política tuviésemos personas que no dan un palo al agua o sencillamente personas que nunca se han dedicado a otra cosa, personas que entran en las nuevas generaciones de un partido político, que nunca han tenido una experiencia laboral, y van escalando dentro del organigrama (ya sabemos cómo, no precisamente por méritos, sino a dedo).

- Dación en pago retroactiva. Miren, esto es sencillamente una aberración. ¿Saben qué sucedería? El colapso literal del sistema bancario y financiero. Y claro, como más adelante comentaré, como quieren también dejar de pagar la deuda, Europa no prestaría dinero para salvar el sistema, con lo que volveríamos a la edad media.

- Permitirían la “okupación’” en una circunstancia concreta, cuando son personas necesitadas que ‘”okupan’” casas vacías de bancos rescatados. En principio este planteamiento me parecería bien.

- Paralizaría los desahucios de los primeros hogares. Habría que matizar muchas cosas importantes al respecto, pero me parece correcto.

- Desaparecerían las empresas de trabajo temporal y los colegios concertados. En el primer caso, parece que queremos todo o nada, y la realidad no es así. En el peor de los casos es preferible tener un trabajo temporal a no tener nada de nada. En el segundo de los casos, va sobre gustos.

- Permitirían el referéndum de independencia en Cataluña (y como consecuencia de ello también el del País Vasco). Mal empezamos si en el programa se contemplan cuestiones que van en contra de la Constitución. Dirán ellos, pues se cambia la Carta Magna. Y les diré yo que adelante, pero siguiendo la legalidad, es decir, el propio mecanismo que recoge la Constitución para ello, es decir, una serie de mayoría cualificadas. Dirán ellos que no es justo porque a día de hoy el PP y el PSOE con decir no a la modificación se cierra todo el tema (ya que tendrían la mayoría necesaria cualificada). Les diré yo, pues se siente, es lo que tiene la democracia, que se hace lo que diga la mayoría, y estos dos partidos tienen prácticamente el 90% de representación en el Congreso de los Diputados porque así lo quisieron los españoles en las últimas elecciones generales.

- Darían una renta básica a todo ciudadano solo por el mero hecho de serlo. Haciendo números la cantidad es desorbitada, sencillamente inviable. Demagogia y populismo exacerbado.

- Recuperación del Impuesto de Patrimonio. Es un impuesto desfasado, carca, sin sentido, Basta ver que en Europa apenas existe. Y lo peor es que no grava a los ricos, sino a casi cualquiera que tenga 2 casas.

- Aplicar la Tasa Tobin. Es una aberración. En un artículo expliqué detenidamente por qué, aquí les dejo el enlace

- Recuperación del control público en los sectores estratégicos de la economía: telecomunicaciones, energía, alimentación, transporte, sanitario, farmacéutico y educativo. Uff, eso me suena y mucho a Venezuela y Bolivia.

- Prohibición de despidos en empresas con beneficios. Convendría recordar que la función principal de las empresas no es generar empleo, sino crear riqueza, y que por mucho dinero que gane una empresa, es lícito que si puede reducir costes a la vez que mantiene su nivel producción, lo haga. Una empresa privada ha de tener libertad a la hora de gestionar sus recursos, incluyendo los humanos (los trabajadores).

Dos consecuencias de esta medida. Por un lado se desincentiva a los empresarios para contratar trabajadores. Por otro lado, olvidémonos de que vengan empresas extranjeras a invertir en nuestro país.

- Se deja de pagar la deuda. Muy bien, gran idea, olvídense de que nadie invierta en nuestro país y tendríamos un éxodo de empresas. Recordemos que adiós a los mercados donde nos financiamos, al lanzar el mensaje de que somos así de “chulos”, a ver quién es el valiente que apuesta por nosotros.

Como pueden comprobar, la mayoría de las cosas son muy bonitas, pero irrealizables y con consecuencias devastadoras. La pregunta que me surge al respecto es la siguiente: ¿acaso pecan de desconocimiento o bien piensan realmente que es lo mejor y están convencidos de llevarlo a cabo? En el primer caso me parecería una negligencia, en el segundo sencillamente una revolución sin pies ni cabezas.